Franco se acercó y la besó, ella respondió el beso con pasión, ambos cuerpos se necesitaban. Él la recostó con delicadeza en la cama, ella sonríe mirándolo fijamente a sus ojos. Los besos continuaron, las respiraciones se agitaron. – Te necesito- le dijo Regina al oído. Franco con su pulgar le acaricio los labios y lo deslizó hasta su cuello, de nuevo acerca sus labios y la besa desenfrenadamente, su mano levantaba la blusa de Regina, Franco detiene sus besos y apoya su frente en el hombro de Regina, ella abre sus ojos.Regina: ¿Qué sucede?
Franco: No debemos. – Él se levanta y Regina se incorpora.
Regina: Tienes... - Su respiración agitada – tienes razón. Perdón.
Franco: Ya vengo, voy a darme una ducha.
Regina se acuesta de nuevo en la cama, su mirada se centra en el techo de la habitación. Franco entra al baño y abre la ducha fría, deja caer el agua sobre su cuerpo tensionado.
Franco: ¿por qué me haces esto Regina? – Dijo en voz baja.
Ella por su parte se levanta y se dirige a la cocina con mucho cuidado.Clara: Señora ¿está bien?
Regina: Si, ¿por qué lo dices?
Clara: Es que se ve como nerviosa.
Regina: Clara, ¿Cuánto debo esperar para tener relaciones?
Clara: Depende de lo que le diga el médico, él fue el que la examinó.
Regina: Pero más o menos.
Clara: Señora entiendo lo que quiere preguntar, pero si usted se siente bien pues...
Franco: Mi Amor, voy a salir a caminar. – Ella asintió. Se le acerca para darle un beso.
Regina: ¿Me perdonas?- Le dijo murmurando. Él sonríe.
Franco: Perdóname tu a mí. Solo quiero el bienestar de ustedes dos.
Regina: Te amo. Ve, Camina, relájate.Franco salió y Clara se acerca a Regina.
Clara: El Señor Franco es un gran hombre.
Regina: Si Clara, lo amo con todas mis fuerzas. Pero...
Clara: ¿Pero qué?
Regina: Esta situación es difícil para él.
Clara: No Señora. Cuando el amor está sobre todo esto se hace llevadero. ¿O No recuerda cuando usted se vino para acá y el señor no sabía usted donde estaba?
Regina: Si, si lo recuerdo. Clara, por Dios, Franco es hombre y pudo buscar refugio en otra mujer. ¿Qué tal y haga lo mismo?
Clara: Señora, ¿segura? Ese hombre se ve que la ama. Y Perdón por lo que le voy a decir, pero uno de mujer sabe cuándo un hombre ha estado esperando por... bueno usted me entiende.
Regina: ¡Clara!
Clara: Dígame si no es así.
Regina: Bueno sí. Pero fueron meses.
Clara: Señora...
Regina: Tienes Razón. Cuando Franco llegó a Colombia y me vio fue... ¡Bueno ya!
Clara: ¡¡Vio!! Ahora dígame ¿cree usted que buscará refugio?
Regina: Ehh No. Gracias Clara. Gracias por tus palabras.Franco caminó por una de las calles cerca a la casa, llegó a un parque donde se sentó unos minutos. Observó su muñeca y allí la pulsera con la que prometió a Regina serle fiel.
Franco: Te lo prometí mi amor. Prometí estar siempre cerca de ti. Debo cuidar de ti, de nuestro hijo.
Regina está leyendo en su habitación. Leía pero uno de los recuerdo llega a su mente. Aquel momento cuando se reencontraron.- "No sabes cuánto te he extrañado"- las palabras de Franco mientras le hacia el amor aquella vez la hicieron sonreír.
Regina: Es cierto, Clara tenía razón. – Cerró sus ojos – Aquella vez me hiciste tuya mostrándome lo mucho que me extrañaste. Aquel salón fue testigo de nuestro amor.- Acarició sus labios.
Franco: ¿En qué piensas?
Regina: ¡Franco! No te sentí llegar.
Franco: ¿Estás bien?
Regina: Si, ¿por qué lo dices?
Franco: Clara me acaba de decir que el médico llegó. Dime ¿estás bien?