Final Parte II

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Franco: Aquí.

Enfermera: Su hija ya nació, puede pasar a verlas.

Franco: ¿Mi Hija? ¡Es niña!

Esteban: Entra Bro... Ve a conocer a tu mujercita.

Franco entró, Regina tenía cargada a la pequeña en brazos.Franco: Es hermosa. Es, es... es un ángel.

Regina: Es niña, dijiste que le pondrías tú el nombre.

Franco: ¡Julieta!

Regina: Como Romeo y...

Franco: No, Julietta por ser fuerte como tú, por mantenerse firme, porque su raíz es la fortaleza de su vida, porque demostrará, al igual que su madre ser una mujer luchadora, emprendedora, de raíces fuertes, Julietta por su significado. – Las lágrimas recorrieron el rostro de Regina, esas palabras le habían llegado al alma.

Regina: Mi Julietta Santoro Olivares.

Franco: Mis mujeres hermosas.


Franco salió con Julietta en brazos, una hermosa bebé de piel blanca y cabello negro

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Franco salió con Julietta en brazos, una hermosa bebé de piel blanca y cabello negro.Franco: Les presentó a mi Julietta.

Victoria: ¡Que hermoso nombre!

Franco: Como ella.

Victoria: ¿Mi hija cómo está?

Franco: Se quedó dormida, algo cansada. Me traje a esta pequeña para que la conocieran, nació muy fuerte.

Gilma: ¿Puedo cargarla?

Franco: Claro Mamá, toma. – La descargó en los brazos de su madre, ella sonrió al recibir a su nieta, con Marco no había tenido este privilegio.

Gilma: Tus hijos son hermosos. Mis nietos son maravillosos.

Paula: ¿Se imaginan cuando Marco la conozca?

Esteban: Debe estar ansioso así como Papá allá en la hacienda esperando que lleguemos con esta preciosura.

Franco entró de nuevo a la habitación, Regina continuaba dormida, le dio un tierno beso en la frente, ahí se quedó contemplándola por unos segundos.

Franco: Y pensar que aquella hermosa mujer que un día vi en el balcón, hoy está aquí regalándome inmensa felicidad. No mi Mujer bonita, no imagine que todo esto tan maravillosa se lograría vivir. Tus ojos, tu boca, tú, toda tú, te convertiste en mi Promesa, porque te prometí que no iba dejar de luchar jamás, Que si amenazaba la soledad iba abrazarte a mí, Que no iba a dejarte de amar, y aquí estoy amándote, para estar siempre cerca de Ti. – Regina abrió lentamente sus ojos, y lo tomó de la mano.

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