LXXX- Final Parte I

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Javier: No hermosura, no lo digas así, así suena como si fuera un chantaje.

Regina: ¿Y es que no lo es?

Javier: No, no lo es. Quiero hacerte mía a cambio de nada.

Regina: ¡Me tienes encerrada! ¡Por Dios!

Javier: Está bien. Una noche y obtendrás tu libertad.

Regina: ¿Cómo sé que no reaparecerás en mi vida?- El silencio se apoderó del lugar. – ¡Dímelo!

Javier: Al tenerte entre mis brazos y estar dentro de tu cuerpo sabré que mi sed ha sido saciada.


Esteban: ¿Sabes dónde vive?

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Esteban: ¿Sabes dónde vive?

Franco: Creo, en el contrato debe estar. Vamos a mi apartamento.

Regina: Eso no me asegura nada. – Javier pasa un trago de Whiskey, ella observa cada maniobra. – si me entrego a ti y luego no me dejas ir, ¿qué?

Javier: Eres muy segura de tu derroche de sensualidad.

Regina: En parte, sino ¿cómo crees que tenía a tres hombres a mis pies?

Javier: Lo dices por Patricio, Franco y...

Regina: ¡y Tú! Imagínate que te tengo a mis pies sin haber probado de mi derroche, como tú lo llamas, ¡cómo será cuando lo pruebes!

Javier: ¿Eso quiere decir que aceptas mi propuesta?

Regina: No Javier, esto quiere decir, que aún no sé qué pierdo si no acepto.

Javier: Tu familia. – Ella quedó en silencio, Javier se le acerca lentamente para besarla pero ella esquiva su acción, de esta manera el beso se lo da en el hombro, luego en el cuello, Regina meditaba en cómo podría salir de ahí antes de convertirse en un juguete para Javier.

Regina: ¡Espera! Toma otro trago, - le dijo mientras extendía la copa- Brindemos, lo haré con agua. – Javier sonrió. Quería alargar el tiempo y no encontraba maneras. – Por una excelente noche.

Javier: Lo será. Se ve que eres exquisita. – Regina trató de sonreír aun cuando el comentario le causó desagrado.

Regina: Gracias. Solo espero que seas lo más delicado posible, recuerda que estoy embarazada.

Javier: Tranquila, que así será. – La tomó de las caderas y la atrajo hacia él. – solo déjate complacer. – La recostó lentamente en el sofá, y de nuevo le besó el cuello, manoseando sus piernas.

Franco: ¡Es ahí!

Esteban: Pero no tiene seguridad.

Franco: El muy imbécil no pensaba que daríamos con él. Llama a la policía por favor. Entraré por mi mujer.Regina: ¡Javier espera! – Javier no se detenía. - ¡Javier! ¡Javier!

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