— ¿Y qué hace un sujeto como tú en este rincón del mundo? —Le preguntó la periodista en un impecable inglés. Mientras leía sentado solo junto a las largas mesas del comedor del campamento Speicher, Kahler la miró de reojo con desconfianza.
—Lo mismo que usted, señorita; hago mi trabajo —Replicó para luego volver su vista al libro.
— ¿Y podrías decirme de qué se trata tu trabajo? —Preguntó ella sentándose en frente.
—Lo siento, pero mi compañía me prohíbe brindar declaraciones a la prensa —respondió fríamente Jo, esta vez sin siquiera levantar su mirada del libro.
—Esto no es una entrevista. Te estoy preguntando porque realmente siento la curiosidad. ¿Acaso no sueles tener conversaciones normales con las personas?
—No. Y mucho menos con periodistas.
—Pues en tu lugar, pondría en práctica eso que se llama sociabilidad. No le hace mal a nadie hablar un poco, ¿sabes?
—Bueno, eso depende.
— ¿Depende, de qué?
—De sí luego escribes todo lo que hablamos y lo cuelgas en una noticia sin mi consentimiento para ganar más dinero.
—Ya te dije que esto no es una entrevista. Mira, no tengo micrófono, ¿ves? —Dijo mostrando las palmas de su mano—. Tampoco llevo grabadora encima. Si luego tuviera que escribir una nota acerca de mi conversación contigo, tendría que tener una memoria de elefante...
—O la imaginación de Tolkien...
—No entiendo. ¿Qué tiene que ver eso?
— ¿Acaso me vas a decir que nunca improvisaste partes de una nota?
— ¡Ja! ¿Improvisar? ¿Crees que inventamos los hechos?
—Algunos.
— ¡Ah, sí claro! Déjame adivinar: ¿eres de los que cree que las grandes compañías de medios solo mienten y desinforman, verdad? ¿Piensas que la gente es muy estúpida y se deja llevar como ovejas por cadenas de noticias como Fox, CNN y BBC, no? Ya sé perfectamente qué tipo de hombre eres, "señor misterioso". Y adivina qué, no eres el único; es más, pareciera que hoy el mundo está superpoblado por los de tu clase.
— ¿Por los de mi clase?
—Sí, por los de tu clase. Conspiranoicos estúpidos que creen que el mundo está gobernado por "fuerzas oscuras".
—Antisocial, mercenario, conspiranoico, estúpido... ¿Algún prejuicio más, señorita?
—Solo estoy haciéndote hablar. Y veo que si logro fastidiarte, por lo menos respondes.
— ¿Está usted segura que soy yo quien debe trabajar en la sociabilidad? —Cuestionó Jo, y Lucía se quedó sin palabras. Aunque solo por un instante.
—Por lo menos trato de mantener una conversación...
— ¿Quieres una conversación? —Preguntó Jo y de repente cerró su libro—. Bien. Tengamos una. Pero no quiero preguntas sobre mi trabajo.
—Está bien... está bien... No preguntaré sobre tu trabajo si tanto te molesta. ¿De dónde eres?
—Alemania, Frankfurt —Mintió parcialmente Kahler.
—No pareces alemán.
—Eso es racista, señorita.
—No seas bravucón. Lo digo por tu acento inglés, no por tu aspecto físico. Los alemanes hablan con una horrible acentuación.
— ¿Acaso está poniendo en duda mi origen, señorita? ¿Qué ganaría con mentirle?
—No lo sé, dímelo tú.
—Es usted desconfiada por naturaleza...
—Soy periodista.
—No me diga... ¿Qué hay de usted? ¿Dónde nació?
—Puedes decirme Lucía —Interrumpió ella.
—Está bien. ¿De dónde eres, Lucía? —Preguntó Kahler fingiendo no saber la respuesta.
—Argentina.
— ¿Buenos Aires, Córdoba, Mendoza?
—Rosario. ¿Cómo es que conoces tantas ciudades? ¿Has estado en Argentina?
—No, jamás. Solo lo sé... —Mintió Jo y trató de despachar la respuesta—. Debo haberlo leído en algún libro.
— ¿Lees mucho, verdad?
—Cuando puedo hacerme un tiempo; sí, me gusta.
— ¿Y qué piensas sobre esto?
— ¿Sobre qué?
— ¡Vamos! Sobre todo esto, sobre este conflicto en Medio Oriente, sobre la Guerra Civil en Siria y todo el caos de refugiados, terroristas y bombas.
—Bueno, no es muy diferente a lo que históricamente vino sucediendo en estos territorios...
— ¿Qué opinión te merecen los yihadistas?
—Son terroristas, no mucho más que eso.
— ¿Y los kurdos?
—No son ningunos ángeles, pero aun así son mejores que los yihadistas.
— ¿En qué sentido? ¿Pagan bien?
—Espera, espera... Ya veo por dónde quieres ir, pero desde ya te digo: no vas a lograrlo. No me vas a hacer hablar de mi trabajo...
—Solo estamos conversando —Se abrió de brazos Lucía con una distinguible mirada perspicaz.
—No. Quieres recabar información, me estás haciendo muchas preguntas y ya te dije que no quiero una entrevista —Lanzó Kahler fingiendo fastidio.
— ¡Kahler! —Escuchó que lo llamaban desde la puerta del comedor. Era Nicholai—. ¡Capitán Kahler!
— ¡Aquí estoy! —Lo llamó Jo luego de levantar su mano—. ¿Qué sucede?
—Es el General. Ha convocado una reunión de oficiales urgente. Acompáñame.
—Gracias a Dios —Murmuró el mercenario poniéndose de pie frente a la periodista—. Mi trabajo me llama, Lucía. Pero... antes de irme, ¿podría darte un consejo?
—Te escucho.
—Tómate un descanso del tuyo... No es sano estar trabajando las 24 horas del día.
—Te dije que no fue una entrevista...
— ¡Kahler!
— ¡Voy!
ESTÁS LEYENDO
OPERACIÓN TEMPESTAD #Wattys2016
Akční"El hombre jamás podrá saltar fuera de su sombra". Proverbio árabe. Joachim Kahler es un contratista militar privado que alguna vez supo pertenecer a un ejército profesional. Sin embargo, su tormentosa vida lo fue llevando por caminos oscuros hasta...