EPÍLOGO

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Hay quienes sostienen que después del 1 de noviembre, el temerario Lobo Negro, Husaam Al-Gazali, retiró su poderoso ejército de Kobane temiendo que los regimientos de Aziz lo destrocen en mil pedazos. Otros, creen que el genio líder yihadista retiró su ejército no por miedo a los peshmergas kurdos, sino más bien por miedo a la propia traición de los altos mandos del Califato. Entienden entonces que Husaam, desconfiado como pocos, se replegó junto a sus tropas al centro de Siria, para intentar retener el máximo poder posible con sus fieles Guerreros de su lado. Lo cierto es que por los siguientes meses nadie supo más de él. Aquel Lobo Negro, así como emergió con velocidad entre los líderes del Estado Islámico, volvió a desaparecer en penumbras hasta que su nombre fue solo un recuerdo de algunas grandes batallas. Quizás, con su espíritu cansado se retiró de la guerra. O tal vez, volvió a su guarida del Lobo para recobrar energías y así algún buen día, poder volver al mando de otro ejército temerario.

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Cuando Myros Sefakis arribó al Cuartel General de la contratista Typhoon en Bélgica, se reunió con el General Sandford y lo puso al tanto de lo ocurrido. El griego cobró su cuantioso contrato y siguió en servicio para la compañía. En cuanto a Sandford, se puede decir que el General dudó algunos días si rescindir el contrato de sus agentes que para entonces se habían quedado combatiendo en Siria. Pero finalmente lo hizo. Cuando el departamento de legales de la compañía le advirtió sobre posibles consecuencias, como tales: el caso de que los agentes caigan en combate fuera de servicio, el General Sandford rescindió el contrato del norteamericano Warlock, el canadiense Blake Campbell, el colombiano Alexander Ramírez, el ruso Lyov Zhukovsky y el del sin nacionalidad: Capitán Joachim Kahler. Le dolió rescindir de los servicios de tan exitosos contratistas, pero lo hizo. No tuvo opción.

Los cuerpos de Warlock y el Doc, fueron cremados en el mismo sitio donde se formalizó la cremación de Nicholai Bashili, en Kobane. Sus cenizas fueron enviadas a sus familiares en vida bajo costos del Gobierno Regional del Kurdistán, junto a una carta de agradecimiento por el enorme servicio que aquellos "ciudadanos del mundo" habían prestado a la causa kurda.

¿Y qué hay de los sobrevivientes? Bueno, sus destinos no fueron tan disímiles. Alex Ramírez fue contratado por el Kurdistán para formar una unidad peshmerga de "brecheros" o expertos en explosivos. Su locura sería contagiada a otros novatos a través de su conocimiento en la materia.

En cuanto a Lyov Zhukovsky, su destino ya estaba enmarcado en el momento que conoció a la guerrillera Rehana. El día que ella logró dejar atrás su lenta recuperación, Lyov siguió sus pasos tal como aquella historia de amor había comenzado; desde las alturas, el ángel de la guarda continuaría custodiando a la mujer de sus sueños. El ruso se sumó a una unidad de milicianos del YPG y siguió combatiendo a los yihadistas en otros rincones de La Rojava. Pero siempre, junto a Rehana.

Lyudmila fue ascendida a comandante de las brigadas del YPJ femeninas. Bajo su tutela comenzó a formar guerrilleras que pronto serían destinadas al combate contra el Estado Islámico. Su nombre y su experiencia, ya eran parte de un mito que se esparcía entre rumores por las filas kurdas. Sin dudas que le esperaba un gran futuro.

En cuanto a nuestro viejo Coronel kurdo, el Gobierno Regional del Kurdistán le concedió la oportunidad de retirarse en honores. Pero Abu Nasih, obstinado y terco por naturaleza, se negó. Aun así, se tomó un mes de receso que destinó en un viaje a Beirut para reencontrarse con su familia. No pasó mucho tiempo, que el viejo Coronel retornó a sus filas para hacerse cargo directo de la Operación Tempestad.

¿Y qué sucedió con nuestro mercenario? Sin trabajo y sin nacionalidad, una vez más su vida se encontraba en una encrucijada. Pero tras su esfuerzo inhumano, la cosecha finalmente llegó: Joachim Kahler fue gratificado recibiendo la ciudadanía kurda y fue bautizado Protector de la Ciudad de Kobane. Pero no solo eso, antes de que el viejo Coronel se tomara el pase libre, envió una petición al Gobierno Regional del Kurdistán solicitando la afiliación del Capitán Joachim Kahler a los cuerpos de infantería peshmerga. El requerimiento no tardó en ser aceptado. Y nuestro Kahler terminó meses luego al mando de un batallón peshmerga, el cual se posicionó como punta de flecha de la Operación Tempestad.

Algunos dicen que el día que el Estado turco reabrió las fronteras permitiendo el pase de refuerzos peshmergas para salvar Kobane, ocurrió gracias al escándalo internacional que ocasionó una misteriosa carta publicada en casi todos los diarios del mundo. La misiva había sido firmada por una corresponsal de SIAT. Y a ella, adhirieron varios diplomáticos del mundo junto a presidentes de naciones importantes; fueron estos últimos quienes instaron a Turquía para que reabra el paso fronterizo. Pero esos, fueron solo rumores de la prensa.

Lo que sí es cierto, es que nuestra corresponsal de SIAT, Lucía Sánchez Novoa, recibió numerosas ofertas laborales de distintos medios prestigiosos del mundo. Por aquel entonces, ya era una importante periodista destacada del rubro y se encaminaba a recibir el premio Pulitzer del año. La rubia no aceptó ninguna oferta. Siguió trabajando para SIAT con el mismo equipo y en el mismo lugar: la Guerra Civil estaba lejos de terminar. Nadie supo el porqué de sus motivaciones para continuar trabajando en la misma empresa de medios. Quizás fuera porque de esa forma, Lucía tenía garantizado su trabajo en aquel rincón del mundo, en aquel rincón muy cerca de alguien. Muy cerca de ese misterioso mercenario...

~~FIN~~


OPERACIÓN TEMPESTAD  #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora