XIV. ÁNGEL DE LA GUARDA

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— ¡Capitán, le solicito refuerzos en el ala oeste! ¡Mis hombres comunican que la situación es insostenible en ese sector! —Sonó la voz de Lyudmila por el radio que sostenía Kahler en su mano.

Jo se acercó a la ventana que daba vista hacia el extremo oeste de la línea. Desde el recinto de aquel tercer piso del puesto de observación, direccionó sus binoculares hacia el sector comprometido. Los milicianos respondían precariamente el fuego enemigo desde dos casetas que estaban siendo avasalladas a disparos. Un grupo de al menos diez yihadistas había logrado tomar una de las viviendas frente a la línea, y desde allí diezmaban en furiosas descargas a los milicianos de Lyudmila. El mercenario no tardó en maldecir por lo bajo. A su lado, Nicholai le devolvió una mirada cargada de tensión.
—Si logran abrir brecha por ese lugar, tendremos que girar la línea. Y no creo que eso...
—Lo sé —Masculló Kahler tensionado—. Ponte al mando de la reserva y dirige una columna hacia el ala oeste.
— ¿Ahora?
—Ahora —Sentenció fríamente Jo y acercó el Handy a su boca para responderle a Lyudmila—. Los refuerzos van en camino, cuiden sus disparos ante posible fuego amigo.
—Recibido, señor.

Kahler caminó unos pasos por el recinto hasta abandonarlo en dirección a la puerta de la terraza. En cuanto la abrió, se encontró con la mirada de Lyov Zhukovski. El ruso yacía apostado con su rifle a la altura del parapeto de aquel puesto de observación. Las palabras de Kahler hacia él, fueron terminantes antes de volverse al interior.
—Sector ala oeste. Una vivienda. A tus 2. Los quiero muertos, en cinco minutos.

Luego de levantarle el pulgar, el ruso se puso manos a la obra. Deslizó su rifle lentamente hacia la posición indicada. Buscó la vivienda que le había señalado el Capitán. Sobre una de las esquinas, desde el interior de una edificación de una planta, asomaban algunos AK47 muy eventualmente abriendo fuego por las ventanas. Encontró el objetivo. Lento y suave. Suave y lento. Lyov, respiró serenamente. A través de su mira, analizó las sombras, los reflejos, los fogueos emitidos por fusiles. Se armó de paciencia tratando de encontrar el momento preciso. El viento adecuado. La dirección correcta. El blanco perfecto.

Tan solo treinta segundos después y por primera vez, el gatillo de su rifle M82 se accionó con delicadeza. Un certero disparo encontró penetración sobre las costillas de un yihadista. Resultado: muerte inmediata. El ruso deslizó nuevamente su rifle con total sigilo. Jugó un instante con el palillo de escarbadientes que reposaba en su labio. Volvió a evocar un suspiro y jaló del gatillo nuevamente. Un segundo proyectil le perforó la cabeza a otro yihadista. Hasta pudo distinguir el salpicón de sangre en la pared a través de su mirilla. Dos disparos, dos muertes. Así de simple.

Mientras volvía su mirilla a la posición original y enderezaba el rifle para seguir buscando blancos, pudo distinguir el perfil de un rostro asomarse a una ventana y guardarse rápidamente. Lo tenía, estaba ahí. Una vez más, el yihadista asomó su rostro, pero Lyov no llegó ni a apretar el gatillo. El sujeto encontraba refugio en el muro, justo debajo de la ventana. "¿Crees que el muro te protege?", pensaba Lyov como si hablara telepáticamente con aquel terrorista. "¿Piensas que el concreto detendrá mi bala?". Bajó milimétricamente la posición del caño y apuntó por debajo de la ventana, allí, en dirección a ese muro que protegía al tipo. "Lo que no sabes es que tu pared es muy fina y mis balas muy gruesas", pensó por última vez antes de acariciar nuevamente el gatillo. El proyectil del Barret M82 conocido como "Cincuenta Ligero", impactó contra el muro traspasándolo por completo y acabando inmediatamente con la vida del yihadista. Aquel monumental rifle del ruso, desafiaba hasta las reglas del combate moderno. Tres disparos, tres muertes.

Entre los brutales disparos de Lyov y la balacera librada por los reservistas al mando de Nicholai, los yihadistas restantes abandonaron aquella vivienda y se replegaron cientos de metros más atrás. La defensa del ala oeste, resistiría.

OPERACIÓN TEMPESTAD  #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora