Capítulo 15

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Después de haber hablado con Amanda por lo que habían parecido horas, tuve que someterme a un largo rango de pruebas para confirmar que mi organismo avanzaba correctamente después de lo que había sucedido.

Nadie sabía sobre nuestro plan de escaparnos para ir a buscar a Beth y así debía de seguir siendo, ya que de otra forma, no nos permitirían marchar.

Sarai pasó por mi habitación unas cuantas veces ese día para asegurarse de mi repentina y sorprendente recuperación, así como Abel, el médico del grupo. Todo parecía estar en orden, y eso era algo que me aliviaba.

Por mi cabeza, para variar, transitaban miles de millones de pensamientos y dudas acerca de todo lo que había ocurrido, lo que ocurría, y lo que quedaba por ocurrir. Debía de encontrar a Beth cuanto antes para poder contactar con su padre y así, quizá tener una oportunidad para librarme de Niko, pero mi plan iba mucho más allá. Una vez me liberara de Niko, si así lo hacía, iría tras él para mandarlo al infierno, y con él se iría Hugo también.

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Mis pies descalzos acariciaban la húmeda hierba al ritmo de la música. Era ese sonido, una melodía frágil, pero a pesar de ello, con la fuerza suficiente para llegar a mis oídos. No sabía de dónde provenía esa canción, y nunca jamás la había escuchado antes, pero hacía que mi vulnerable cuerpo se moviera a su compás. Sonaba como una suave brisa que con su soplo, mueve las flores del almendro haciendo que muchas de ellas abandonen su lugar de origen para adentrarse en un viaje volador. Me transmitía un sentimiento de plenitud y de libertad que pocas veces se había posado en mí.

A lo lejos se avistaba una colina cargada de flores de todo tipo, cada una desprendiendo su fragancia y luciendo su color vistoso llenando el lugar de preciosos tintes conjuntados a la perfección.
Una figura se acercaba rápidamente hacia mi posición, pero yo, ignorante, seguía moviéndome al son de la música, era cautivadora. Me agarró la cara entre sus manos y pude ver su rostro, un rostro femenino que me resultaba familiar, sin duda la había visto antes, pero no pude descifrar su identidad. Hizo más presión sobre mí y acercó su cabeza a la mía. Y cuando ya estuvo lo suficientemente cerca, se acercó a mi oído.

-Calla o morirás.- Me susurró.

Unos ruidosos golpes que provenían de la puerta me despertaron haciendo que me sobresaltara. Esa frase, se había clavado en mi cabeza desde la primera vez que la oí, pero no sabía cuándo había sido, lo único que sabía era que me daba escalofríos.
La puerta se abrió en cuanto yo dije que estaba abierta y un olor tentador invadió la habitación.

-Hola.-Dijo Amanda trayendo una bandeja entre sus manos. En ella había una taza de café y una tostada con mantequilla.

-¿Es para mí?-Pregunté algo sorprendida mientras mi boca se hacia agua.

-Sí.-Dijo sonriendo y dejándolo sobre la mesa.-Tienes que coger fuerzas si hoy quieres...

-Buenos días señoritas.-Interrumpió Azael entrando espontáneamente por la puerta.-Espero no interrumpir nada...-No le dio tiempo a acabar porque Amanda agarró un almohadón de mi cama y se lo lanzó fuertemente a la cara. Eso sorprendió a Azael, quien hizo cara de queja. La verdad es que había sido demasiado brusca, pero bueno, eso le pasaba por meter las narices sin avisar.

-SÍ QUE INTERRUMPES.-Gritó enrabiada. Al instante la puerta se cerró, y acto seguido Amanda empezó a reírse a carcajadas. Yo no supe qué hacer, me había dejado un poco desconcertada su manera de actuar, pero la cara de Azael al verse agredido por un almohadón sería algo por lo que pagaría para volver a ver.

Full Moon®  #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora