Capítulo 20

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Debía estar soñado. Sí, definitivamente estaba soñando. ¿Así se sentía la muerte?¿Como un sueño? Al fin y al cabo no estaba tan mal.

Una fuerza extraña pero increíblemente fuerte y poderosa tiraba de mí hacia quién sabe dónde. Solo andaba, andaba y corría como si no hubiera un mañana y necesitara ver todo lo que me faltaba por probar en el mundo. Atravesé caminos, carreteras y estoy segura de que hasta pueblos.
Algo era mi objetivo, algo me llamaba, pero no podía figurarlo.

Solo fui consciente de lo que estaba haciendo cuando me empotré contra quién sabe qué.
Un estruendo prolongado me sacó de mis inconscientes sueños y me tambaleé en el sitio. Mi equilibrio me jugó una mala pasada y acabé de culo entre un montón de cubos de basura y seguro con un moretón en una zona no deseada. Últimamente la gravedad no estaba siendo de mis mejores amigas que digamos.

No tenía ni idea de cómo había llegado a ese lugar fantasmal, y menos aún, de dicho lugar.
Mis manos se habían llenado de porquería del suelo, daba un poco de asco, lo admito, pero no me molestaba demasiado, no era una loca de la limpieza ni nada por el estilo. Impulsivamente traté de apartar las hojas que se habían quedado pegadas a mis manos, muy pegadas a mis manos para ser solo hojas.

Cuando por fin logré deshacerme de aquellas pequeñas muestras de la naturaleza y miré mis manos solo vi reflejado un color oscuro. Era de noche, pero veía perfectamente, de hecho, demasiado bien diría yo.

Solté un grito ahogado durante una fracción de segundo solo de pensar que podía ser sangre. Al momento, a medida que recobraba los sentidos, me di cuenta de que un sabor amargo y conocido me embargaba la boca. Una oleada de pánico me subió por la columna vertebral provocando que todos los pelos de mi cuerpo se pusieran de punta. Bajé la cabeza para mirarme el cuerpo sin querer imaginarme lo peor. Mi camiseta, mis pantalones, hasta mis zapatos estaban recubiertos de esa sustancia roja, esa que deseaba con fuerzas y rezaba a Dios que no fuera sangre.

A lo lejos oí unos pasos y mi pulso se aceleró. ¿Qué pensarían si me veían así? Parecía una asesina psicópata de primera regla.
Justo en ese momento la fuerza que anteriormente había tirado de mí, cesó de repente. Los pasos se acercaron hasta que fui consciente de que una persona estaba justo en frente mí.

Por la sombra que se proyectaba en el suelo, pude comprender que se trataba de un hombre, uno bien alto...y fuerte. Noté como se arrodillaba ante mí.

-Eh, tranquila...déjame ayudarte.-Susurró aquella voz.

Me revolví intentando escabullirme, había algo en su voz que no me gustaba ni un pelo. Mi cabeza seguía agachada sin poder ver a quien tuviera delante.
Me sorprendí cuando unas manos rodearon mis brazos y tiraron de mí hacia arriba, no quería, pero sin darme cuenta giré mi cabeza respondiendo a aquel estímulo.

Lo siguiente fue una gran broma de la vida.

Unos ojos negros se encontraron con los míos abriéndose como platos a la par que los míos. La negrura de su mirada inundó mis pupilas y su presencia inhibió mis sentidos.

Niko. ¿Ni muerta me deshacía de Niko?

Él cerró los ojos fuertemente mientras yo me quedé mirando la idiotez que estaba haciendo. Cuando los abrió pareció como si acabara de ver un fantasma. Era como si tuviera alguna esperanza en que cuando abriera los ojos yo hubiera desaparecido. Pero no.

Pasó sus fríos ojos por toda mi cara, hasta por todo mi cuerpo, me estaba analizando completamente. Sentí como si invadieran mi intimidad.

"Puedes mirar, no te cortes" Pensé irónicamente.

Las bromas dentro de mi cabeza siempre sonaban bien....en cambio cuando las decía en voz alta no siempre eran buen interpretadas. La verdad es que me sentí un tanto extraña cuando Niko no contestó dentro de mi interior. Claro, si estaba muerta, Niko no podía estar conmigo.

Full Moon®  #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora