Era más que extraño admitir que podría gustarme el hecho de ver a Azael dormir. Llevaba unas cuatro horas durmiendo como un tronco, lo que me alegraba porque cada vez quedaba menos para el amanecer.Parecía indefenso hecho una bola mientras los brazos de morfeo lo arropaban. Bueno, a él y a su estaca de madera. Nunca la soltaba.Su figura, nada pequeña, dormía abrazándose a sí misma intentado mantener todo el calor posible. Yo no sentía frío, pero por cómo tiritaba Azael, parecía que esa noche estaba siendo dura. Me deshice de mi chaqueta y se la pasé por encima. Al instante, pude notar como su cuerpo se calmaba un poco y agradecía el aporte de calor que le había proporcionado. Sonreí para mí misma al ver cómo le colgaba la baba de la boca.
-Ojalá pudiera sacarte una foto ahora mismo...-Susurré esbozando una sonrisa burlona hacia el dormido Azael y sentándome sobre una roca que quedaba a su costado.
Miré hacia arriba y lo que vi me sorprendió de todas las maneras posibles. Las estrellas brillaban y resplandecían decorando el cielo con su poder luminoso y sus brillantes parpadeos. La luna llena lucía sus majestuosas joyas sobre ella realzando su figura y demostrando lo grande y poderosa que era. Ni una nube se atrevía a tapar aquella inmensa obra de arte y ningún ave tenía el coraje de atravesar el cielo y romper la monotonía de aquel espléndido paraíso. Era simplemente precioso.
De repente y sin darme cuenta, desvíe mis pensamientos hacia una posición totalmente opuesta y alejada. Algo que no podía seguir ignorando el resto del día. Niko.
No pude evitar sentirme una ignorante que, de nuevo, había imaginado demasiado. No debería afectarme que Niko hiciera las cosas por nuestra hermana, al fin y al cabo, era lo que cabía esperar de una persona como Niko, pero alguna parte de mi tonto corazón había estado haciendo hueco para él. Un hueco que quizá él no quería.
No podía sentirme de esa manera. Ni siquiera podía creerme que aquello me afectara. Debía asumir de una vez por todas que aquel joven al que yo había comenzado a aceptar, a pesar de todos sus errores, tal vez obraba dirigido por los cables de la títere. Pero ahí estaba el mayor problema. Era solo ese "tal vez" que sin querer, me daba la maldita esperanza de que no fuera así la historia.
El sonido repentino de ramas en movimiento despertó cada uno de mis instintos en apenas dos segundos. Vaya, todo un récord. Me puse de pie lentamente y aclaré mi vista para poder ver entre la oscuridad. Dos figuras se dirigían hacia nuestra posición. Los pasos se oían lejanos, pero por su frecuencia, asumía que llegarían en menos de lo esperado.
-Oh mierda....-Dije.
Me acerqué a Azael y examiné su rostro mientras dormía. Valoré las opciones que tenía para después tomar una decisión. ¿Me mataría? Probablemente. Pero tenía que hacer algo porque me quedaba sin ideas. Ya lo había hecho antes, no era tan malo.
Dejé que la luna llena interfiriera en mis sentidos y extraje los colmillos que tanto me habían costado de retener. Con la angustia en las venas, agarré el brazo de Azael y me llevé su muñeca a la boca. Con cuidado, clavé mis colmillos en su carne y pude notar como reaccionaba despertándose dando un bote e intentado apartar su brazo. Con la mano que me quedaba libre le tapé la boca haciéndole ver que no tenía de qué preocuparse. No funcionó, pero no le quedó otra alternativa que aguantarse. Le aparté la chaqueta que antes le había colocado por encima y le rompí la camiseta haciendo que su perfectamente esculpido abdomen quedara al descubierto.
-Virgen Santa.-Se me escapó.
Con la sangre que manaba de su herida, cubrí su cuello aparentando un mordisco justo en la carótida. Con el líquido restante que quedaba en mis manos, manché su tórax. Parecía todo un asesinato. Los pasos que anteriormente se oían a lo lejos, ahora estaban tan cerca que podría jurar que estaban con nosotros.
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Full Moon® #PGP2023
VampirePaula es una estudiante metomentodo empeñada en conseguir un solo objetivo: obtener algo provechoso e interesante en la mísera vida que la ha acompañado desde que fue declarada huérfana. Por su dichosa actitud impulsiva, en una sola noche cambia su...