Capítulo 29

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Paula

Sí. Aún no sabía qué estaba haciendo, ni el porqué, pero caminaba sin apenas tener un rumbo establecido. El simple hecho de estar haciendo aquello, me parecía irreal. Me sentía como si estuviera abandonado. Abandonando algo que valía la pena.

El hambre ya empezaba a pasar factura y hacía que mi estómago me rugiera que ingiriera algo o me devoraría a mí misma. Me repetía constantemente que en algún momento debería alimentarme, pero no paraba de posponer aquel horrible acto en el que tendría que cazar. Buaj. Lo que daría por un Sandwich mixto.

Después de haber pasado por lo que habían parecido quinientos mil árboles, matorrales y distintas plantas que me habían cortado las piernas enteras con sus despiadados pinchos, creí divisar a lo lejos, pequeñas casas de madera. Sentí como mi corazón se aceleraba.

-Gracias a Dios.-Grité al cielo.

Más le valía a ese pueblecito ser el maldito Bloody Falls, porque sino arrancaría cabezas a pares. Bueno, me he pasado un poco. Lo haría de una en una.

Con las fuerzas casi por los suelos y la esperanza en cada parte de mi cuerpo, avancé, tan rápido como mis piernas me permitieron, hacia mi destino. Cuando estuve lo suficientemente cerca, me percaté de que justo antes de que el pequeño poblado empezara, una pared de piedra se disponía elegante mostrando un nombre: Bloody Falls. Una oleada de alivio me sacudió el pecho.

-Allá vamos.-Dije sin pensar en que estaba sola.

Antes de poder evitarlo, unas manos fuertes me sujetaron con fuerza por el abdomen y tiraron de mí hacia atrás. ¿Qué coño? Aún desprevenida, las aparté inmediatamente de mi cuerpo y me separé de quien fuera que había intentado agredirme. De pronto, volvió a rodearme con fuerza y mis sentidos se despertaron. Le azoté en la barriga con el codo y volví a alejarme.

La adrenalina me recorría las venas con fuerza incitándome a luchar, aunque no tenía mucha idea de hacerlo. ¿Me habría encontrado Atara? Solo de pensarlo, el cuerpo entero se me erizó.

El sujeto, enrabiado porque había escapado de sus garras, volvió a envestir contra mi persona. Una ráfaga de golpes y puñetazos hizo que me desestabilizara y perdiera el equilibrio, recibiendo con la cara, el impacto del suelo. Aún no había logrado ver su cara, ya que tenía el rostro tapado por un pañuelo, pero sabía que era un hombre. Y no era un vampiro.

Retiré la sangre que me había empezado a salir de la nariz y del labio y me levanté buscando enfrentarme con mi oponente cara a cara. Sus ojos amarillentos, que quedaban al descubierto, me resultaban familiares. Mi respiración corría frenéticamente, pero mi corazón comenzaba a latir con más normalidad. Dios, sus ojos. Sus ojos eran iguales a los de... Una bofetada me despertó de mis pensamientos e hizo que lanzara un grito de dolor. Con furia, agarró mi cara entre sus manos y me observó durante unos instantes. Sus ojos se clavaron en los míos y entonces me di cuenta. Era él.

De repente, su mirada cambió de color y se dibujó una pizca de miedo en sus iris al darse cuenta de quién era. Todo pasaba tan rápido.

Velozmente, agarró el pañuelo que llevaba alrededor del rostro y se lo quitó dejando al descubierto las facciones de su persona. No me sorprendí, ya sabía que era él. Balbuceaba palabras imposibles de entender. Se notaba que su desconcierto era descomunal, y no podía parar de apretarme la cara para saber si era real.

-¿P..P..Paula?¿Eres tú de verdad?-Consiguió preguntar. Yo no sabía qué hacer, me había quedado paralizada. Hacía tanto tiempo que no veía su cara que solo pude observar su rostro. No tendría ni idea de cómo iba a explicarle todo.

Full Moon®  #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora