Capítulo 19

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-¿Cómo te sientes?- preguntó mi molesta psicóloga.

-Me siento de maravilla- respondí sonriendo falsamente.

-Perfecto,la sesión terminó- dijo la doctora tomando las llaves de su lujoso porsche que se encontraban en una mesa blanca,y del mismo color era el resto de la habitación.

Era un color repugnante.

Salí rápido del lugar y me senté en una banca para esperar a Gerardo,él todavía no termina conmigo,lo cual es sumamente extraño considerando que estoy loca.

Metí ambas manos a la bolsa de mi sudadera,suspiré y me quedé dormida.

Algo me tocó el hombro.

Abrí los ojos y me percaté de que se trataba de Gerardo.

-¿¡Te dormiste en plena calle!?- exclamó.

-Lo hice- respondí sonriendo macabramente.

-Está bien,vámonos, Pero... ¿Por qué traes sudadera?- pregúnto cuando caminábamos a su motoclicleta.

-La pregunta es ¿Por qué tú y el resto de las personas no usan una? Está helando.- exclamé subiéndome a la parte trasera de su Ducati.

-Kelly... ¿Helando? Hoy hace más calor que nunca.- habló.

Rodé los ojos,hace frío y él no quiere darme la razón.

Cuando el estuvo arriba,arrancó la motocicleta y nos dirigimos a un hospital.

-¿Por qué vamos a un hospital?- pregunté.

-Necesito ver a alguien- me dijo dulcemente.

Luego de un rato me di cuenta de que él había venido a ver a un familiar suyo,pienso que la chica es su prima,ella tenía a un bebé en los brazos.

Me aburrí y salí de ese cuarto,entré a otra habitación la cual estaba vacía.
Vi unas filosas tijeras y las tomé,salí,recorrí todo el pasillo y al final de éste observé una habitación llena de recién nacidos.

Caminé hacia ellos,algunos me miraban atentos y otros dormían.
Hubo uno en especial que llamó mi atención,estaba cómodamente dormido y se mantenía inmóvil.
Me acerqué a él,y acaricié su delicado pecho con la punta de las tijeras,el pequeño despertó y comenzó a llorar.
Enseguida del llanto del bebé sonó una alarma.

Se me estaba agotando el tiempo.

Sonreí y clavé las tijeras en el ojo grisáceo del niño.

Éste lloró aún más del dolor y la sangre apareció.

-¡Suelte las tijeras y aléjese inmediatamente!- gritó una enfermera.
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Bien...
Iré al hospital psiquiátrico.

La verdad yo había estado haciendo algunas cosas para lograr entrar así que no hay problema.

Mi madre y hermana,ellas estarán perfectamente bien sin mí,porque ya tienen problemas y sinceramente,soy una carga más.
Estar encerrada con otros locos será genial.

Tres horas después.

-Un año- habló la trabajadora del hospital mental.

Si... lo que antes dije pasó,me encerron en un hospital psiquiátrico.

Y estaré aquí por un año.
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La vestimenta de este lugar es jodidamente espantosa:

Es totalmente blanca.

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