Chapter four; Nightmare girl

243 16 0
                                    

Hessa

El vuelo de Dustin no lleva retraso, así que exactamente a las nueve de la noche mi hermanito habrá pisado tierras newyorquinas. Le abrazo. "Prométeme que estarás bien." Me pide al oído. Asiento y diciéndole adiós con la mano veo como cruza el aeropuerto para montarse en el transporte que le cambiará la vida. Camino por las desiertas calles de Holmes Chapel sintiendo como el miedo invade cada centímetro de mi cuerpo. ¿Y si Drew aparece? Llego a casa por fin, pero la sangre se me hiela cuando descubro que la casa no la habito yo sola. Alguien yace inquieto en el sofá, y casualmente su sombra es igual que la figura del Drew que yo recuerdo.

Abro los ojos e inspiro hondo. La negrura aún permanece en el cielo y el reloj de pared me confirma que apenas son las dos de la madrugada. He mezclado un hecho con un temor. Marco el teléfono de Dustin y lo coge a la tercera.

– Ey, Hess, ¿qué tal por ahí? – sonrío; me reconforta bastante oír su voz.

– Bien, dentro de lo que cabe. ¿Y tú?

– No te lo vas a creer, ¡me he reencontrado con Martina!

– ¡No jodas! ¿La francesita?

– ¡Sí! ¿A que es increíble? – me río y su risa apagada retumba en la línea –. ¿Qué tal Harry? – y con esa sencilla e interesada pregunta todo vuelve a su sombrío lugar.

– No creen que se recupere, es decir, no creen que vaya a recuperar la memoria. A pesar de recordar pequeños detalles aparentemente irrelevantes, al principio se creía que serían indicios de una mejora, pero no hay demasiada esperanza – la voz se me quiebra hacia el final de las palabras.

– Entonces...

– No me recuerda – suspiro.

– No te preocupes, Hess, aunque no te recuerde, vas a estar para él, almas gemelas, ¿recuerdas? – asiento a pesar de que no pueda verme –. Estoy seguro de que esto no es más que una prueba.

– ¿Una prueba?

– Sí, no desistas, ni te hundas. Aunque él no lo sepa, ahora eres el pilar fundamental de su nueva vida – proceso y asimilo sus palabras mientras contemplo el callado Holmes Chapel que se funde con la noche; tan llena de vida y con tanto por descubrir; pero tan misteriosa y aterradora a la vez –. Debo colgar, te llamo mañana. ¿Vale? Por cierto, ¿no es un poco tarde por allí?

– Las dos de la madrugada.

– Una pesadilla – afirma.

– Un temor – el silencio inunda la línea –. Buenas noches, Dus – digo simplemente antes de colgar.

Me visto y emprendo el camino

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me visto y emprendo el camino. Miro el buzón y en él encuentro dos facturas. Joder, debo ponerme a trabajar pronto, Dustin no puede hacerse cargo de dos casas; por mucho dinero que ahora cobre. Me monto en el autobús, que va abarrotado de gente, por lo que me toca permanecer de pie. Al móvil me llega un nuevo mensaje y entonces no puedo evitar pensar en aquel vídeo que tantas noches contemplé negándome a creer lo que sus imágenes revelaban. Tantas veces me he planteado mandarlo todo a la mierda; abandonarle ahora que no sufriría, ahora que no se acuerda de nada que tuvimos. Ni besos, ni abrazos, caricias o palabras se esfumaron en el aire. Es mi momento perfecto, pero, ¿sabéis? No es lo que yo quiero. Y ahora que todo ha quedado enterrado a la fuerza, creo que es mi oportunidad de empezar de nuevo. ¿Y qué si en cierto modo me engañó? No lo hizo este Harry, este que no se acuerda ni de que tenía un abuelo llamado George. Y aunque me llame estúpida y sepa que trato de engañarme a mí misma, me guiaré por lo que el corazón me dice; que en este instante es estar a su lado, olvidarme de todo y darle una nueva oportunidad al amor. Albergo la esperanza de que a pesar de todo, ahora saldremos adelante. El puto amor de película triunfará, y seremos felices aunque no se acuerde de mi apellido.

Suspiro abatida, ¿a quién pretendo engañar? Esto será difícil. Difícil de cojones. Pero lo intentaré, y en algún momento tendrá que conocer lo que un día casi hace que me pierda para siempre. Será conocedor de mis mayores miedos, pues yo se los explicaré uno a uno de nuevo. Con calma y paciencia, volverá a ser Harry Saunders, el tipo del que me enamoré.

Cuando me doy cuenta llevo una parada más del hospital, y bajándome enseguida me toca caminar una manzana más hasta quedar ante el imponente edificio que dentro contiene a las personas que le han salvado la vida a Harry. Cruzo la puerta, con paso sereno y entrando en el ascensor voy hasta la planta seis, dónde están los pacientes en observación. Busco la habitación doscientos cinco y al entrar mi mundo se sume en la tragedia al ver que la cama está revuelta y vacía. Busco a la enfermera más próxima sintiendo el corazón bombear demasiada sangre y haciendo que los latidos retumben como un eco en las paredes de mis oídos. Acudo al mostrador y con voz temblorosa pronuncio el nombre de Harry.

– Lo han subido a la planta cuatro, habitación veinticinco – y todo, vuelve a su cauce. Cierro los ojos al tiempo que mi alterada respiración se calma y mi corazón deja de hacer que escuche sus latidos tanto. Entro en el ascensor y pulsando el botón que tiene dibujado un cuatro, me apoyo en una de las cuatro paredes. Las puertas se abren nuevamente y descubro que el pasillo está transitado únicamente por alguna que otra enfermera. Llego hasta la habitación veinticinco y abriendo la puerta en su interior hallo a Harry dormido. Un amago de sonrisa inunda su rostro y me pregunto qué estará soñando. Hoy está durmiendo bastante, menudo dormilón. Anne me ha dicho que vendrá en una hora, tiempo suficiente para que tanto ella como Mabel se duchen y compren algo para desayunar. Mediante un mensaje me pide disculpas por no haberme avisado y aunque le digo que no se preocupe, me he llevado un susto de muerte. Me siento a su lado y acaricio su mano. ¿Cuánto hacía que no sentía su tacto? Semanas. Le contemplo sintiendo como la aflicción se abre paso en mi cuerpo.

«Y nuevamente me doy cuenta de que ni todo el frío del mundo, logrará apaciguar el fuego que Harry hace estallar en mí y mucho menos apagar los rescoldos que siempre han quedado.»

¿Y si el que se apaga es él? ¿Y si se enamora de otra persona? ¿Y si reniega de su verdadero ser? Mil preguntas rondan mi cabeza como una nube gris que no cesa de llover. Suelto un suspiro que retumba en la insípida habitación. Se tensa bajo mi mano y le contemplo. Tiene la respiración agitada y me asusto. Levantándome descubro que tiene una pesadilla. Gotas de sudor perlan su frente y zarandeándolo suavemente con algo de brusquedad involuntaria, logro que abra lo ojos.

Las pupilas se le dilatan por el repentino contacto con la luz y en sus ojos descubro terror en estado puro. Mas dicho sentimiento poco a poco calla mientras me mira.

– Has tenido una pesadilla – digo como si él no lo supiese.

– Estás aquí – dice entonces. Y sin saber por qué, imagino que lo dice el antiguo Harry; el que mientras soñaba volvía a la vida. Pero aquí sigue él; el que no recuerda ni el día de su cumpleaños.

– No voy a irme nunca.

– No lo hagas – susurra. Se me parte el alma. Suena como un niño indefenso al que no le queda nada. Y realmente no le queda nada. Me siento en la cama en la que él está incorporado y le observo. Me cambiaría por él. Juro que daría todo lo que tengo por verle recuperado.

– Siento todo ésto, Harry – digo entonces.

– ¿Por qué has de sentir nada? – me encojo de hombros ocultando el verdadero motivo. Es mi culpa. Siempre lo ha sido. Y ahora está pagando él las consecuencias. Soy un ser deplorable, estúpido y ruin. Me muerdo el labio inferior apartando la mirada de la suya y entonces siento lo que hace tanto que no experimentaba; su pulgar apartando de mis dientes el labio.

– No estés triste, por favor. Ni nerviosa. No importa que no te recuerde. Sigo siendo el mismo.

Never▴H.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora