Chapter one; Again

318 18 1
                                    

Harry

Joder, ¿por qué cojones hay tanta luz?

Un momento.

¿Dónde estoy?

Incluso con los ojos cerrados algo me ciega. ¡Apagad eso!

Espera.

¿Lo he dicho o simplemente lo he pensado?

– Y vosotros, ¡oh labios!, puertas del aliento, sellad con un legítimo beso de pacto sin fin con la acaparadora muerte. ¡Ven, amargo conductor! ¡Ven, guía fatal! ¡Tú, desesperado piloto, lanza ahora de golpe, para que vaya a estrellarse contra las duras rocas, tu maltrecho bajel, harto de navegar! ¡Brindo por mi amada! ¡Oh sincero boticario! ¡Tus drogas son activas!... Así muero... ¡con un beso!... – ¿quién cojones me está leyendo Romeo y Julieta?

Hey, no pares, me gusta tu voz. Pero ahora, explícame dónde estoy. ¿De qué me conoces? Espera, ¿quién soy? El miedo hace que el corazón me lata deprisa y el vello se me erice.

Un "pi" en el que no había reparado me hace pensar que dónde estoy es en un hospital. Trato de abrir los ojos, me cuesta, pero logro hacerlo. Una chiquilla, de unos diecisiete, quizá dieciocho mira la portada de la mejor tragedia escrita en todos los tiempos. Es rubia, de ojos azules y hechizantes. Tiene la mirada perdida, pero sigue pareciendo contemplar el prodigioso objeto que contiene las docenas de palabras del inigualable Shakespeare. Es menuda, con curvas. Parece que algo le hace gracia y sonríe. Menuda sonrisa tiene. Es guapa, joder, guapa a rabiar. Trato de hablar pero la voz no responde. Me cago en mi vida, ¿qué es lo que me pasa? ¿Y por qué coño recuerdo yo las palabras de Shakespeare y no mi puto nombre?

Dios, necesito salir de aquí, me estoy empezando a agobiar.

– ¡¿QUÉ COJONES PASA?!

Hey, ¿eso lo he pensado? ¡No, lo he dicho! La rubia aparta la mirada y acercándose a mí me abraza, eh, eh, con cuidado, que me duele todo.

– Harry, estás aquí – ¿me llamo Harry? Es igual, me gusta como suena de sus labios.

Vale, Casanova, para ya.

– Te hemos echado tanto de menos, nadie pensaba que fueses a salir de ésta.

– ¿Qué haces aquí? – a lo mejor logro acordarme de ella. Ésto es muy extraño.

– Has estado inconsciente dos semanas, Harry, dos putas semanas – vaya, no es de las típicas pijas que no suelta una perlita por la boca ni a la de tres. Esta chica me gusta –. ¿Cómo iba a dejarte sólo? He estado viniendo desde entonces.

– ¿Por qué leías?

– ¿No es obvio?

– Para mí no – en su rostro brilla la preocupación.

– Harry... ¿Estás bien?

– Mira, no he querido parecer borde, me caes bien y estás muy buena, pero no sé quién coño eres – parece un fantasma y creo que se sienta en la silla para no caerse. ¿Acaso no sabía que yo no tengo ni la más remota idea de nada?

 ¿Acaso no sabía que yo no tengo ni la más remota idea de nada?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Abro los ojos de nuevo. ¿He estado durmiendo? Una mujer morena, no demasiado mayor, de unos cuarenta duerme. Frente a mí un espejo. ¿Cómo no me habré dado cuenta antes? Ah, sí, porque he estado más ocupado mirando a la rubia. Un momento, la rubia. ¿Qué pasó ayer? Temo haber sido demasiado borde. Pobre, la habré espantado. Observo mi reflejo. Joder, Harry, qué mal aspecto tienes. Esbozo una leve sonrisa. Eh, tengo hoyuelos. Mola. Contemplo nuevamente a la mujer. Tiene el pelo azabache, y es muy guapa. A decir verdad, guardo bastante parecido con ella. ¿Es mi madre? ¿Por qué coño me jode tanto no recordar? ¿Cómo he acabado aquí?

"Estás en el hospital, Johao."

¡Éso me lo dijo la rubia! La rubia... Necesito saber su nombre.

Espera.

¿Yo no me llamaba Harry? Esto es un puto lío. ¿Por qué en mi cabeza he oído Johao?

Siseo un poco. Ojalá se despierte, no tengo fuerzas para nada. Estoy cansado a rabiar. Me siento famélico, sediento y exhausto; todo a la vez.

– Psss – ¿esta mujer está sorda? Repito lo mismo y me sale una tos ronca que rompe mi garganta. La mujer abre poco a poco los ojos y sonríe con ternura. Me gusta su sonrisa, me hace sentir, ¿cercanía familiar? Ésto es raro de cojones, lo juro.

– Harry. ¿Estás bien? – vale, confirmamos que soy Harry y no Johao.

– Agua – musito sin más. Tengo la garganta seca. Ella asiente y baja. Tras dos minutos en los que me siento abandonado sube con una botella de agua en la mano, y tras ella... La rubia que me roba el aliento.

– Toma, cariño – ¿cariño? Debe ser mi madre, seguro –. Soy Anne, mamá – aclara con un deje de lástima en la voz. Genial. Lo que me faltaba es que todos me compadeciesen. Estoy de puta madre, ¿vale? Algo cascado pero bien.

– Gracias... mamá – ella sonríe. Me fijo en la rubia, que me penetra con sus ojos azules. Deseo saber cómo llamarla, deseo que me digan de una vez qué coño hago aquí y cuándo recordaré. Estar en ascuas me mata. ¿Habré sido un cabrón en otra vida?

– Anne... – digo. Mierda, es mamá –. Mamá. ¿Podrías dejarme a solas con ella? – no digo su nombre, aún no lo sé. Asiente y sonriéndole a la preciosiodad de ojos azules se va.

– ¿Cómo estás hoy? – pregunta ella. Me encojo con dificultad de hombros.

– ¿Y tú? – parece que mi pregunta le sorprende.

– Podría estar mejor – confiesa.

– Me gustaría verte sonreír otra vez – suelto. Ella abre los ojos y sonríe de manera involuntaria. Vale, he quedado de gilipollas pero al menos ha sonreído. Y de manera sincera, además. Se muerde el labio. Esos labios...

Vamos, Harry, que lo mismo es tu hermana. Pero la verdad es que no lo creo así. ¿Sentiría esa sensación de relación fraternal o algo por el estilo, no?

– Oye, rubia, ¿cómo te llamas? – su sonrisa se apaga. Joder, no paro de cagarla, pero no puedo referirme a ella como rubia eternamente.

– Hess. Pero tú siempre me decías Hessa.

– ¿Para joder?

– Exacto – responde riendo amargamente.

– Hessa – repito. Hessa. Suena bonito. Un nombre precioso para una rubia preciosa –. ¿Podrías hablarme de mí? Se echa a reír otra vez, pero de manera menos amarga. Me gusta su risa, es... simplemente melodía para mis oídos.

– Eras... un cabrón. Muy atento pero un auténtico bestia. Te pegabas con todo Dios, Harry. Bastante romántico y el mejor, simplemente la persona que más me conoce, la que siempre me ha sacado una sonrisa – se muerde el labio nuevamente, sus palabras derrochan amor en cada sílaba. ¿Me querrá? Joder, necesito saberlo.

– Pero... ¿qué somos? – ella me mira con ojos dolidos, como si mis palabras hubiesen sido como puñales en sus costados.

¿Por qué quiero recordar sólo para saber más de ella? ¿Por qué tengo aquí a esta categoría de mujer siendo un bestia? ¿Qué me ha traído aquí? ¿Por qué me duele tanto no recordarla? Y lo más importante, ¿quién es Hessa, la rubia de mirada gélida que me mira como si le hubiese dicho que la odio?

Never▴H.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora