Damon
Se pega a mi cuerpo alargando la tortura. Sus dedos se enredan en mi pelo y seguidamente pasa a los botones de mi camisa. Se deshace de ella en seguida y hace lo propio con mis pantalones. Vuelvo a hacerme con el control de la situación y empujándola la hago caer en la cama. Examino su cuerpo con certera devoción mientras trazo el recorrido de su rostro con el índice y corazón. Está borrachísima, joder.
Espera.
Quizá sea yo el que lo esté.
En realidad ni siquiera me importa.
Le arranco el vestidito que lleva y una sonrisa se cruza por su cara cuando ve mi expresión; acabo de descubrir lo traviesa que es. Acerco mi rostro a sus pechos desnudos.
– Vamos, Damon, me estás matando – restriego mi cuerpo con el suyo creando fricción para aliviarnos a ambos y gime bajito; volviéndome loco.
Me muerdo el labio inferior y ella pega mi boca a la suya. Sus dientes encuentran el labio que segundos antes yo mismo torturaba, retorciendo a su vez el piercing, y me atrae hacia ella; esto dejará marca. Puedo oír como su corazón late deprisa, tiene la respiración exaltada, y me doy cuenta de que la mía está totalmente acompasada a la suya.
– Acabemos de una vez con esto – proclamo. Saco del bolsillo del pantalón que, afortunadamente, no se encuentra muy lejos, un condón y poniéndomelo rápidamente la embisto; haciendo que grite mi nombre;
haciendo ella que yo grite el suyo mientras alcanzamos un orgasmo devastador.
Abro los ojos lentamente. Miro el reloj: son sólo las dos y media. ¿Dónde coño estoy? Girándome contemplo a la pelirroja salvaje que duerme a mi lado. Paso el pulgar por sus delicadas facciones sin maquillar. Ella se acerca más a mí. Me separo y tirando a la papelera el condón -que descansaba en el suelo- usado, cojo los pantalones. Poniéndomelos, incluso con la camisa desabrochada, asgo los zapatos y acercándome a Nat le doy un beso en la sien. Juraría que ha sonreído.
Abro la puerta y la cierro precariamente. Llamo al ascensor que parece encontrarse en un noveno, a pesar de sólo existir cuatro plantas. Poniéndome en condiciones el otro zapato enciendo un cigarrillo y salgo del portal sintiendo la noche caer como un pesado manto sobre mí. Mi teléfono comienza a vibrar y temiendo que sea Nat la que llame, el nombre que ocupa la pantalla es el de Zayn.
– ¿Dónde cojones estás?
– Pues... – freno en seco y comienzo a mirar a todas partes –. No lo sé.
– ¿Cómo que no lo sabes?
– Yo qué sé, Zy, me he ido con la pelirroja...
– ¿La del pub?
– Sí.
– ¿Habéis follado?
– ¿Qué crees que he hecho desde que me he ido? – resoplo –, a veces me pregunto si lo que tienes de guapo te falta de cerebro.
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Never▴H.S
Fanfic"No puedes perder lo que nunca tuviste, no puedes conservar lo que no es tuyo y no puedes aferrarte a alguien que no quiere quedarse." Fuimos puro fuego; pero terminamos congelados.