Chapter twenty-one; My graduation

167 10 0
                                    

Harry

Anne camina de un lado a otro retocándose el maquillaje, o bien el pelo, o la ropa. Yo tengo que ir a buscar a Hessa en un cuarto de hora, pero debo asegurarme de que no le ha dado ni a ella ni a Gem un ataque de nervios. Por favor, que me voy a graduar, nada más. Aunque siendo sinceros, ni siquiera me he atrevido a abrir las cartas de las diferentes universidades en las que eché la solicitud. Especialmente de Goldsmiths University. Está en Londres, no muy lejos de aquí, y además una de sus especialidades es la música, lo que precisamente quiero estudiar.

Es irónico, pero suena tan hipócrita decirle a Hessa que no pienso permitir que se vaya a Nueva York y finalmente sea yo el que se va. ¿Y si no me han aceptado en Goldsmiths y tengo que irme más lejos?

Suspiro y decido aparcar el tema, aún me queda tiempo para descubrir en cuál he entrado, y todo un verano para decidir.

– Rob, por favor, asegúrate de que no les da algo malo antes de llegar al instituto – el marido de mi madre se ríe y asintiendo abandona la estancia para reunirse otra vez con Anne.

Abro la puerta y antes de dirigirme al coche soy interceptado por alguien. Me giro y mi hermana me mira con ojos vidriosos.

– ¿Qué pasa, Gem? – ella niega y sonríe tristemente.

– Te olvidas de lo más importante – saca un pañuelo blanco con una S impresa en él en un color apenas visible –. Papá lo llevó en su graduación, ahora te toca a ti – toquetea el bolsillo delantero de la parte superior del traje hasta que lo pone perfectamente –. La S no tiene que verse. Es como un símbolo familiar que sólo podemos ver nosotros – explica. Le acaricio las manos y la miro. Una lágrima rueda por su mejilla y ella la atrapa antes de que se le corra toda la mierda que tiene puesta –. Te haces mayor – recrimina.

– Tú también – replico pellizcándole la punta de la nariz. Exhala a causa del llanto que trata de reprimir y la arropo con mis brazos.

Ella me abraza muy fuerte y cuando nos separamos le muestro la mejor de mis sonrisas.

– Lo que a ti te fastidia es que cada día esté más bueno – digo para quitarle hierro a la situación. Ella me golpea de broma.

– Jodido ególatra – murmura entre risas –. No la hagas esperar más – asiento y me meto en el coche.

– En seguida nos vemos, Gem.

– Ten cuidado, por favor – le sonrío tranquilizadoramente y arrancando pongo rumbo hasta la casa de mi ángel.

– Está en su cuarto vistiéndose – informa una impresionante Nat

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

– Está en su cuarto vistiéndose – informa una impresionante Nat.

– Te has superado, preciosa – le sonrío. Ella da una vuelta sobre sí misma y curva las comisuras aleteando de forma exagerada las largas pestañas.

Lleva un vestido azul oscuro que no le cubre más de la mitad de los muslos. Con dos tiras cruzadas por la espalda y apenas escote. Me guiña un ojo y me encamino hacia la habitación del fondo del pasillo.

Never▴H.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora