Chapter sixteen; Fear

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Hessa

Camino por la calle saboreando el sentimiento de la libertad. Al menos de una parte de ella. Casi tenemos las vacaciones. Sólo me va a quedar matemáticas, cómo no.

Harry me deja que lo arrastre por el centro comercial en busca de un traje de chaqueta con el que graduarse. Anne me ha encomendado dicha tarea y él ha insistido en que, ya que no tiene otra opción, sea yo la que lo acompañe a por el dichoso vestuario.

– Vale, ya tenemos el traje – apunto en voz alta mientras miro de arriba a abajo la preciosa prenda color azabache que Harry llevará en cinco días –. Queda la camisa – prosigo.

– Podría ser negra – sugiere. Frunzo el ceño.

– ¿Por qué tanto negro? Ni que estuvieses de luto – él se encoge de hombros.

– No sé, a mí me gusta el negro. No veo inconveniente en ir con una camisa negro si es lo que quiero – dice con el tono de voz relajado; pretendiendo no sonar borde.

– Bueno, a fin de cuentas tienes razón, así que ahora si quieres podemos ir a por la camisa.

– Perfecto – murmura –. Oye, ¿qué piensas ponerte?

– Para...

– Para mi graduación, ¿qué sino? – arrugo el cejo –, Hessa, durante la cena podemos llevar a una persona y yo he mencionado en varias ocasiones que no iré solo. ¿Acaso pensabas que no serías tú la persona a la que invitaría? – vale, lleva razón, y estoy quedando como una tonta.

– Bueno... – sonríe haciéndome sentir menos imbécil –. En realidad yo no es que tenga demasiados vestidos, por lo que tendré que mirar qué ponerme – mierda, ahora me voy a comer todo el día la cabeza pensando qué puedo llevar.

– No tienes pinta de no tener muchos vestidos – eso me hace estallar en carcajadas.

– ¿Es que tengo pinta de pija o algo por el estilo?

– ¡No! – se corrige.

– Sólo tengo dos. Uno que compré en Francia...

– ¿Has estado en Francia? – pregunta con chiribitas en los ojos, como si desease pisar tierras francesas. Esbozo una triste sonrisa mientras miro al suelo.

– Tú también.

– ¿Yo? – inquiere parpadeando repetidamente –. ¿Fuimos juntos? – una amarga risita escapa de mis labios.

– Realmente no. Tú..., tú viniste a buscarme y estuvimos allí juntos – asiente.

– ¿Y el otro vestido? – pregunta rápidamente cambiando de tema para no hacerme sentir peor.

Ay... el otro vestido...

– Me lo regaló Blaire, fue el que me puse cuando me llevaste al baile de primavera – justo el mismo día que me besaste por primera vez. Agacha la mirada digiriendo la información.

– ¿Hay algo que no nos una? – me lleva un tiempo entender su pregunta y otro tanto dar con la respuesta idónea.

– El olvido.

– El olvido

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