Los juegos de la fama {R5}

Capítulo 54 - Noches de un tren.

•Ross•

Le sonreí a Azul, sentada en la otra esquina de el asiento de la camioneta, con las rodillas sobre el tapizado, contra el pecho. Se veía descompuesta.
Le sonreí a pesar de que mi cabeza estaba por explotar, intentando ocultarlo.

Se habían llevado a Riker y Rocky apenas las cámaras se apagaron, se los llevaron hacia el otro lado, empujándolos, junto con Ariana G. y Mahone.
Al resto de nosotros nos metieron en diversas camionetas blindadas, pasando entre una multitud de fan's.
La camioneta de Riker y Rocky salió hacia el otro lado.

¿Qué les harían? ¿Qué le estarían haciendo a Ryland y los hermanos de los otros artistas en aquel lugar? Quizás solo deliraba, y allí no pasaba nada malo.. No pasaba nada malo mientras hiciéramos todo bien.

Azul apretó loa ojos, llevándose ambas manos a la cara, frotándose la frente.

- ¿T-todo bien? - Logré decir, deslizándome más cerca.

Ella asintió, aunque su posición, su cara y sus ojos decían todo lo contrario.

- Hey... - Intenté acariciarle el brazo.
Ella lo hizo jodidamente bien, ganamos la prueba, gracias a ella. Yo era completamente inútil en  este juego, Azul hizo todo.

Se aparto mas contra la puerta de un movimiento brusco. Tenía sus ojos azules fijos en la ventana, por las que se divisaba un enorme puente, probablemente delimitando Brasil con otro país, al que nos dirigíamos.
El pasto a nuestro lado estaba dañado, probablemente con restos de algún accidente que alguna vez paso.

- ¿Qué pasa? Vamos, cambia esa cara, ¡Ganamos! - Intenté sonar juguetón, pero simplemente sonaba desanimado.

Azul giró sus ojos del color de el cielo cuando la noche se acerca hacia mi, se veía destrozada, perdida. Algo dentro de mi se rompió, con un pequeño «Click».
Me miró, justo en los ojos, con su mirada borrosa y distante, fría, perdida en algún recuerdo.

- Dejame ya. - Masculló, cerrando sus ojos, apretando sus dedos en sus muñecas como si pudiera exprimirse y así desaparecer.

La dejé, mientras un cartel se hacia visible después de las 2 horas que llevábamos de viaje. Dejando detrás las marcas negras en el césped de los costados del puente.

"Usted está entrando a Argentina."

Azul no hablo conmigo en todo el viaje, mientras entrábamos a su tierra natal.
Media hora más tarde de entrar al nuevo país, nos bajaron de la camioneta.

Me dirigí hacia Rydel y Ellington, que hablaban bajito junto a su camioneta, esperando ordenes, como todos nosotros.

- ¡Ross! - Mi hermana mayor me tironeo de brazo para acercarme más rápido a ellos.

- ¿Saben algo de los chicos? - Pregunté.

- Lo único que sé es que después de tres horas de viaje en camioneta, me duele el trasero. - Bromeó Ratliff, Rydel lo golpeo levemente detrás de la cabeza, juguetona.

- No es tiempo de bromas, E-Ratliff. - Se quejo, luego me miró, con una mueca indescifrable. - Averigüe por los guardias que se los llevaron a Londres, donde están todos los demás... - Farfulló. - También escuchamos que tomaron un vuelo hace una hora y treinta minutos hacia allí.

Asentí.

- Okey. - Miré de reojo a mi compañera de equipo, que se había sentado en el suelo junto a la camioneta. Su hermano y Luci se le acercaron, y hablaban con ella.