Capítulo V

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- Hola, corazón.- Saludo la señora de ojos cafés.
- Hola, mami.- La voz de la niña se escuchaba un poco triste, pero su madre no se dio cuenta.
- Hola, Andy.- Miró al pequeño rubio.
- Hola, señora Throne.- Andy miraba a la señora y después a Mandy.
- Oh, Elena, llegaste.- Salió de la casa la mamá de Andy.
- Si, ya vine por mi hija, esperó y no les haya causado problemas.- Dijo acariciando el cabello de su hija.
- Para nada, tu hija es un amor, ¿Quieres pasar a tomar algo?- La señora Biersack se paro a un lado de su hijo.
- No, gracias. Ya nos tenemos que ir, tengo que llegar a hacer unas cosas a la casa. Muchas gracias por llevar a mi niña con ustedes.- Amy miró a Elena.
- No te preocupes fue en placer llevar a tu hija, es una niña muy linda.- Ambas mujeres miraron a sus hijos.
- Bien, nos tenemos que ir. Adiós, Amy y Andy.- La mamá de Mandy comenzó a caminar, Mandy camino hacia Andy.
- Adiós, Andy.- Le dio un beso en la mejilla.
- Nos vemos luego.- Le susurro Andy abrazando a su pequeña amiga.
- Hasta luego, sra. Amy.- Mandy camino junto a su madre.

Ambas estaban en la parada del transporte público.

-¿Qué tienes, mami?- Preguntó Mandy porque notaba algo sería a su mamá.
- Nada, llegando a casa tu padre y yo hablaremos contigo.- Su respuesta dejó a Mandy con muchas dudas. ¿Sobre que hablarían sus padres con ella?¿Había hecho algo malo? Las dudas no dejaban se sonar en su cabeza, pero no quiso seguir preguntando porque sabía que su madre se enojaría o no le contestaría.

Subieron al transporte público, el resto del viaje fue solamente silencio, hasta que llegaron a casa. La luz de la sala estaba prendida lo que indicaba que su padre ya había llegado.

- Hola, papi.- Saludo Mandy abriendo la puerta principal.
- Hola, corazón. ¿Cómo te fue con tu amigo?- Él abrazo a su hija.
- Bien, me la pase súper con él y su familia.- Ella se sentó en el sillón individual, mientras sus padres se sentaban enfrente de ella.
- Me alegro de que te la pasarás bien con la familia Biersack.- Henry miró a su esposa.
- Tenemos que decirte algo, Mandy.- Sus padres la miraron a los ojos, las pequeñas manos de la niña estaban sudando por los nervios.
-¿Sobre qué?- Sus padres se miraron y dieron un suspiro.
- Tendrás... Un hermanito.- Dijeron los dos adultos al mismo tiempo. Los ojos verdes de la niña se abrieron con sorpresa, ¿Un hermano? Ella no quería un hermano, estaba bien sola, ellos estaban al pendiente de ella, no necesitaba a alguien más que le quitara la atención de sus padres.
- Yo no quiero un hermano.- Dijo la niña en voz baja.
-¿Por qué no? Mira el lado positivo vas a tener alguien con quien jugar, podrás pasar todo el día con él.- Su padre trató de animar a su pequeña hija.
- Papi, si es por la muñeca que te pedí el otro día ya no quiero nada.- Mandy recordó que hace 5 días su padre y ella pasaron enfrente de una tienda de juguetes y le pidió que le comprara una muñeca de vestido morado.
-¿Qué?- La expresión de su padre fue confusa hasta que recordó ese día.
- Ah, no es por eso.- Dijo su papá.

Su madre estaba a punto de decir algo, pero la niña subió a su cuarto, se acosto en su cama y se cubrió con las sabanas.

-¿Puedo entrar?- Escuchó la voz de su papá al otro lado de la puerta.
- Si.- Contestó desganada.
-¿Por qué no quieres tener un hermanito?- Se sentó a un lado de ella.
- Porque cuando llegue ya no me van a querer.- Susurró aún tapándose con la sabana.
- Eso es imposible, tu mami y yo siempre te vamos a querer sin importar nada.- Él quitó la sabana de la cabeza de su hija para poder verla a los ojos.
- Me prometes que me van a seguir queriendo aún cuando llegue mi hermano.- Dijo más tranquila.
- Si.- Sonrió su papá.
-¿Por la garrita?- Dijo alzando su mano en puño y levantando solamente el dedo meñique.
- Por la garrita.- Sentenció enganchando su meñique con el de ella.
- Ven vamos a cenar.- Dijo su padre levantándose de la cama.

Ambos bajaron y fueron a la cocina, donde los esperaba Elena con la cena servida.
El resto de la noche fue tranquila, Mandy les contó a sus padres todo lo que había hecho en el parque de diversiones con Andy y su familia, cuando terminaron de cenar los tres miraron la televisión un rato.

- Ya vamos a dormir, Mandy.- Su madre le habló para que la siguiera a su habitación y poder ponerle la pijama.
- Hasta mañana, papi.- Dijo dándole un beso en la mejilla.
- Que descanses.- Le dio un beso en la frente y continuó mirando la tele.

-¿Mami, a ti te cae bien Andy?- Preguntó de repente la niña mientras se ponía la pijama.
- Si, se me hace un niño bien. ¿Por qué la pregunta?- Acobijó a su pequeña.
- Creó que a mi papi no le agrada Andy.- Dijo abrazando un cojín.
- Jajajajaja, no te preocupes por eso, lo más seguro es que a tu padre no le agrade ningún niño que se te acerque.- Comentó divertida.
-¿Por qué?- Preguntó inocentemente.
- Cuando crezcas lo entenderás. Bien, ya es hora de dormir.- Sonrío y le dio un beso en la mejilla.
- Que sueñes bonito, mami.- La niña miró a su madre caminar hacia la puerta.
- Igualmente, cariño.- Cerró la puerta.

Mandy ya estaba lista para dormir pero no dejaba de pensar en lo maravilloso que fue su día. No recordaba haberse divertido tanto con alguien que no fuera de su familia, por lo general solo jugaba con sus primos pero ellos vivían en otra ciudad y sólo los veía en vacaciones o cuando sus tíos los traían de visita.

- Hoy fue un gran día.- Susurró para ella y después cerro sus ojos para finalmente dormir.

Amor De Niños || Andy Biersack ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora