Capítulo XXXVII

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Estoy bien, estoy bien, estoy bien...

Repetía en mi cabeza, aun no entiendo porque me pone tan mal ver a Andy con su novia, algo oprimía mi pecho y me sofocaba.

Salí lo más rápido que pude, tengo que esperar a que mamá venga por mi, corrí hasta la parada de autobús. Al pasar unos 10 minuto apareció el carro y subí en el.

- Pensé que te quedarías más tiempo.- Hablo mi madre.
- Mmm.- Mordí mi labio inferior.
- ¿Qué tal estuvo?-.
- Genial. Han tocado estupendo.-

Después de eso mi madre ya no hablo más, lo cual agradecí. Mi mente no dejaba de pensar en la reacción de Andy cuando la vio... la beso, la beso delante de mí y no sé porqué me afecto tanto.

¡Por favor! Es su novia, como no la va a besar.

Llegamos a casa y subí prácticamente corriendo, lo único que quería era encerrarme en mi cuarto.

Abrí la puerta y entre a la casa. Corey jugaba con sus carros en la sala y Mika corrió hasta mi moviendo su cola.

- Hola, Mandy.- Corey me saludo cuando me senté en un sofá.
- Hola, pequeño. Y hola, corazón.- Subí a Mika a mi lado mientras rascaba su cabeza.
- ¿Cómo te fue? ¿Cómo estuvo Andy? ¿Cuánta gente los vio?- Dejo lo que estaba haciendo para ponerme atención.
- Muy bien. Pinté un poco a Andy antes de que saliera a cantar, fue mucha gente a verlos. Tocaron muy bien.- Dije y mi madre iba entrando.
- Para cenar hay leche y cereal. Regreso más tarde.- Sólo entró a casa a pintarse los labios y fue de nuevo a la puerta.
- ¿A dónde vas? - Pregunté.
- Voy con unas amigas a bailar.-
- Pero...- No terminaba de hablar cuando mi madre ya había cerrado la puerta para irse.

Me acerqué a la puerta, quería abrirla y gritarle que se quedara pero no serviría de nada perder el tiempo con ella. Solté un suspiro, estoy cansada de todo esto.

- Se fue otra vez. ¿Cierto?- Me gire hacia mi hermano.
- Si, pero no importa. ¿Quieres ver una película?- Lo mejor era no pensar en eso. No quería que Corey se sintiera triste.
- ¡Si! Veamos la de Spyderman. - Corrió al cuarto a traer la película y yo preparaba la cena para comer en la sala.

Después de que se acabó la película nos fuimos a acostar, mi hermano cayó dormido en cuanto cerró los ojos. Yo por mi parte acariciaba a Mika que estaba acostada en mi abdomen. Al poco rato también me dormí, no se cuanto tiempo paso hasta que escuche un ruido, con trabajo abrí mis ojos y vi a mi mascota rasgar la puerta del cuarto. Supuse que quería salir al patio de servicio para hacer sus necesidades.

Con flojera me levante y abrí la puerta y como creí, la pequeña bola blanca corrió hasta la puerta del patio, fui hasta la cocina para abrirle. Mientras salía, fui por un vaso de agua, me apoye en el fregador y mire por la ventana. Frote mis ojos intentando aclarar mi vista para poder identificar el carro de mi madre estacionado afuera.

¿Ya llego? Tal vez venga subiendo las escaleras.

Deje el vaso en su lugar, Mika entró así que cerré la puerta trasera e iba dispuesta a entrar a mi cuarto cuando escuché la voz de mi madre. Corrí hasta la puerta principal y pegué mi oreja en ella para oír mejor.

- Vamos sólo un momento.- Escuche a un hombre hablar con dificultad, creo que esta borracho.
- No. Pero gracias por traerme.- Y mi madre también lo está. No puedo creer que pueda manejar en ese estado.
- No te traje de gratis. Me debes un favor.-
- Ya dije que no. Argh... sueltame.- Me asuste al escuchar eso. Corrí al sofá para sacar mi bate de béisbol. Abrí la puerta y baje con cuidado las escaleras.

Cuando llegue a las escaleras del segundo piso vi a mi madre y a un hombre que la acorralada entre él y la pared.

- ¡Sueltame! ¡Detente!- Pedía mi madre pero ese hombre no la soltaba e ontentaba quitarle la blusa. Yo entré en pánico.
- ¡Déjala! - Le pegue con el bate en su espalda.
- ¿Pero que mierda?- El hombre la soltó y dio unos pasos hacia tras con una mueca de dolor. Yo estaba temblando a más no poder.
- Tú.- Intento acercarse pero volví a pegarle en el brazo con el bate.
- Amanda...- Mi madre estaba impactada.
- Par de zorras.- Dijo con enfado él y después se fue. Mis ojos estaban llenos de lágrimas, aun tenía miedo de que volviera así que tomo a mi madre y la lleve adentro de la casa.

- Amand...- Me llamo pero no hice caso. No quería verla, así que corrí a mi cuarto cerrando la puerta, me recargue en ella y me deslice hasta estar en el suelo con la respiración agitada y los ojos llorosos. Tape mi boca tratando de callar unos sollozos que salían de mis labios, Mika lamía mi pierna tratando de llamar mi atención pero era inútil, no podía dejar de pensar en lo que había sucedido.

Me arrastre por la habitación y meterme abajo de mi cama, escondiendome de todo, excepto de Mika, quien me había seguido y se metió abajo de la cama con facilidad.

Me quede ahí llorando, tratando de tranquilizarme pero me era difícil hacerlo. Pensando en lo que hubiera pasado si no bajaba a tiempo o si ese hombre decidía regresar. El miedo se apoderó por completo de mi y entre en pánico. Cerré mis ojos con fuerza tratando de pensar en otra cosa, pero los abrí al sentir la lengua de Mika en mi mejilla. Estaba lamiéndose toda mi cara.

- Basta, Mika.- La sostuve y ella trataba de seguir lamiéndo.
- Estoy bien, estoy bien.- Repetí en voz baja, ella solo ladeo su cabeza un poco y se echó a mi lado.

Después de tranquilizarme, salí debajo de mi cama y me acosté en ella junto con Mika que tardó en dormí a un lado de mis piernas. Limpie mi nariz y me propuse dormir lo más rápido que pudiera.








Amor De Niños || Andy Biersack ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora