Capítulo XLII

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- Te voy a extrañar mucho papá.- Estaba aferrada de él, no quería soltarlo. No quería dejarlo ir... No quería que me dejará.
- Yo también los voy a extrañar mucho, haré lo que pueda para volver a verlos pronto.- Besó mi frente y una lágrima resbaló por mi mejilla.
- Te vamos a extrañar mucho, papá.- Corrió a sus brazos Corey.
- Los amo...- Se separó de nosotros y salió de la casa. Note como su voz se quebraba y mi corazón se estrujó aún más.


Cerré la puerta, mi hermano y yo comenzamos a desempacar nuestras mochilas. Mamá aún no estaba en casa pero teníamos que ordenar todo antes de su llegada, aproveche para preparar mi mochila para mañana y me di cuenta que no encontraba mi libro de Química. Hice memoria y recordé verlo la última vez en la baticueva.


Le avisé a Corey que regresaría en un rato, él se quedó jugando en la sala, fui por la correa de Mika para llevarla conmigo.


Salí de casa, del edificio y camine unas cuantas calles. Como casi no pasaban coches solté a Mika para que pudiera correr con libertad, de cualquier modo casi siempre caminaba a mi lado o corría para alcanzarme cuando se distraía olfateando algo.


Mi mente venía dando vueltas, pensaba en mi papá, en Corey, en mamá... En Andy. Estaba triste porque mi amigo no había ido a verme y porque mi padre tenía que regresar a Londres. Pensaba en que más podría ponerse peor, en lo miserable que era mi vida la mayor parte del tiempo.


Sin darme cuenta llegue hasta mi destino, mi pequeña olfateaba el largo césped que lo rodeaba. Pensé en que me acompañará adentro pero no era buena idea... Después de todo es un edifico abandonado y unas partes no soy muy seguras, así que la amarre a un árbol. Comenzó a chillar cuando me separé pero después de unos segundo guardo silenció.


Entre con cuidado, no quería cortarme con el alambre de púas. Entre por la apertura de la puerta y me dirigí a las escaleras, el escenario era tenebroso: un edificio abandonado, yo sola caminando a través de él en medio de la noche.


Pero mientras subía las escaleras unos murmullos lograron asustarme. Por un momento pensé en fantasmas pero después se escuchaban más claros...


- Estoy bien lo juro...- Ese era Andy. Llegue hasta la azotea, la puerta que daba para la terraza estaba ligeramente entre abierta. Algo en mi interior me decía que me fuera de ahí pero mi curiosidad era mayor.
- Yo sé que no es así, ¿Estas molesto por lo del viernes?- Me fijé mejor y vi a Scout. "Pero... ¿Qué hace ella aquí?"
- ¡NO! Por supuesto que no. El viernes la pasé genial a tu lado.- "Por eso no fue..."
- ¿Entonces qué es lo que te pasa?- Se acercó a él.
- Sólo estoy algo frustrado por... Uno asuntos de la banda.- Mentía, lo sabía perfectamente.
- Ya veo.- Lo abrazo por detrás.
- En ese caso se como puedo ayudarte. Ven.- Lo guió más cerca del borde.
- ¿Qué vas a hacer?- La miro a los ojos.
- Grita.- Le ordenó sonriente. Andy y yo pusimos la misma cara de confusión.
- ¿Qué? ¿Para qué?- Preguntó mi amigo.
- A veces todo el estrés o los sentimientos que tenemos dentro son más grande de lo que pensamos o de lo podemos soportar. Mi mamá siempre decía que gritar nos ayuda a liberar un poco de todo lo que nos agobia y sofoca... Así que, ¿Por qué no lo intentas?- Se separó un poco para darle espacio. Andy después de tomar aire, lo hizo.
- ¡AAAHHH! - Grito tan fuerte que incluso las luces de otros edificios vecinos encendieron las luces.
- Así se hace, amor.- Brinco feliz corriendo hacia él.
- Tenías razón, se siente bien.- La abrazo alzándola en el aire.
- Siempre la tengo.- Rodeó su cuello con sus brazos.
- Scout... Te amo, más de lo que nunca podré gritar.- Y fue en ese momento que mi corazón se detuvo. Ambos se fundieron en un amoroso beso.



Esta sensación, este dolor en mi corazón. Ya lo había experimentado.
 

...
 


Ya era de madrugada y no podía dormir, no dejaba de llorar en silencio cuidando no despertar a mi pequeño hermano de apenas un año de edad.

Amor De Niños || Andy Biersack ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora