Amor De Niños || Andy Biersack ||

Capítulo XL

Unos días después...

- ¡Nos vemos mañana! - Me despedí de Phil haciendo un gesto con la mano mientras me montaba en mi bici.

Comencé a andar directo a mi casa, este ensayo había durado más tiempo del que pensé, ya estaba oscureciendo así que debía llegar rápido a casa si no quería que mamá se preocupara por mi.

Cuando llegue, metí mi bici al garaje y entre a casa viendo a mi padre en él pasillo.

- Hola, papá.- Le saludé y él sonrió.
- Veo que han tenido mucha inspiración hoy.- Comentó por mi notable retraso de llegar a tiempo para ayudar a preparar la cena.
- Lamento llegar tarde.-
- No te preocupes, ya le ayude a tu madre. Pero hoy te tocará lavar los platos.- Ambos fuimos al comedor y ahí estaba la cena lista.
- Cariño, ¿Por qué has tardado tanto?- Pregunto mi madre ya una vez los tres sentados.
- Nos hemos quedado ensayado una nueva canción y viendo que notas quedaban mejor.- Me encogí de hombros y lleve un bocado de comida a mi boca.
- Me alegra que estés tan inspirado últimamente.- Mamá me sonrió pícara. Mis padres aún no saben de mi relación con Scout pero supongo que mi madre ya sospecha algo.
- Si.- Sonreí nervioso.

La cena transcurrió con normalidad, papá hablando de su trabajo y mamá sobre los cursos de enfermería a los que estaba llenos en las mañanas. Después de recoger la mesa y terminar de la carrera los platos recibí una llamada.

- ¡Andy! ¡Teléfono! - Seque mis manos y tome el teléfono que restaba en la cocina.

- Diga.- Hable contestando más llamada.
- Hola, Andy.-
- Mandy, que sorpresa.- Tenía unas semanas sin verla y no había tenido tiempo de llamarla.
- Jaja si, supongo. Te llamo porqué el viernes presentaré una pintura en el museo.- Hablo con timidez.
- Con que has quedado, eh. Felicidades.-
- Si. Pero el motivo de mi llamada es invitarte a ti y a tu familia a que vayan a mi presentación. Ya sabes sólo es dar una breve explicación de la pintura... Entonces, ¿Irán?-.
- Por supuesto que sí. No me lo perdería por nada en el mundo.-
- Genial. El evento comenzará a las 8:30 pm. Los esperare ahí.-
- De acuerdo. Que descanses.- Me despedí.
- Hasta luego.- Ambos colgamos y fui a la sala con mi padres para avisarles de la invitación. Ellos aceptaron encantados.

Ahora que lo pienso, tengo varios días sin ver a Mandy. Antes pasábamos casi todos los días juntos, digo, siempre nos veíamos en la escuela y en las tardes ella venía a mi casa o yo iba a la de ella. Últimamente he pasado mucho tiempo con mi banda y con Scout, por alguna una razón me he sentido muy inspirado y no dejo de escribir nuevas canciones para los demás o poemas privados.

Quizás debería ir con Mandy mañana pero creo que tiene mucha tarea y no quiero ser una distracción, después de todo las vacaciones están cerca... mejor luego la veo.

Subí a mi habitación a jugar videojuegos un rato, tal vez hasta que me de sueño. Busque entre mis cajones un videojuego, pero me tope con algo interesante.

Una fotografía mía con Amanda, estamos jugando en mi casa del árbol, en esos tiempos mi amiga tenía 7 años y yo 9. Recuerdo que ese día Mandy tenía miedo de acompañarme al ártico a buscar un par se raquetas.

...

-Vamos, no pasará nada.- Comencé a subir por las escaleras.
- Yo te espero aquí.- Mi amiga miraba con terror hacia la puerta que daba al ártico.
- Prometo que no te pasará nada. No hay monstruos aquí arriba, mi papá los echó a todos de aquí.- Sonreí orgulloso, papá era el mejor exterminador de monstruos de todos.
- No quiero...- Seguía atrás de la puerta de mi habitación. Y fue ahí donde se me ocurrió algo.
- Ya sé... sí me acompañas te daré un chocolate.- Ella abrió sus ojos y salio al pasillo, a unos cuantos pasos de la escalera y le tendí mi mano para animarla a subir

- Pero no me soltarás...- La tomo y sonreí victorioso, Amanda haría cualquier cosa por chocolate.

Subimos y caminamos a través de la oscura habitación, para la suerte de mi amiga el foco estaba fundido. Llegamos hasta una repisa, recordaba que las raquetas estaban ahí pero mi estatura me impedía bajarlas.

- No las alcanzó.-
- Entonces vamonos...- La detuve del brazo.
- Ayudame a buscar algo en lo que pueda subir.- Buscamos alguna caja para subir y bajar las raquetas.

Al intentar subirme en una, está se hundió y escuchamos algo romperse. Los dos hicimos una cara de susto, la abrimos con miedo y vimos un portarretrato roto.

Saqué la fotografía y eran mis padres en el día de su boda, quite algunos vidrios rotos para sacar el papel con cuidado de no cortarme.

- Son tus papás.- Habló Mandy retirando sus manos de su boca.
- Si...- Tenía que idear una forma de esconder la foto y los vidrios rotos para evitar un regaño por parte de mi madre.

Le di la foto a mi amiga para que la detuviera mientras buscó donde esconderla, cuando al fin había encontrado un buen lugar le llame a mi compañera pero al no obtener respuesta regresé a donde ella se encontraba.

- ¿Mandy?- Escuché unos sollozos.
- ¿Que tienes?- Las lágrimas caían por sus rosadas mejillas.
- Mi familia está rota...- Logro decir. Fue cuando entendí que ver la foto de mis padres en su boda le recordaba a los suyos.
- No llores, Mandy. Cuando seas grande vas a tener una gran familia.- Trate de animarla.
- Pero yo no quiero una nueva... Yo quiero arreglar a mi familia.- Lloró un poco más fuerte y la abracé, ella no tardó en hacer lo mismo. Inconscientemente unas lágrimas también salían de mis ojos, no me gustaba verla triste y mucho menos verla llorar.

...

Cuanto había pasado ya de eso, y la preocupación de verla llorar aún me inquieta.

Hace un par de semanas me preguntaba si lo que estoy haciendo es lo correcto o lo mejor para ella o... para mí. Al inicio dudaba de mi relación con Scout pero he logrado sentir algo por ella; Claro que no olvido cual era, o mejor dicho, es el motivó. Lo que me extraña es que Amanda no me ha vuelto a decir algo sobre su decisión de irse a Londres o quedarse, quizás pronto me diga y sabré si mi plan dio resultado.

Algo en mi se retuerce cada día, al no estar junto a Mandy... Después de tanto tiempo estar juntos, ésta repentina separación me ha afectado, pero no estoy seguro de que tanto le afectó a Amanda. Tal vez y le haya servido el que no esté siempre con ella, reconozco que soy una gran distracción de sus deberes y más ahora que está en el taller de arte, tiene menos tiempo libré.

Probablemente todo esto no sea tan malo como creía.