Capitulo I

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-¡Vamos a ir al parque!- Grito emocionada mientras brincaba en su cama.
- Si, pero quedate quieta.- Pidió su padre, la niña se sentó para poder abrochar sus zapatos.
Al terminar, ambos bajaron para ayudarle a su madre a subir las cosas al carro.
- ¿Llevas tu pelota, cariño?- Le pregunto su madre al ponerse su cinturón de seguridad.
- Si, mami.- Contesto agarrando su pelota verde, esa pelota era más grande que su cabeza, pero era su favorita entre todas sus demás pelotas y valones.

Durante el camino al parque los tres en el auto iban platicando sobre las cosas que harían el resto del día, decidieron ir a desayunar y jugar al parque, después irían a la casa de la abuela a comer, más tarde rentarían una película para verla en la noche. Querían aprovechar todo el día para estar todos juntos, ya que era uno de los pocos días en los que la madre de la niña estaba de vacaciones.

Al llegar al parque, la pequeña bajo del carro corriendo hacia la entrada del parque.
- ¡Amanda! Ven y ayudanos a llevar las cosas.- Le ordenó su padre, Amanda se acercó y cargo la gran botella de jugo, su madre cargo la cesta de comida y su padre llevaba los platos, vasos y el mantel.

Caminaron hasta llegar a la zona donde se encontraban las mesas, todas las mesas estaban situadas en una gran área verde que esta cerca de los juegos para niños.
Amanda dejó el jugo en la mesa y fue directo a la resbalilla, sus padres acomodaron las cosas mientras ella jugaba.

La pequeña niña se deslizó una ves, cuando iba a volver a subirse dos niños más grandes que ella se lo impidieron.

- Esta resbaladilla es nuestra, tu no te puedes subir.- Dijo uno de cabello castaño.
-¿Por que no puedo subirme?- Pregunto enojada la niña.
- Porque eres una niña.- Contesto en otro niño que tenía el pelo negro.
- Eso es una tontería.- Ella avanzó a la escalera pero ambos niños la empujaron, haciéndola caer en la tierra, el castaño se iba a acercar de nuevo a la niña, pero alguien más lanzó una piedra al pecho del niño.

- ¡Hey! Metete con alguien de tu tamaño.- Dijo alguien detrás de la pequeña, ella se levantó rápidamente y volteo a ver a la persona que aventó la piedra, era un niño rubio de ojos azules que aparentemente podría tener la misma edad de los otros dos niños.
- Oye, tu no te metas.- El pelinegro miro enfadado al rubio mientras se acercaba.
- Tu no le pegues a una niña.- Lo empujó lejos de la pequeña que miraba con miedo al castaño cuando agarró una piedra más grande.
- Entonces... - El rubio tomó un puño de tierra y la lanzó a la cara de los dos niños, tomó la pequeña mano de la niña. - ¡Corre!- Grito y jaló a la niña para que ambos corrieran mientras los otros dos se limpiaban la cara.

Amanda estaba en shock por lo sucedido pero corrió junto el niño que la había ayudado, se escondieron detrás de un gran árbol, ella se sentó en el suelo para recuperar el aire, él asomó su cabeza para ver como los niños corrían en dirección opuesta a donde ellos estaban escondidos.

- Bien, estamos a salvo.- Suspiro en pequeño y se sentó junto a la niña.

- Gracias por defenderme.- Habló al fin la niña.
- De nada, por cierto, ¿Cómo te llamas?- Pregunto mirándola.
- Amanda, pero puedes decirme Mandy. ¿Cuál es tu nombre?- Ambos se miraron.
- Andrew, pero todos me dicen Andy.- Sonrió el niño.
- Mucho gusto en conocerte, Andy.- Dijo la niña extendiendo su brazo en dirección a él.
- El gusto es mío.- Contesto extrañado Andy por ese saludo, pero para Amanda era algo normal ya que su padre le decía que esa era una forma educada de saludar.

- ¡Andy!- Se escuchó el grito de una mujer a lo lejos.
- Es mi mamá, me tengo que ir. ¿Quieres jugar conmigo más al rato?- Pregunto el niño cuando se paro.
- Si.- Andy ayudó a Amanda a levantarse.
- Bien, nos vemos en los columpios.- Después de decir esto Andy corrió, la niña también fue con sus padres para poder desayunar.

La madre de Amanda ya tenía todo preparado en la mesa, su padre estaba sirviendo el jugo en los vasos.
-¿Qué te paso, Mandy?- Pregunto su madre al ver su ropa sucia de tierra.
- Es que... Me caí de un juego y me llene de polvo por accidente, mami.- Mintió la niña porque no quería preocupar a sus padres.
Después de comer unos ricos emparedados, la familia jugó a las escondidas, se subieron a unos juegos y se tomaron fotos. Amanda miró al lugar donde había acordado verse con Andy, justo en ese momento él iba llegando a subirse a un columpio.

- Papi, ¿Puedo ir a los columpios?- Pidió la niña, su padre le dio permiso asintiendo con la cabeza.
Amanda comenzó a caminar hasta llegar a los columpios.

- Hola.- Saludo la pequeña.
- Hola, Mandy.- Saludo también el niño, ambos comenzaron a columpiarse mientras platicaban y reían de lo que había pasado antes, al terminar se subieron a más juegos, corrieron y de divirtieron hasta que se cansaron.

- Es divertido estar contigo, Andy.- Comentó la niña.
- Yo también me divertí hoy, pero creó que ya me tengo que ir.- Dijo Andy mirando a su familia recoger las cosas.
- Esta bien, nos vemos luego Andy.- Amanda ya se iba a ir cuando...
- Entonces, ¿Somos...- Pregunto Andy con sus mejillas sonrojadas.
- Amigos.- Sonrió Amanda.

Amor De Niños || Andy Biersack ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora