Amor De Niños || Andy Biersack ||

Capítulo XIII

Esto tiene que ser una jodida broma.

-¿Qué?... Pe...pero... ¿Por qué?- Estaba en shock. La estaba sujetando por los hombros, podía sentirla temblar.
- Dice que se siente muy solo y lo sé, es que... Es mi padre y no me gusta verlo triste, pero no sé qué hacer, mi madre me odiara si se lo digo.- Cubrió su rostro con sus manos. Yo por otra parte no lograba entender, ella no podía irse; es su padre y todo pero no la podía alejar de mí, no ahora.
-¿A ti te gustaría ir a vivir con el?- Por favor que diga que no.
- Tu sabes que siempre he querido a mi padre y...- Comenzó a hablar rápido.
- Pero... ¿Es realmente lo que quieres?- La interrumpí y ella solo me miró a los ojos.
No dijo nada, solo la abrace y los dos nos sentamos en el piso, después de un rato nos acostamos pero todo en silencio, en ningún momento la solté. Esto era muy difícil para ella, era mucha presión para ella.

Estuvimos acostados no sé por cuánto tiempo exactamente pero ella no se apartó de mí, se sentía tensa, decidí no hacer más preguntas y solo nos quedamos ahí pensando. ¿Cómo sería mi vida si ella decidiera irse? No. Es que simplemente no me la puedo imaginar, siempre hemos estado juntos desde que nos conocimos en el parque.

No quiero que se vaya.

Sé que suena egoísta e incluso lo es pero no quiero que se separe de mi. Ambos necesitamos del otro, yo necesito su apoyo incondicional y entusiasmo, ella necesita mi compañía y amor eterno, en los ocho años que llevamos de conocernos, me he dado cuenta de que ella es muy especial para mí, me ha dado motivos para seguir adelante, fue la primera en apoyarme a formar una banda, ha estado en todos mis partidos de hockey y béisbol, me ha defendido, a sacrificado cosas importantes para ella por estar a mi lado. Después de todo lo que ella ha hecho por mí, soy un egoísta por no querer dejarla ir... Pero es que simplemente no podemos estar separados.

-¿Qué me aconsejas que debería hacer?- Su voz sonaba apagada.
- No sé, nunca pensé que llegaría a pasar esto, realmente me has tomado en curva.- Los dos nos miramos a los ojos, ella estaba desesperada por tener una respuesta.
- Creo que lo mejor será que hables con tu madre primero, quizás no se enoje... Tanto.- Encogí mis hombros para tratar de restarle importancia y no presionarla tanto.
- Si me muero ya sabes que mi testamento esta en la caja negra abajo de mi cama.- Tapó sus ojos con su brazo tratando de hacer un gesto dramático.
- Sabes que si mueres yo también lo haré.- Pude notar una leve sonrisa en su rostro, lo cual me tranquilizó mucho, estaba logrando que olvidará un poco el tema inicial. Mire el reloj de su muñeca y mis ojos casi se salen de sus órbitas la ver la hora.
-

¡¡Ya pasan de las 3!!- Brinco por el grito repentino.
-¡¿Qué?! Tenemos que irnos ya.- Se paró de inmediato y me ayudó a levantarme, tomamos nuestras cosas y nos fuimos a casa de Mandy.

El camino fue silencioso pero no era el mismo silencio de siempre, me sentía algo extraño... Quizás sigo algo aturdido por la posibilidad de que se vaya. Llegamos al departamento donde vive Mandy, subimos hasta el tercer piso.

Pero ambos paramos en seco al ver a una señora enfrente de la puerta del departamento.
- Buenas tardes, ¿Buscaba a alguien, señora?- Hablo Mandy, la mujer posó su atención en nosotros, pero sobre todo en Mandy. Nos miro de la cabeza a los pies; llevaba unos lentes negros y un gran abrigo rosa que le llegaba un poco más arriba de las rodillas, su cabello estaba perfectamente recogido con un moño.
- Busco a la mujer que vive en esta casa, ¿Alguno de ustedes dos niños la conoce o sabe en donde esta?-.
-¿Para que quiere verla?-.
- Eso no es de tu incumbencia niña. Creo que ninguno puede darme razón de ella, será mejor que se esfumen de aquí.- Se giro y tocó la puerta.
- Bien.- Mandy sujeto mi mano, me jalo hasta llegar a la puerta apartó a la mujer y abrió la puerta con su llave.
- Con su permiso.- Cerró la puerta en la cara de aquella mujer.

-¿Ya se fue la señora?- Corey salió de su cuarto.
- No sigue afuera, pero tal vez ya se va a ir.- Dejo caer su mochila al suelo.
-¿No crees que fuiste algo grosera?- Me senté en el sillón más cercano que tenia.
-¿Yo? Ella fue la grosera con su actitud arrogante. Y creeme que ahora no estoy de animos para andar aguantando a gente así.- Se notaba de lejos que andaba enojada.

La tarde paso algo aburrida porque Mandy insistía en ayudarme con el nuevo tema de biología, yo no quería pero aquí estoy estudiando las partes de la célula. Esto era jodidamente aburrido, todo lo relacionado con la escuela era algo que a mi no me importaba, desde hace unos meses había comenzado a pensar en la idea de dejar la secundaria, estaba cansado de hacer cosas que no me gustaban.

Ya eran casi las 7:30 pm. No quería llegar tarde a casa pero quería estar con mi amiga cuando hable con su mamá.

-¿Vas a platicar con tu madre hoy?- La mire y deje mi libreta a un lado, ella desvío su mirada del libro y la posó sobre mi.
- Realmente no sé, quizás sea mejor que ponga mis pensamientos en orden y después poder hablar con ella.- El cerrojo de la puerta sonó anunciando la llegada de la señora Elena.

La puerta se abrió dejando ver a Elena y a tras de ella la mujer de hace unas horas.

- Buenas noches niños.- Entró a la casa y en seguida de ella la señora "Amargada".
-Mmm... ¿mamá?- Mandy hizo un gesto para que le dijera quien era la extraña en su casa.
- Amanda, ella es Cloe, mi hermana y...- Espera un segundo... ¡¿Elena tiene hermana?!
- Tu fabulosa y encantadora tía.- Una sonrisa llena de maldad se dibujo en la cara de la rubia.
La cara de Mandy palideció pero no mostró arrepentimiento por haber tratado así de mal a su "tía" anteriormente.

Incómodo

Así me sentía en este momento, mejor dicho... Así se sentía el ambiente en la pequeña casa.

- Un gusto, Amanda.- Le ofreció la mano con una sonrisa tan falsa que se podía notar de aquí hasta la luna. Mandy sólo estrecho la mano con la mujer, su mirada era sería; siempre que Mandy conocía a gente nueva trataba de ser lo más amable posible, pero a Cloe ni siquiera le dijo el típico "El gusto es mio".
Después se paró en frente de mí esperando a que me presentará.
- Soy Andrew, amigo de Mandy.- Ella solo me miró con indiferencia, Genial otra hueca a mi lista.
-¿Y donde esta el niño chiquito, querida hermana?- Volteo a ver a Elena, de pronto sentí algo atrás de mí, gire para ver que era y me encontré con Corey escondido atrás de Mandy.
- Corey, ven aquí.- El pequeño sólo asomo su cabeza al costado de Mandy la cual seguía muy seria.
Mire el reloj en la pared y ya era hora en la que debería estar en mi casa. Le di un pequeño golpe a mi amiga en su brazo, ella me miró sin entender por qué el golpe, hizo un movimiento con mi cabeza para que mirara al reloj. Solo asintió con la cabeza y fuimos a la cocina en lo que Cloe se presentaba con Corey.

- Será mejor que te vayas.- Me dijo ya estando en la cocina.
- Lo sé, ¿Crees estar bien con el tema de tu padre y ahora tu... tía?-.
- Supongo que podré tener algo de paciencia.- Jalo de su cabello en un movimiento nervioso.
- Bien.- Ambos salimos de la cocina. Tome mi mochila y los dos nos dirigimos a la puerta.

- Con permiso. Hasta luego.- Salí de la casa y Mandy se quedo en el marco de la puerta.
- Te veo mañana.- La abrazo rápidamente y comencé a bajar las escaleras.
- Hasta mañana.- Vi como cerraba la puerta.

Vaya que le estaba llendo mal a Mandy.