Veintiuno.

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Justin

Esperé pacientemente a que mi hija llegara. Todo estaba oscuro y tenía una vela preparada para cuando ella viniera. Llegaba con cinco minutos de retraso y ya me estaba poniendo nervioso. No era seguro estar aquí. Escuché la cerradura de la puerta y no tardé en encender la vela. Vi a mi hija aparecer y no pude evitar fijarme en su pelo rojo. Ella se quedó en la puerta del salón, mirándome. Me miraba con dolor y sabía que a pesar de todo esto, algo más le había pasado.

Me levanté de la silla en la que estaba sentado sin dejar de mirarla.

— Es impresionante cómo has crecido – dije observándola un poco mejor, ya que el día anterior no había podido hacerlo. Alice no contestó. – Aunque ha sido una sorpresa saber que mi hija es una de las más temidas en Brooklyn. – Lamí mis labios.

— ¿Dónde estuviste?

Respiré hondo y sabía que era hora de decirle la verdad. – Siéntate – dije señalando una silla frente a mí. Me senté en mi silla y volví a señalar la silla. – Vamos, siéntate – insistí.

Ella se movió insegura hasta la silla y se sentó. Pude ver mejor su rostro y algunos de sus tatuajes. – Ni siquiera sé por dónde empezar – junté mis manos.

— Empieza por la parte en la que yo estaba esperándote en un motel junto a Austin.

— Estaba metiendo las maletas en el coche cuando escuché un ruido dentro de casa. Recuerdo que entré y ya no recuerdo nada más. Después... me desperté en una habitación sucia y vacía, atado a una silla. – me quedé callado, ella no tenía que saber los detalles. – Apareció Susan que es...

— Sé quién es.

— Ellos te tenían – la carne se me puso de gallina al decir esas palabras. – Jamás pensé en que eso llegaría a pasar, de que Susan apareciera para vengarse – negué con la cabeza. – Maté a su padre porque me quitó una de las cosas más importantes de mi vida. Sé que fue mi culpa que tu madre muriera, pero... - mordí todo mi labio inferior. – Me amenazaron con tu vida, así que hice lo correcto.

— ¿Lo correcto?

— Ellos me querían en su banda, de nuevo en el negocio. Así que acepté a cambio de que tú vivieras.

Alice cerró los ojos y después los abrió - ¿Y ha valido la pena? – susurró.

— Estás aquí. No con la vida que me hubiera gustado darte, pero estas viva. Daría mi vida por ti, Alice. Al igual que hubiera dado mi vida por tu madre. Llamé a Troy para que fuera a buscarte, él te llevó ante Daniel. Tengo que admitir que le debo mi vida a uno de los capos más importantes de la mafia Italiana. Sabía que él te reclutaría y estarías a salvo.

— ¿Quién me persigue?

Junté mis manos y respiré hondo antes de contestarle. - La banda que mató a Bryan. He estado siguiéndote un tiempo. Troy siempre me mantenía informado. Encontré a Austin y vi que él te estaba buscando, así que le dije dónde podía encontrarte. Quería que él cuidara de ti, ya que yo no puedo hacerlo.

— No necesito que nadie cuide de mí - ella se echó hacia atrás en la silla, creyendo en sí misma - Austin me dijo que no sabía dónde estabas.

— Le dije que no dijera nada. Se supone que no puedo verte ni tener contacto contigo.

— ¿Y Alexa? – preguntó.

— Era uno de ellos.

Alice cerró los ojos y dejó ir su cabeza hacia delante. – No podemos confiar en nadie – susurró.

— No.

— ¿A qué banda enemiga te refieres?

— La familia Gambino.

4. Saga Cree en mi - Bang BangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora