Veintisiete [I]

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Siseé de dolor cuando Bryan me dio con el algodón en el labio. Mi amigo frunció el ceño, al igual que yo lo tenía. Todo había sido un aviso de Daniel. Tenía que alejarme de Ethan y acatar sus órdenes si no quería que nos matasen a los dos. No sabía cómo se había enterado de que quería irme, pero había secuestrado a Ethan y había ordenado a Troy a golpearme.

Jamás pensé que Troy me llegase a poner una mano encima, pero tuvo que hacerlo, lo comprendía.

— ¿Puedes explicarme por qué siempre sales golpeada?

Miré a Bryan alzando una ceja. No es que estuviera de muy buen humor hoy, quería golpear a todo el mundo.

— Quiero irme, Bryan – Él me miró y agachó su mano. Suspiró y dejó el algodón en el lavabo. - ¿Me lo dices en serio?

— Sí. Necesito un descanso de todo esto, me estoy volviendo loca.

Bryan me miró apretando la mandíbula. - ¿Te irás con él?

— Era mi intención. – Bryan salió del cuarto del baño y me levanté para seguirlo. – Entiéndeme, no puedo más, Bryan.

— Te entiendo, Grace. – se giró en medio del pasillo. – Te entiendo, maldita sea. Pero no puedes dejarme.

— No quiero dejarte.

Mi amigo me miró con dolor y agachó la mirada. – Ahora me dirás que vaya contigo y tu novio, y todos viviremos felices. No sé tocar el violín, Grace.

— No era mi intención que lo tocaras. Moriste. – Bryan me miró de nuevo – Me dejaste, ¿Pensabas que nunca iba a encontrar a nadie?

— No en tan poco tiempo.

— ¿Poco tiempo? – negué con la cabeza. – Ha pasado más de medio año, Bryan.

Suspiró y pasó una mano por su pelo. – Imagino que ahora me pedirás ayuda para averiguar dónde está Ethan. – Lamí mis labios – No sé qué ves en ese chico.

— Se quedó conmigo a pesar de todo, a pesar de que lo echara de mi lado. ¿No es eso suficiente?

— Supongo que si lo es. Vámonos, tienes que hablar con Daniel. Te seguiré.

Me quedé en silencio cuando salí del despacho de Daniel, había sido una advertencia. Tenía que cumplir sus órdenes o si no, Ethan moriría. No me importaba morir, había estado apunto muchas veces, pero Ethan no tenía culpa de nada. Tenía que matar a mi enemigo, y lo haría.

Cuando estuve en el coche, llamé a Stella y quedamos en la puerta de la casa de Hannah. Tenía que pedirle a las chicas que me ayudaran. Necesitábamos un plan. El plan de Daniel y compañía no era muy bueno, ya que les importaba poco si moríamos o no.

Bryan y yo estábamos esperando aparcados en la acera de enfrente a la casa de Hannah. Tenía un tic nervioso en mi pierna y no era capaz de controlar el movimiento. – Me pones nervioso – murmuró. Mordí mi labio.

Había tenido que llamar a Alex, uno de los amigos de Ethan, para decir que lo encubriera. No sabía cuándo iba a poder volver a casa. Él se había negado, diciéndome que llamaría a la policía, me había costado convencerlo de que esa no era la mejor opción.

El coche de Stella apareció y me bajé del coche con Bryan. Cerré la puerta y ella me sonrió desde dentro del coche. Apagó el motor y una fuerza me empujó hacia atrás mientras escuchaba un ruido ensordecedor.

Mi espalda dio con el coche y caí al suelo, clavándome cristales en mis manos. Abrí un poco los ojos con dificultad y vi que estaba todo iluminado. Puse mis manos en mis oídos debido al pitido que tenía en ellos. Miré hacia mi izquierda, donde el coche de Stella estaba en llamas. Me levanté y corrí hacia él, alguien me rodeó por la cintura y tiró de mi hacia atrás.


4. Saga Cree en mi - Bang BangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora