Veinticuatro.

2.1K 161 9
                                    

Cerré los ojos. Estaba asustada porque no tenía con que defenderme. Un sudor frío recorría mi nuca y mis heridas ardían. Escuché a alguien llamar mi nombre.

"Alice, Alice" era la voz de mamá. "Corre" "Corre por tu vida, no te rindas"

Abrí los ojos y respiré profundamente antes de levantarme y seguir corriendo.

Corre

Corre

Escuchaba la voz de mamá en mi cabeza. Mis pulmones ardían y mi respiración era agitada y pesada, apenas podía respirar ya. Jadeé mientras mi cerebro obligaba a mis piernas a correr. Escuché un disparo y me tiré al suelo, cayendo en la maleza. Escuché otro disparo y me encogí, estaban cerca. Me quedé callada y dejé de respirar. Intenté escuchar por encima del pitido en mis oídos.

— ¡Alice! ¡Alice!

Fruncí el ceño. ¿Ethan?

— ¡Alice!

No podía ser. ¿Qué hacía aquí? ¿Y los otros hombres? ¿Y si era él uno de los que me perseguía? ¿Y si estaba con el otro bando? Muchas preguntas y dudas se agolparon en mi cabeza y me tapé los oídos para dejar de escuchar a Ethan llamándome. Tenía miedo, y hacía mucho tiempo que no lo tenía.

— ¡Alice! – escuché más cerca. - ¡Grace!

Me moví un poco – Ethan – intenté gritar. – Estoy aquí – puse mis manos en la tierra, clavándome piedras y jadeé por el dolor en mi abdomen. Clavé mis rodillas en el suelo y respiré entrecortadamente.

— ¡Alice!

— ¡Ethan! – dije más fuerte. - ¡Ethan! – sollocé.

Me giré y me senté en el suelo. Escuché unos pasos acercarse hacia mí. La claridad dio en mi rostro y giré la cabeza para que no me diera en los ojos. Miré a Ethan, que llevaba una pistola en su mano y me apuntaba. – No me hagas daño – dije levantando una de mis manos.

Ethan bajó el arma y se acercó a mí. Me encogí ante su toque. – Tranquila, estás a salvo, no te haré daño, nadie te lo hará.

Dejé que su brazo pasara por debajo de mis rodillas y otro por mi espalda. Me levantó del suelo. – No debería de haberte dejado – me dijo.

— ¿Qué haces aquí? ¿De dónde has sacado el arma? – pregunté.

— Había olvidado mi cartera. El arma la saqué del mueble de tu salón. Tu padre está aquí, él y Austin se están encargando de los cadáveres.

— ¿Quién los ha matado?

El silencio se hizo y solo escuchaba los pasos de Ethan entre la hierba y las ramas y su respiración. Nos dirigíamos hacia la luz que desprendía mi casa. – Ethan.

— Te diría que estoy arrepentido, pero no lo estoy, por lo menos ahora, ya habrá tiempo para pensar en eso más tarde. Llegué antes que todos, tenía que hacer algo.

Cerré los ojos con fuerza. ¿Qué había hecho? Me sentía culpable, Ethan nunca tendría que haber apretado un gatillo.

— ¡Alice! – escuché la voz de papá preocupado y no tardé en estar entre sus brazos. Olí su perfume y me sentí como en casa, como cuando lo abrazaba cuando era niña, como cuando lo abracé cuando mamá murió.

— Estoy bien – susurré mientras papá caminaba. Tenía mi rostro enterrado en su cuello.

— No, no lo estás, esto ha llegado demasiado lejos, te irás.

No iba a hacerlo. No sin él, no sin Austin, y no sin Ethan. Y no sin llevar a cabo mi cometido.

Papá me tumbó en el sofá y me examinó. - ¿Estás herida? ¿Han llegado a darte?

4. Saga Cree en mi - Bang BangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora