4. Saga Cree en mi - Bang Bang

Veinticinco

Trepé hasta la habitación de Ethan sabiendo lo más probable era que su madre no me dejara entrar en casa. Me subí al poyete de la ventana y jadeé al meter mis piernas dentro de la habitación. Ethan me miraba confuso desde la cama, y también me miraba Vanessa. Ellos estaban agarrados de una mano.

Suspiré y me quedé sentada en el bordillo de la ventana. Lamí mis labios y supe que tenía que hablar – Hola Vanessa, ¿Cómo estás? – la miré.

— Mejor, gracias – dijo esta soltando la mano de Ethan.

Vanessa no tenía muy buen color de cara y Ethan tampoco. – Tenéis que iros. – Me levanté y saqué una tarjeta de crédito – Aquí tenéis dinero para que os vayáis con vuestras familias unas semanas, hasta que todo acabe.

— Te dije que era lo mejor – le murmuró Vanessa a Ethan.

Él me miró preocupado. - ¿Por qué?

— Ya lo sabes, las cinco familias están en guerra.

— ¿Y qué tiene que ver eso con nosotros?

— Cada familia tienen sus aliados. La banda con la que está mi padre quiere quitarme de en medio.

— Te harán daño a ti para llegar a ella – dijo Vanessa.

— O a ti. – la miré – Bryan antes de morir me dijo que te cuidara. No he estado haciéndolo muy bien, lo siento.

Ethan me miró sorprendido al escuchar un lo siento salir de mi boca y ella movió la cabeza de un lado a otro. – No es tu culpa que haya pasado todo esto. – le di la tarjeta a Vanessa y ella la cogió.

— ¿Qué harás tú? ¿Te irás como te dijo tu padre? – Ethan se levantó y tuve que mirar hacia arriba para hablarle.

— No – sus ojos me miraban con preocupación. – Llevo entrenándome muchos años para hacer lo que tengo que hacer. Es el momento.

— La venganza no es la solución.

— Mataron a mi madre y a Bryan. Se llevaron a mi padre. Me hicieron meterme en este mundo y ¿me dices que la venganza no es la solución?

— Vanessa, ¿Puedes salir? – Ethan giró su rostro para mirar a la chica. Esta asintió y se levantó.

— No, no te vayas – levanté mi mano hacia ella – Me voy ya. Haz lo que te digo – apunté con el dedo a Ethan.

La puerta de la habitación se abrió y la madre de Ethan nos miró extrañados. – Oh, hola Grace. ¿Por dónde has entrado?

— Por la puerta – dejé de mirarla para después echarle una mirada a Ethan de advertencia. – Ya me iba.

Esquivé a Vanessa y la madre de Ethan se quitó de la puerta para que yo pasara. Por el camino me encontré a la hermana de Ethan que me miró y me sonrió con tristeza. Salí de allí y no tardé en escuchar mi nombre. Suspiré y seguí caminando.

— ¡Grace! – me cogieron del brazo y me giré para ver a Ethan.

— Qué.

— ¿Qué? No... - él subió una mano para tocar mi mejilla pero la dejó en el aire.

— ¿Qué te dije? – me alejé. – Te fuiste.

— Me fui porque me apuntaste con un arma.

Ethan se acabó – me giré. - Vete o te meteré en un almacén hasta que acabe.

— Me conformo si vienes a verme para asegurarme de que estás a salvo.

— ¿Por qué?

— No lo sé - me dijo confuso. - Me gustas y.... te quiero.