C A P Í T U L O 25.

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NIALL.

El cuerpo del animal se cruzó entre mis piernas deteniendo mi caminata. Maulló y se detuvo delante de mis zapatos mientras se sentaba en sus dos patas. Me miró con unos ojos amarillos hechos con unas pupilas contraídas hasta pensar que no tenía y sin dejar de hacerlo, su cola se movía diciéndome en gestos físicos que le entretenía hacerme la mente un rompecabezas al tratar de leerle.

Su pelaje blanco le envolvía todo su cuerpo, excepto una mancha redonda en su ojo izquierdo. Sin dejar de observarme, se levantó en sus cuatro patas y de una forma majestuosa volvió a enredarse entre mis piernas y no se detuvo. Estuve así minutos y segundos, pero el gato no se detuvo.

-Makoto. -llamaron desde mi espalda.

Me giré con cuidado de no molestar al animal y pude observar como Liam, agachado en sus pies, llamaba la atención del gato. Mire al felino esperando a que fuera hacia su amo, pero su cola no dejo de enredarse entre mis rodillas.

-Imposible -Masculló Liam, levantándose. Sus manos se escondieron en los bolsillos de su pantalón y me miro, resignado. -Por si no lo sabías, Makoto es hembra y tiene el mismo genio que Evangeline.
- ¿Qué tratas de decir?
-Que mi gata se enamoró del mismo chico que mi hermana. Quien diría que hasta tendrían el mismo gusto de chicos.

Liam se agacho a recoger a su gata y la resguardo entre sus brazos.
-Iré a decirle a las chicas que ya están aquí.
-Gracias.

Caminó con el animal entre sus brazos, pero para mi sorpresa, la gata no dejó de observarme hasta que la puerta de la casa le hizo imposible el verme. Esto era un sueño ¿O una gata se había enamorado de mí?

- ¿No te parece que estás muy escondido? -pregunté mirando hacia la casa.
- No lo estoy.
-Entonces sale de ese arbusto, es vergonzoso. Hasta Liam te vio.
-No te vuelvas cruel conmigo Niall. -suplicó Louis saliendo de su escondite. -estoy nervioso.
-No hay porque esta...
-¡¡Niall!!

El grito de mi nombre se volvía cada vez más fuerte porque un mostro de lindo rostro se me acercaba, amenazante. Digo, Evangeline.

Corría con sus brazos extendidos y una sonrisa radiante en sus labios, era la perfecta descripción de una avalancha de amor. Entonces, mientras más cerca estaba, más se detenía; hasta que llegó al frente mío.
Mirándome con sus ojos hacia arriba por mi estatura y con la respiración sutilmente agitada por lo que había corrido.

-Niall -suspiró en mi nombre.
- ¿Ya te cansas con solo correr eso?
Las mejillas de Evangeline se pintaron rojas de un sopetón.
- ¡Sí hago ejercicio! -gritó arrugando su nariz como una pequeña niña.

Mis sentidos homosapiens la hubiesen levantado en mis hombros y se la hubiesen llevado a un lugar del que no se pudiese escapar, pero estaba yo cuerdo, así que solo me giré para reprimir esos impulsos.

-Como digas. -dije sin más mientras comenzaba a caminar.

Louis y Elena se saludaron de manera tímida, pero comenzamos a ir a la feria en buen tiempo. Caminamos un buen rato hasta llegar a la parada de un autobús que nos dejaba a los pies de la feria y esperamos, siendo los únicos en ese lugar.

-hace frío hoy ¿no creen? -preguntó Louis, terminando con el silencio que había entre los cuatro.
-Aunque sea molesto, prefiero los días así. -comentó Elena cruzándose de brazos.

Evangeline quien estaba algo alejada de nosotros, miró de reojo la calle. Nada venía de la derecha ni de la izquierda, así que lentamente bajo de la acera y se paró en medio de la calle.
- ¡Niall está nevando! -exclamo extendiendo sus brazos.

Miró el cielo y se detuvo en pie, con la lengua afuera.
-Sube ya Evangeline, puede venir el autobús.
-Estoy muy feliz, así que no me importa morir Niall.

Su cabello resplandecía con los copos que se posaban en sus hilos castaños. Se volvía más bella con las sorpresas de la naturaleza.
- ¿Qué dices? No seas loca Evangeline.
-Con solo saber que voy a pasar una tarde contigo, me siento la mujer más afortunada del mundo, así que por favor, déjame ser feliz bajo la nieve.

No pude responder.
No pude evitar mirarla.
No pude resistir bajar hacia ella.

-No quiero que mueras, idiota. -susurré tomándola de la mano, pero quedándome ahí con ella.
-No lo haré, zopenco. Viviré hasta que tú mueras, antes no me iré de este mundo.

Y por favor, no lo hagas mi querida Evangeline.
-No digas esas cosas, hay gente cerca.
-No me importa. -rio ella. - ¡Te ves guapo, hermoso. Me encantan tus ojos y el que seas tan tosco pero tierno por dentro! ¡Me encantas niño marginado!

Me quedo en silencio mientras la veo. ¿Qué tenía la nieve con ella que la hacía ver más bella de lo que era?


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- ¡Llegamos! -gritó emocionada Evangeline. -Nos vemos en tres horas aquí chicos, ahora tú y yo nos iremos por acá.

Como un rayo, las manos pequeñas de ella me sujetaron y me arrastraron hasta el puesto de dulces. También hasta el juego de las tacitas giratorias. Luego a un espectáculo de títeres. Y ahí me detuve, de nuevo, como si yo pudiera manejar mi tiempo.

La observe porque hace tiempo no lo hacía.
Ella era bella, con lindos labios y ojos. Ella se reía de una forma linda, arrugando la comisura de sus ojos y mirándome para que yo también participara en el chiste al cual aún no le encontraba la lógica. Ella me sujetaba fuerte, tal vez sin estar consciente de que eso me parecía majestuoso. Ella me miraba también, con un amor que parecía más intenso que el mío. Y por dios, se lo agradecería eternamente.

-Gracias por mirarme tanto rubio. -se burló mientras caminaba al puesto de botar las latas.

No pude evitar sentir vergüenza, porque ella sabía cómo la observaba.
- ¿Y ahora qué quieres hacer? -pregunte con un tono cansado.
- Jugar a esto. -dijo pagando.

Tomó una pelota de béisbol y me miró con aires de confianza.
-Sí le doy a todas me tienes que besar ¿de acuerdo?
- ¿Eh?
- ¡Muy bien, aquí voy!

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-Por favor no lo hagas.
- ¡Llevo tres intentos, seguro la cuarta es la vencida! -gritó sin despejar la mirada de las latas, que por más que intentase, ninguno se había movido de su lugar.

Retrocedí tres pasos, dándole pasó a la humillación para que se la comiese.

-Mira esa chica de ahí, está muy buena, y mira está sola. -escuché que comentaban unos chicos que se acercaban al puesto de las latas.

Me contuve en mi lugar.
Vi cómo se acercaron a Evangeline y se posaron a cada lado de ella, como si la estuviesen rodeando.
-Hola linda. -intentó hablar uno de ellos, recargándose en su hombro.

Evangeline se sobresaltó y miro al chico que estaba a su lado, confundida. De pronto, el que estaba a su otro costado también se le acercó. Hablaron en voz baja y cuando ya estaba decidido a decirles que era mi novia, Evangeline comenzó a hacer gestos con sus manos.

- ¿Eh? -se sorprendió uno de ellos. - ¿No nos escuchas?
Evangeline respondió en lenguaje de señas.
-Es sorda muda, que desperdicio de tiempo. Vámonos. -sugirió el más pequeño de los dos y se fueron.

Evangeline me buscó con la mirada y al encontrarme tiró el balón sin saber a qué dirección iba y corrió hacia mis brazos.
-Idiota, Idiota, idiota. -lloriqueó en mi pecho mientras me abrazaba. -hubieses dicho que eras mi novio ¡estaba asustada idiota!

Y el balón había botado la última lata, haciéndola ganadora sin que se enterara de nada.
-Vayamos a la rueda de la fortuna. -sugirió herida mientras se dirigía al juego mecánico.
Caminé tras ella.

¿Su novio? ¿Podía llegar a ser algo tan importante para Evangeline?
Debía serlo, porque yo también quería hacerla llamar mi novia, mi compañera y mi... mi amante.
Ella me había demostrado que el mundo aún tiene verdadero amor, que aún existe el cariño y que... por muy difícil que hubiese sido en el principio, se debía luchar por lo que uno quisiese. Y ella había luchado por mí, después de tantas cosas, ella me había ganado.

- ¿Subes o no? -preguntó.

Si supieses que es lo que pasa por mi cabeza, no estarías tan herida.
Subí.

Se sentó frente a mí, mientras miraba por la extensa ventana. La cabina subía y subía y ninguno de los dos habló.
Llegué a un punto en el que me desesperé, porque su silencio no me agradaba. (Aunque hubiese momentos en el que me hubiese encantado cerrarle la boca).

-Solo..., demonios, ¡tan solo te hubieses puesto algo celoso! -exclamo tapando su rostro en sus manos. -tan solo por un momento hubieses dicho que eras mi novio ¡Y por un momento me lo hubiese creído maldita sea!

En ese instante, mientras ella se envolvía en los colores de las luces del festival que había abajo, agarré sus manos y la atraje hasta a mí. Cerré mis ojos y la besé. Estaba celoso, pero eres tan genial que hasta puedes con los idiotas por tú misma, mi Evangeline. Si eso pudieran decir los besos, eso estaría diciendo el mío.

Aferré más mis labios a los de ella y me quedé ahí, estático por su perfume. Con los ojos apretados por los nervios y mis manos dudando si acercarla hacia mí o solo permanecer así.
Nos quedamos así unos segundos eternos, y lentamente, con dedicación, nos alejamos. La miré de nuevo, pero esta vez, como si fuera mi novia y solo mía.

Sus mejillas y nariz parecían hechas de tomate de tan rojas y su labio tiritaba, tal vez los nervios o el frío que sentía.
-Botaste todas las latas Evangeline. -reí.
-Eres un tramposo. -Exclamó escondiendo su rojo rostro entre sus manos. - Pero sabías a manzana acaramelada.

Gritos internos resonaban en mí cabeza por la vergüenza. Por fuera, solo sonreía.
-Lo siento si no te ayudé, pero cuando fingiste ser sorda muda, me pareció que hiciste algo tan genial que no te pude interrumpir.
-Solo... ya no hablemos de eso. -volvió a reír.

Me levanté impulsivamente de mi asiento al escuchar su risa y la abracé.
-Cuidado Niall -rio apenada- esto se puede cae...
- ¡Se mi novia, por favor! -grité, interrumpiéndola.

Silencio.
Mi cara de preocupación la escondía tras este abrazo, pero ¿por qué ahora no contestaba?
-Cuida bien de mí, por favor. -fue lo único que dijo antes de esconder más su rostro en mi pecho.

Antes de sentir como mi sweater se humedecía poco a poco.

No pude evitar mirar hacia abajo, y ver lo pequeñas que se veían las luces desde ese lugar.
Mi pecho se quedaba sin aire y mis oídos sentían un vibrante zumbido que era claramente señales de que ese momento, era un momento de alegría.

La imagen perfecta ¿no?

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La imagen perfecta ¿no?

sé que esperaron DEMACIADO. pero un momento así de importante tiene que ser con lujo de detalle.

Comenten que les pareció y si para el proximo capítulo les gustaria un especial sobre los secretos de los personajes. askdjhal

Nos leemos y gracias por la paciencia.

"En tres pasos" (N.H)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora