C A P I T U L O 3 1

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Era la última vez que los alumnos escuchaban la campana, en una representación de que ya debían salir, pero no solo a sus casas, si no, a la verdadera sociedad, donde las cosas ya no eran cosa de niños. Los chicos, sentados frente al escenario en donde habían pasado uno por uno a recibir su diploma, lloraban por sus memorias y la melancolía de dejar un lugar donde habían pasado sus mejores años de su corta vida. Entre ellos estaba nuestra querida Evangeline, que sostenía bien fuerte un pañuelo para evitar que su mucosidad llegara hasta sus labios, mientras más de sus compañeros observaba, más lloraba. Mientras más seguía hablando el director, más lloraba, y fue peor, cuando llamaron al alumno destacado para decir unas palabras, y no fue nadie más que su querido Niall, aún vestido con esos sweaters de abuela que tal vez él mismo se tejía.

—Mi corazón no aguantará más Elena, ¡no puedo dejar de llorar!
—Tan magdalena que eres. —Se quejó la peliazul colocando sus ojos en blanco.
—Es mi niño allá adelante Elena.
—Estúpida, no es tu hijo. Su mamá está allá en los asientos de atrás.
— ¡Eres hielo Elena, como el trasero de santa! —Exclamó llorando aún más fuerte al ver que Niall llegaba hasta el micrófono.

Por otro lado estaba Niall.
Pobre, pobre, pobre Niall, sus piernas parecían no tener huesos que las sujetaran. Eran gelatina, una gelatina que le faltaba refrigerar.
Estaba tan nervioso que trataba de solo mirar el papel con su discurso, pero era imposible, el viento que le golpeaba en la cara parecía hacer que este estuviera aún más mareado. Su pánico escénico volvía a estar presente justo en el momento donde más debía destacar, pero había tanta gente que lo odiaba, que podía sentir la presencia de esas malas vibras que llegaban para no dejarlo avanzar.

— ¡¿Alguien tiene pañuelos!? —Se escuchó de seco en la mitad del público.

Niall conocía muy bien esa voz.
Esa voz que odiaba en ese mismo momento. ¿Acaso su novia no podía ser un poco más prudente? ¿Es que siempre le iba a perseguir la desgracia?

Todos en el público rieron por el comentario de Evangeline. Pero fue gracias a ese pequeño comentario, que Niall tomó algo de confianza, por el enojo y por distraerse, por no pensar más en lo que los demás dirían de él, sino, por estar pensando en que decirle más tarde a Evangeline.

—Compañeros presentes, profesores, auxiliares...

El discurso de Niall consiguió que profesores y alumnos lloraran, había tocado una parte en la que todos se habían sentido identificados. La discriminación y las discusiones absurdas en las que todo el mundo había participado.

—Y los perdono, porque sé lo difícil que es tratar de encajar en una sociedad que no está hecha para ti. Pero hoy saldremos a dar la cara, en el mundo para que nos escuchen. Muchas gracias. —terminó Niall.

El público aplaudió estrepitosamente y Evangeline..., pues ella siguió gritando por un pañuelo aún más fuerte. Su llanto era de felicidad.

Y fue ahí, donde Niall, aun parado en el escenario, sonriendo por la respuesta de los alumnos, que se dio cuenta de lo que había hecho Evangeline. No siempre era de la forma en la que él quería, pero ella siempre lo sacaba del abismo.


Elena, Louis y Evangeline se pusieron de pie para aplaudirle, mientras juntos lloraban por su amigo, por sus recuerdos, y por ponerse en el lugar del chico que nunca fue aceptado, pero que hoy los perdonaba.

Pasadas las palabras de Niall, el director llamó a todos a ponerse de pie.
—Oficialmente, en este momento pasan a ser la nueva generación de Graduados, felicidades.

Todo el mundo, eufórico, lanzó su gorra al cielo. La de Evangeline cayó encima de Niall, pero rieron. Todos rieron.

"Euegene" Pensó Niall antes de abrazarla y recordar a Hey Arnold.











Después de celebrar cada uno con sus padres, al día siguiente los amigos se encontraron en el Puledor. Liam colgaba un nuevo cuadro más brillante y colorido que antes, mientras tanto Evangeline preparaba, escondida, unos regalos para cada uno de sus amigos. Los primeros en llegar fueron Elena y Louis que traían cosas para beber.

— ¡Hola monos! —saludó Elena dejando su cooperación en una mesa.

El restaurante ya cerrado, emitía una luz hogareña. Algo tenue.
—Elena, Louis —llamó Evangeline escondiendo aún más sus regalos. — Vean el cuadro de Liam, está excelente ¿no?

Evangeline miró a sus amigos con ojos emocionados. Los tres la miraron con melancolía. ¿Cómo podía siempre estar emocionada ante la vida?
—Bien linda quedaría en mi habitación —bromeó Elena.
—No combinaría con tus posters de monos chinos —dijo Louis mirándola. Burlón.
—JA, JA, JA. Son otras obras de arte, más respeto.
—Respeto, pero por mi cuadro ¿Crees que podrías si quiera pensar en tener esto? Por días chica, sueña —bromeó también Liam con gestos afeminados.
—A mí nunca me ha hecho uno —Encaró Evangeline a su hermano. —Es más, este es lo más cercano a hacerme uno, según los datos curiosos de Liam, se inspiró en nosotros, ¿no es así hermanito?
—No me inspiro mirando a la caca.
— ¡Caca tu abuelaa! —gritó Evangeline.
— También es tu abuela, tonta. —Dijo serio Liam.
—Hay, si sé —exclamó rendida Evangeline.


En ese mismo momento, la campanita de la entrada anunció la llegada de Niall. A Evangeline se le iluminaron los ojos.

—Llegó mi princesa —Bromeó Evangeline.



Todos ya sentados.
Evangeline se excusó para ir al baño, pero en realidad fue hasta el mesón y abajo, escondidos, sacó unos regalos.

— ¿Qué traes ahí? —preguntó Louis, curioso.
—Cierren todos los ojos, o no se los mostrare —Exigió Evangeline antes de llegar a la mesa.

Miro a Niall, y esta le guiñó un ojo.
Así los cuatro sentados cerraron sus ojos.

—Si sienten algo en sus manos, no abran los ojos. Yo les diré cuando lo hagan.




Tomándose su tiempo, de uno en uno la chica fue dejando en sus manos una cajita musical. Eran pequeñas y de madera, pero lo que más le emociona a la muchacha eran sus reacciones.

Se sentó y los observó.
Los amaba a todos.

—Pueden abrir sus ojos.

Los cuatro amigos vieron sus cajitas musicales, algo extrañados.
—Es alguna melodía de terror —se burló Niall.
—Solo, escúchenlas.

Niall hizo girar la palanca y lentamente se fue escuchando.

—Es We've got the power De Gorillaz ¿La han escuchado? —Preguntó Evangeline.
Los cuatro negaron.

—Es una canción que me pareció indicada para nosotros. Habla sobre como tenemos el poder de amarnos nos unos con los otros, no importe lo que pase, no importa como seamos, yo creo que, si podemos amarnos, todo estará bien.


Niall lloró.
Liam lloró.
Elena sonrió con pena.
Louis la abrazó.






-------------------La seguiré

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La seguiré.

Lo prometo.

"En tres pasos" (N.H)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora