Quizá sea una exagerada sentimentalmente hablando si digo que no pegué ojo en toda la noche después de leer ese mensaje. Lo que hice fue dejarlo en leído y apagar el móvil. Quizá también esa sea una reacción exagerada. El caso es que no entiendo nada, y que para variar, me pongo en lo peor. Pero es que me da mucho miedo. Por una vez en la vida he sentado cabeza, o eso dice mi madre, cosa que corroboro. Piso propio, en Madrid, y con mi chico. Manteniéndonos a nosotros mismos. Soy una mujer adulta ya.
¿Qué que es lo que me da miedo? Bueno, pues que pase algo que eche al traste todo lo que Marcos y yo llevamos recorrido. Quizá le estoy dando demasiada importancia, o quizá sea una cobarde sin remedio. O ambas. Pero no quiero perder al chico que tengo ahora mismo rodeándome la cintura mientras duerme plácidamente. El caso es que siempre, cuando he tenido algún cambio importante en mi vida, ha pasado algo que lo ha estropeado, por lo que sea. La historia de mi vida. Y no quiero que me pase ahora lo mismo. Lo que me preocupa sobremanera es que ese mensaje de whatsapp lleva consigo una señal de peligro. Alerta. Danger. Achtung.
Tal vez debería contárselo a Marcos y que me aconseje. Que me ayude a decidir que hacer. Pero tampoco quiero preocuparlo cuando ni yo misma se que me quiere decir Fede con ese mensaje. Tal vez ese "sobre tu y yo" sea de acuerdo con nuestra relación laboral. Un cambio de planes, algo que no he traducido bien, yo que se, algo. Pero no las tengo todas conmigo en que sea eso, por la manera tan tonta en la que empezó la conversación, como si tuviésemos 15 años. Muy patético por su parte. Y esa es otra de las razones por la que no quiero decirle nada a Marcos. Desde el primer día no le cayó bastante bien, en parte por mi culpa, y que apareciera con él en mi antiguo piso el día que me pidió que nos mudaramos juntos no ayudó a que le cayera mejor. Si le decía algo iba a empezar la tercera guerra mundial con total seguridad. Y yo iba a perderla seguro, porque yo estaba más o menos en medio de los dos. ¿Por qué todo tiene que ser tan malditamente difícil?
-Deja de moverte- Susurró Marcos apretándome más fuerte.
-No puedo dormir.-Le contesté en un susurro.
-¿Qué te pasa?- Dijo incorporándose para verme la cara.
-No se, supongo que será la cama, que no estoy acostumbrada.- Mentí por segunda vez en menos de 24 horas.
-¿Seguro? Pareces preocupada. Cuando te preocupas se te arruga la comisura de la boca.- Dijo poniendo su dedo intentando desfruncirlas.
-Sí, seguro.- Volví a mentir.- Tu duérmete. Yo voy a levantarme a tomarme un vaso de leche o algo.
- Ven aquí.- Dijo dándome la vuelta de manera que mi cabeza quedara apoyada sobre su pecho. Comenzó a acariciarme el pelo.- Estoy aquí.- Dijo. Y me dio un beso en la coronilla.
No se que imaginaba, ni si quiera como intuía que algo me pasaba. Supongo que de la misma manera en la que yo notaba cuando algo no iba bien en el. Solo se que en el mismo momento en el que pronunció esas dos palabras, sentí que nada malo podía pasar porque estaba a mi lado.
***
Son las nueve de la mañana. Y voy de camino al trabajo. El autobús está atestado de gente, cosa que, aunque es algo lógico en Madrid, no estoy acostumbrada a ello, ya que solía coger el metro desde la facultad al trabajo. He cambiado todas las clases al horario de tarde porque se me hace más fácil combinar los horarios trabajo/clase y así evito llegar tarde a los dos sitios. Bueno, eso, y que Fede está trabajando en el turno de tarde. ¿Que cuando he decidido este cambio? Casualmente está mañana, nada más que me levanté. Puede que sea una decisión un poco cobarde, pero prefiero evitarme problemas. Obviamente Marcos sabe la versión oficial, es decir, la de combinar horarios de mejor manera, y aunque un poco desconcertado, se lo ha tomado bien. Es más le ha gustado la idea, porque dice que así por la tarde salgo más temprano y podemos ir a estudiar juntos. Realmente su idea original era que llegara antes a casa para ver la tele juntos, pero tuve que decirle que seguía estudiando, y que si quería compartir algo conmigo, deberían ser apuntes.
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Promise me the moon.
FanfictionEstaba en Madrid y con sus dos mejores amigas. Había dejado atrás su pueblo y se enfrentaba a una nueva vida. Bea, con 20 años, una desilusión a sus espaldas, con ganas de comerse el mundo, y apasionada de la literatura Inglesa, y obsesa por llevar...