Nos fuimos pa' Madrid y sin remordimientos.

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Estación de Atocha. 12:30 de la mañana.

-Chicas, bienvenidas a Madrid.- Dijo María, mirando a todos lados, como si no se creyera donde estábamos.

Estábamos en Madrid. Hacia 24 horas justas que había terminado los exámenes del primer cuatrimestre. Todavía podía ver a mi profesor de Literatura Inglesa recogiéndome el examen con cara de “No seas tan feliz, que ahora te queda lo peor”. Y ahora estaba en Madrid gracias a una beca Séneca para pasar todo el segundo cuatrimestre. Dios, yo, una paleta de pueblo, que no había salido de Sevilla solo para el viaje de fin de curso de bachillerato, acababa de llegar a la gran ciudad para pasar 4 meses de mi vida, y con mis mejores amigas. Un sueño concedido por el ministerio de educación.

-Venga, Bea, despierta que estás empaná. El taxi nos está esperando. Dale la dirección del piso al taxista, va- Dijo Soraya. Ella y sus nervios.

Viviamos en un pisito a unos 20 minutos de la facultad y no muy lejos del centro. Le dí la dirección al taxista y nos pusimos en camino. No mucho más tarde llegamos al que sería nuestro hogar durante cuatro meses.

-No me lo creo, no me lo creo. Esto tengo que ponerlo en instagram. A ver, poneos juntitas, que salgamos las tres.- Dijo María, echándonos una foto para colgarla en la red social. – Ala, listo.

Subimos, nos comimos los bocatas que llevábamos preparados y comenzamos a deshacer las maletas.

-Chicas, aviso para navegantes- Dijo Soraya.- A las ocho os quiero bien guapas, que nos vamos de fiesta. Ahora si que empieza la vida de universitaria.- y se fue dando salitos. Era una entusiasta, y a fiestera no le ganaba nadie. María y yo nos miramos moviendo la cabeza, como negando. Era un caso perdido.

A las 7 empezé a arreglarme. Me hice la plancha en el pelo, ya que siempre lo tenía rizado. Y elegí unos vaqueros ajustaditos, una camiseta de tela de camisa con tirantas finas blanca, una americana negra y mis taconazos de infarto negros con plataforma. Pintalabios rosa fucsia, un poquito de rímel, y lista. Dispuesta para matar.

A las  8 y diez estábamos listas (mis amigas eran expertas en llegar tarde a los sitios) elegimos un sitio bonito para cenar, y nos dirigimos a una discoteca que no conocíamos, porque un chico al salir del restaurante nos dio un flayer. Media hora de cola en la discoteca. Esto era la capital, supuse yo.

Cuando conseguimos entrar, nos dirigimos a la barra y pedimos unas copas. –Por nuestra nueva vida universitaria- Dije mientras levantaba la copa para brindar- Y por nuestra nueva vida en Madrid- Dijo Maria.- Y por supuestísimo, por que liguemos esta noche- Dijo Soraya. CHINCHIN gritamos las tres.

Justo cuando estaba apunto de acercarme el vaso a la boca para beber, me dieron un empujón por detrás, y acabé tirándome toda la copa por encima. Me volví hecha un basilisco, empezaba bien la noche.

-Pero ¿qué coño haces, “illo”?- Le grité al chico que tenía justo de espaldas.- Me has echado la puta copa encima, imbécil

-Oye, oye … tranquila “illa”- dijo imitando mi acento andaluz.- Esos son muchos tacos juntos ¿eh?

- Tranquila los cojones. Me has puesto chorreando. A ver si tienes un poquito de cuidado, chaval. – En ese momento lo mire a los ojos. Que ojos más bonitos. Bah, estaba muy cabreada

-Oye, que te invito a otra copa si quieres, siempre y cuando bailes conmigo.- Me dijo él, con una sonrísa, y no de amabilidad precisamente, sino de algo más.

-Para bailes estoy yo ahora. Ala, a pastar chavalín.- le dije mientras me encaminaba al baño a intentar arreglar el desastre de la copa. Era mono el chico. Muy mono. Bah Bea- pensé- es solo una cara bonita. Y demasiado chulo.

Me metí en el baño, me recompuse el pelo, intente secarme un poco con el secador de manos la blusa, y parece que funcionó. Me puse un poco de pintalabios y me dispuse a salir del baño, pero cuando intente abrir la puerta, esta chocó con algo y me di en la cabeza. –Me cago en mi puta suerte-Grité

- Esa boca, niñata- Escuché decir al otro lado de la puerta. La puerta se abrió y ahí estaba él. Otra vez.

-¿Qué coño haces aquí? ¿me persigues o algo? – Le dije

- Solo te traía la copa que te dije. Era nuestro trato, ¿no?- Y me sonrío. Joder que sonrisa. Bea, para.

-Yo no he hecho ningún trato. Puedes bebértela si quieres- le espeté

- No bebo. Así que toda tuya.-y su sonrisa se hizo todavía más grande.

-Ve a regalársela a la primera tonta que te diga que quiere bailar contigo, imbécil.-Le dije

-Venga, anda. No las hay más guapas que tu ahí fuera. Venga hazme feliz.- Y puso carita de niño bueno

- Jajajaja- Me reí irónicamente- A otra con esas.- y salí con aires de grandeza, dándole un manotazo al bolso y tirándolo todo al suelo. El chico sin nombre se agachó conmigo y me ayudó a recoger las cosas.-Gracias- Le dije muy seca, y me fui.

Volví a donde estaban mis amigas y me las encontré charlando con unos chicos que acababan de conocer. Me acerqué a ellas, me pedí otra copa y comencé a bailar, a mi aire. Sonaba “Love Me Again” de John Newman. Esa canción me ponía de buen humor, cosa que necesitaba después del “accidente de la copa”, así que me puse a bailar, moviendo las caderas al ritmo de la música. En ese momento sentí unas manos en mis caderas, Soraya seguramente, le encantaba bailar sexy conmigo, y yo le seguí la corriente. En ese momento mire hacia un lado y ví a Soraya y a María mirándome boquiabiertas. Un momento –pensé- si Soraya y María están ahí, ¿con quién coño estoy bailando?- En ese momento me giré, y volví a ver al chico sin nombre.

-¿Pero que coño haces?-Le grité, y le solté una bofetada.- Chicas, vámonos.- Las cogí por las muñecas sin darles tiempo de que se despidieran de sus amigos, y me las lleve a la puerta.

Al salir me encendí un cigarro, y me puse a fumar como una posesa.

-Tía, estaba buenísimo, ¿Por qué le has pegado? Solo estaba bailando- Me dijo María, sin creérselo todavía.

- Lleva toda la noche detrás de mí. Demasiado chulo. Nadie baila conmigo después de haberle dicho tres millones de veces que no.- Lo solté todo, y volví a darle una calada al cigarro.

-Exageras. Desde lo de tu ex eres una estrecha- Dijo Soraya

- No me hables de mi ex. Y no soy estrecha, solo que no soy fácil.- Le contesté.

- Pues nos has cortado el royo, señoritinga. Nosotras estábamos haciendo amigos.- Me dijo María.

-Ah, ahora a ligar se le llama “hacer amigos”. Venga vámonos.- Le dije riéndome.

De camino a casa, cogí el bolso para sacar el móvil, tendría muchísimos Whatsapp de mis amigos de Sevilla, y seguro que mi madre me había llamado. Lo encontré y lo saqué. Me quedé blanca. El móvil que tenía entre las manos no era el mío.

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Aquí tenéis el capítulo 2. Espero que os guste. Si tenéis alguna sugerencia, no dudéis en decirmelo^^. Espero que os guste, pronto comenzará la acción. No os olvidéis de votar. :)

@Ambordiguilla.

Promise me the moon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora