La cosa iba de zombies.

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Allí me quede como veinte minutos, sin saber que hacer. En estado de shock. ¿En serio había hecho lo que acababa de hacer? ¿Y se había ido así por que si? Esto no tenía sentido. ¿Acaso tenía sentido mi vida desde hacía tres días? Las cosas no son así. Esto solo pasa en las películas y en las novelas románticas que a mí me gustanSi estuviéramos en el siglo XIX, esta historia sería una copia de “Orgullo y Prejuicio”. Yo sería Elizabeth Bennet y él el Señor Darcy. Pero no. Estamos en el siglo XXI, y estas cosas no pasan.En la vida real la gente se conoce, poco a poco, empiezan a gustarse con el tiempo, y luego ya si se enamoran empiezan a salir. Marcos y yo, bueno, más bien Marcos, se ha saltado el paso uno y dos. Pero bueno, tampoco estamos saliendo, ¿no? Al menos yo no he dicho que sí en ningún momento. Ni el me lo ha pedido tampoco. Me va a estallar la cabeza.

¿Me gustaba Marcos realmente? Sí, anoche me sentí muy agusto con él, pero ¿Era eso suficiente? Todo esto iba muy deprisa, y las cosas que van deprisa nunca salen bien. No lo conozco apenas, joder, es imposible que lo conozca si solo han pasado dos días. También es verdad que me encanta estar a su lado, incluso que me pique y sea así de borde. ¿Pero es realmente lo que necesito? ¿Estoy preparada para esto?

Cuando desperté de mi estado de shock, fui a prepararme un café. Necesitaba cafeína, tenía el presentimiento de que iba a ser un día largo. Le agradecí eternamente a mi casera que tuviera una “Tassimo”. Un café intenso. Cogí la taza que me regalaron mis amigos antes de venirme, una de “Mr.Wonderful”que pone “Todo saldrá bien, porque tú eres la leche”. Ay, si ellos supieran ahora mismo. Cuánto los echo de menos.

-Ummmm... que bien huele a café por aquí.¿ Has hecho para mí también?- Dijo María, con los pelos de una leona y los ojos aún pegados.

-No, pon la Tassimo y se hace en nada, además no te gusta el café,y para tu información, estoy enfadada con vosotras. - Le contesté, sin mirarla.

-¿Por qué?- Me dijo mientras metía la cápsula de chocolate en la máquina.- ¿Qué te hemos hecho ahora?

-¿Te parece poco que me dejasteis sola ayer con Marcos?

-¿Y que tiene eso de malo? Al chico le gustas, y se le veía preocupado. Nos insistió mucho en que te dejáramos con él, en que no te iba a pasar nada. Si fuera de otra manera no te habríamos dejado sola.- Me dijo mientras se sentaba a mi lado en el sofá.- Vi que se quedo aquí anoche.- Mierda ¿como lo sabía? Pareció leerme la mente, porque me contestó- Vi los zapatos al lado de la mesita.

-No pasó nada.- Le contesté

-No estoy diciendo que pasara. Que tampoco hubiera estado mal.- Me dijo riéndose. -Está buenísimo.

-¡MARÍA!- Le reñí.

-¿Qué? Es la verdad.- Y las dos nos reímos.

-Sabes, creo que necesito tu consejo.- Le dije.

Le conté todo lo que había pasado en los últimos días, y lo que más me preocupaba, lo que había pasado esta mañana.

-¿Y dónde está el problema?- Me dijo María.

-¿Cómo que dónde? Todo es un problema- Le dije llevándome las manos a la cara y tirándome hacia atrás en el sofá.- Esto va muy rápido, Cuqui, no puede ser bueno, ni siquiera normal.

-¿Sabes lo que yo veo? Veo a un chico al que le gustas mucho, y que ese chico te gusta a tí también. Dale una oportunidad, es más, date una oportunidad a tí misma.- Me dijo María. Sabía que podía contar con ella.

-Tal vez, pero nos conocemos de hace nada María, no se. Necesito tiempo.

-Yo creo que estás asustada.

Promise me the moon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora