Tacita de Plata

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-¡Fuego!- Escuché girtar

Abrí los ojos y sin pensarmelo dos veces salté de la cama,literalmente, y caí al suelo con las sábanas enredadas en los pies. Levanté la cabeza y vi a Marcos tirado en el suelo riéndose a carcajadas.

-¿Pero tú que tipo de retraso mental tienes, soplapollas?-Le tiré la almohada, que había caido conmigo- ¡He estado al borde del infarto!- Le grité.

-Tu buen despertar es tu mejor virtud.-Dijo Marcos cuando paró de reirse.

-No si encima pretenderías que me despertara cantando cuando un imbécil cúbico me despierta gritando que nos quemamos.- Le dije, intentando escapar del lío que tenía en los pies.

-¿Qué quieres? Llevo media hora intentando despertarte, hubiera creido que estabas muerta si no hubiese sido porque respirabas- Dijo dándome la mano para levantarme del suelo- Era eso o un cubo de agua en la cara.

-Hubiera preferido el agua, gracias. Y un ibuprofeno.

-Resacosa ¿eh?- Dijo riéndose de mí.- Ve haciendo la maleta anda, que yo te preparo café.- Me dio un beso rápido y salió de la habitación.

La maleta. Con esta resaca. Muy divertido. Miré el móvil. Las 4 y media de la madrugada. ¿Este muchacho esta loco? ¡No hemos dormido nada! Saqué la maleta del altillo del armario, no sin esfuerzo, y me puse a meter cosas sin ni siquiera mirarlas. Siempre que me he ido de viaje he hecho una lista para saber que tenía que llevarme, siempre he sido ordenada y metículosa hasta el extremo, pero desde que Marcos llegó a mi vida todo eso cambió. Y así me encontraba ahora, metiendo ropa que ni sabia si iba a utilizar.

Cuando creí que lo tenía todo cerré la maleta y me vestí, poniendome el biquini que Marcos me había regalado el día antes, y un vestido blanco ibicenco largo hasta los pies. Salí tirando de la maleta, o más bien la maleta tirando de mí.

-¿Pero donde vas con eso loca?- Dijo Marcos cuando me vio aparecer en el salón.-Que no nos vamos de por vida.

-Llevo lo justo y necesario. Y si llego a tener más tiempo, te meto hasta a tí dentro. Así que shhh.- Le contesté

Ya me había preparado el desayuno. Me lancé al café cargado que me había hecho. Lo iba a necesitar.

A los quince minutos ya estabamos en el coche los dos.

-¿Estás segura de que en la maleta no llevas un cadáver para lanzarlo al mar?-Dijo Marcos.- ¡Cómo pesaba,madre mía!

-Como sigas así el único cadáver que lance al mar será el tuyo.

-Vaya,qué buen humor. Duérmete anda, que tu tienes que tener "jet lag" o algo de eso.

- Va a ser mejor si. Si te cansas de conducir me despiertas. Que aunque no sepa donde vamos a Despeñaperros se llegar.- Le dije, sacando la mantita de viaje de la guantera y echándome a dormir.

***Me despertó una violenta sacudida, miré hacia todos lados y ví que estabamos aparcados en el arcén de la carretera.

-¿Dónde estamos?- Le pregunté a Marcos.

-No hemos llegado a Andalucía todavía.- Me contestó él.

-¿Y por qué hemos parado aquí?- Dije, restregándome los ojos, aún medio dormida.

-Creo que hemos pinchado. -Dijo saliéndo del coche.

-Yujuuuu, tirados en medio de la nada. ¡El viaje de mi vida!- Grité yo, y saliendo del coche.

Marcos ya estaba mirando la rueda que estaba pinchada. Observándola como si estuviera estudiando su composición atómica. Yo me quedé observándolo a él. Me parecía graciosisima su postura "mano en la barbilla". Parecía enteramente el "Pensador de Rotterdamm" pero con ropa.

Promise me the moon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora