Me gustas tú.

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Me quedé petrificada.

La escena que tenía delante mía era cuanto menos Dantesca. La gente que pasaba por allí se agolpaba haciendo un círculo alrededor de los dos. Sin hacer nada. Exactamente como yo.

Caí en la cuenta de que eso no estaba bien. Marcos iba a matarlo. Y yo no estaba haciendo nada para arreglarlo. Y aunque debo decir que la idea de que lo matara allí mismo solo por defenderme me atraía bastante, no quería pasar el resto de mi vida llevándole tabaco a la cárcel para que hiciera trueques allí dentro.

Me abrí paso entre la gente como pude. Gente sin oficio ni beneficio. Sendientos de sangre. Juro que incluso los oí apostar. Al menos apostaban a favor de Marcos.

Cuando conseguí llegar hasta ellos me horroricé. Fran tirado en el suelo, casi incosciente y Marcos encima de él, dándole golpes por donde podía. Me tiré a la espalda de mi novio, intentando agarrarle las manos, pero él, como acto reflejo, me dio un empujón y caí en el suelo. La gente jaleó como si estuviesemos en un ring de boxeo.

-¡PARA YA, MALDITO IMBÉCIL!- Le grité- ¿No ves que no puede defenderse? ¡Ya has conseguido lo que querías! ¡Déjalo ya!

Pero él me ignoró. No me escuchaba, y yo rompí a llorar. Me levanté como pude y volví a ir hacia él, esta vez decidida y sin pensarlo, me puse a darle patadas a Marcos. La primera fue demasiado suave y casí ni la sintió, pero la segunda le dio en la costilla, y Marcos se dobló por el dolor, haciendo que parara.

-¿Pero que haces?- Me gritó. La gente estalló en carcajadas.

-¿Qué haces tú?- Le grité también -¿Quieres matarlo? ¿Eso es lo que quieres? ¡Estas jodidamente loco! Si es lo que quieres, yo no quiero verlo. Y vosotros- Dije dirigiendome a la gente que nos rodeaba.- Ya teneis la carnaza que buscábais. Ahora haced algo por el bien común y llamad a una ambulacia. -Terminé de decir y me giré para volver a mi habitación.

Tan pronto como entré por las puertas del hotel, salí a correr por el pasillo. Llegué a la habitación y entré sentandome en la cama. Nunca había visto a Marcos así. Y me había dado miedo. Lo asombroso es que no temía por mí. Sino por él. No podía ponerse así. Entendía su reacción, pero no el que no quisiera parar. La puerta se abrió, y Marcos entró, cerrando la puerta tras de sí y quedándose en la entrada. No quería mirarlo a los ojos, me daba miedo ver en ellos algo que no me gustaba. Tardó un buen rato en moverse, hasta que decidió sentarse a mi lado.

-He perdido los papeles. - Dijo Marcos.

-No lo jures. ¿Querías matarlo?- Le dije, mirando hacia abajo todavía.

-Mírame.- Dijo. Yo negué con la cabeza. -Por el amor de Dios, soy el mismo de hace dos horas.- Me cogió de la barbilla y me levantó la cabeza. - No quería matarlo. No se que me ha pasado. Solo podía verlo a él con sus manos encima tuya y... no se.

- Podría haber pasado algo horrible. - Dije volviendo a llorar.

-Pero no ha pasado. Tienes una buena zurda, mujer. -Dijo riéndose y agarrandose el costado, haciendo una mueca de dolor.

-Dios mío. Lo siento muchisimo.- Le dije, sintiendome culpable. -No sabía que hacer para pararte, no me escuchabas y...

-Shhhh.- Dijo poniéndome el dedo en los labios. - Lo se. Yo también te he empujado. Lo siento. Pero es que no se te puede dejar sola sin que tengas a un baboso alrededor. - Dijo riéndose.

-Lo se. Soy irresistible. -Dije poniendo los ojos en blanco. - No seas estúpido. Lo único es que atraigo las catástrofes.

-Por eso me atragiste a mí. -Dijo dándome un beso en la comisura de los labios. -¿Vamos a cenar?

-¿Podemos pedir una pizza y cenamos aquí? Lo último que quiero es salir y encontrarme con él o...

-Eso no es nada romántico...

-Nos encendemos una vela y nos vamos al balcón y ya tenemos todo el románticismo que que necesitamos.-Le dije, sonriendole.

-Me gusta el plan. Me gustas tú.

- Creo que me ha quedado bastante claro.

***

-¿Quieres mi sudadera?-Dijo Marcos cuando empecé a dar tiritones.

Acababamos de cenar en la terraza de nuestra habitación, tirados en toallas en el suelo, y con dos velas que habíamos encontrado en un cajón. Marcos me tenía sentada entre sus piernas y me abrazaba por detras, mientras el estaba apoyado en la pared y yo,a su vez, estaba apoyada en su pecho.

-Estoy agusto aquí, no te vayas.-Le contesté.

-Venga que vuelvo pronto. Lo que nos faltaba para rematar el fin de semana es que me cojas un resfriado.- Dijo levantándose y entrando en la habitación.

Habían pasado varias horas desde la pelea. Pero parecía que habían pasado años. No habíamos vuelto a hablar del tema, nos habíamos dedicado a contarnos tonterías, o lo que es lo mismo, a Marcos meterse conmigo y yo intentar defenderme. Y ahora que estaba sola volvía a preocuparme. Espero que no presente denuncia. De todas formas Fran tenía las de perder. Y yo testificaria en su contra. Decidí guardar toda esa mierda en un cajón y echarle la llave. Ya había tenido suficiente tensión, iba a disfrutar las vacaciones.

-Ven aquí.- Marcos volvió y me puso la sudadera. - Así si. Calentita y guapa. Aunque más lo primero que lo segundo. -Dijo dandome un beso en la frente.

-Me lo tomaré como un cumplido. No sabes hacerlo mejor. -Dije.

Mi bolsillo comenzó a vibrar. Busqué pero no era mi móvil. Metí la mano en el bolsillo de la sudadera y saqué el móvil de Marcos. Se lo tendí.

-¿Quién es? - Me preguntó cuando lo cogió.

- No se. No tienes el número guardado.- Dije encogiendome de hombros.

-Ahora vuelvo. -Descolgó el teléfono y entró en la habitación.

Me apoyé en la pared a mirar el paisaje. Realmente esta ciudad era preciosa. Intenté escuchar algo, pero no se oía nada. Probablemente Marcos estaba en el baño. Qué raro. Normalmente habla por teléfono delante mía. ¿Será una amiga? ¿La puta de Noelia? No creo. Directamente le habría colgado. Al ver que tardaba, fui a por mi libro y me senté a leer. Aunque no pude concentrarme mucho pensando en quién sería el que lo había llamado.

***

-Fea, despierta.- Abrí los ojos. Me deslumbró la luz y tuve que pestañear. Me sentía confundida y no sabía donde estaba. - Te has quedado dormida leyendo y en la terraza.- Dijo, leyendome la mente.

-Ahh. -Contesté, cogiendo una de las manos que Marcos me tendía para levantarme. -¿Llevo mucho rato?

-Una hora más o menos.

-¿Tanto?- Pregunté. Justo entonces me acordé de que a él lo habían llamado por teléfono.- ¿Con quién has hablado?

- Eso es lo mejor- Dijo con una sonrisa que deslumbraba. - Lo siento mucho cariño, pero volvemos a Madrid. Te prometo que te lo recompensaré. Se que estas vacaciones han sido un truño, pero volvemos por una buena causa. Te lo cuento por el camino. Haz las maletas.

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Heloooou.

Aquí teneis cap nuevo. Siento dejaros con la intriga... pero me encanta. Por lo tanto no lo siento tanto. jajajaja

Creo que el cap es corto. Para el próximo me esmero más. I promise.

Y muchas gracias a las nuevas lectoras. Y a mis nuevas Ambordiguers. Sois lo mejor y me encanta que os guste la historia. Y a las que ya estabais... Gracias por la constancia y por esperar con ganas los nuevos capitulos.

Susquieromuchooooo

@Ambordiguilla

Promise me the moon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora