-Bea, ¿Estás bien?- Me preguntó Marcos
- Emm, esto… sí. ¿Por qué?
-Llevas más de media hora callada.-
-Ah, ¿Sí? ¿Tanto?. Sólo estaba recordando una cosa.- Y me sonrojé.
- ¿Sabes? A mi también me gusta Paul Newman- Y la sonrisa que se dibujó en su cara no tenía comparación. Te ha calado bien, Bea.
-Creo que lo noté en su momento.- Le contesté sonriendo. –¿Queda mucho para llegar? Si estás cansado puedo conducir yo- Me ofrecí, con todas las ganas del mundo de que me dejara el coche, y poniendo mi mejor cara de niña buena.
-No cuela. Además no sabes a dónde vamos.-Me miró levantando una ceja- Duérmete un ratito. Así no me das la tabarra.
-No te aclaras. Si no hablo es que me pasa algo. Y si hablo te doy la tabarra. Ala, pues me voy a dormir.- Le conteste- Mírate mientras el trastorno de personalidad. –
-Eso eso, vete a tu lugar feliz. Sueña conmigo, pero nada de sueños húmedos.-Y rompió a reírse.
-Eso es lo que tú quisieras. A idiota no te gana nadie- Y me acurruqué a la almohada de viaje que llevaba. Si dijo algo más, no me enteré.
[***]
Justo cuando saqué el teléfono del bolso, comenzó a sonar. Creía que le había dado sin querer al botón del reproductor de música, pero no, estaban llamando. Un número que conocía muy bien. MI número.
-Pero cógelo, niña, que eres tonta- Me soltó María, que aún estaba mosqueada porque no la había dejado “Hacer amigos”.
-¿Dígame?- Respondí a la llamada
- Hola, creo que tienes algo que es mío.- Respondió la persona del otro lado de la línea
-Ídem. No se cómo ha llegado tu teléfono a mi bolso. Es lo más raro que me ha pasado en la vida.
-El destino es caprichoso- Me dijo.
-¿Qué?- Contesté. Nada, mi móvil lo tenía un loco místico. Qué bien, lo que yo siempre había querido.
-Nada, nada. –Creí escuchar una risita.- Sólo quería recuperar mi móvil. ¿Te parece bien si quedamos mañana y nos los devolvemos? Este cacharro infernal no deja de sonar.
- Claro, me parece bien. Necesito ese cacharro infernal como tú lo llamas como sea.
- ¿Te parece en la puerta del metro de Sol? ¿A las diez?- Me preguntó
- Está bien. ¿Pero cómo voy a saber quién eres?
-Nada más que me veas vas a saber que soy yo- ¿Cómo iba a ser eso si en Madrid no conocía a nadie aún?- Si no- continuó diciendo- llama a tu número. Mi móvil no tiene patrón de bloqueo- Dijo con segundas. ¿Cómo había conseguido llamarme si el mío si tenía?
-Perfecto. Una cosa más. Por favor. Si llama mi madre no se lo cojas.- Mierda, mamá me la iba a liar buena. No hablaba con ella desde que me dejó en la estación de Santa Justa en Sevilla para coger el AVE.
- Descuida. Nos vemos mañana.-Y colgó.
Guarde el móvil en el bolso, y cuando levante la cabeza tenía a la Santa Inquisición con nombres y apellidos mirándome como si intentaran leer mis pensamientos.
-¿Qué? Un colgado con mi móvil me ha llamado para devolvérmelo.
-¿Y cómo tiene tu móvil?- Preguntó Soraya
-¿Y cómo tengo yo el suyo? Ni idea.
-¿Y vas a ir sin conocerlo de nada?- Me dijo María, a la que el cabreo le había menguado en preocupación
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Promise me the moon.
FanfictionEstaba en Madrid y con sus dos mejores amigas. Había dejado atrás su pueblo y se enfrentaba a una nueva vida. Bea, con 20 años, una desilusión a sus espaldas, con ganas de comerse el mundo, y apasionada de la literatura Inglesa, y obsesa por llevar...