5.

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Día 4.

Recargada sobre mis rodillas admirando el cielo pensaba en lo tranquilo que se han sentido este par de días, tan relajados, aunque de cierta manera pasaban más rápido que antes, apenas y sentía dos horas transcurrían antes de que el sol se despidiera y la luna llegará. La suave brisa despeinaba un par de mis cabellos, así mismo cerré mis ojos, disfrutando del pequeño momento que vivía. Por la noche mis muñecas ardían, y es que aquellas cicatrices aún estaban ahí, pase uno de mis dedos con cuidado sobre ellas, sintiéndome mal por el daño que causaba hacerme. 
Oí el ruido de la puerta Jimin entro por esta con una charola de comida. 
 ―¡Ya despertaste! ¡Te he traído el desayuno! ――contento cerró la puerta con algo de dificultad, sentándose a mi lado dio un beso en mi nuca.――Buenos días.

―¿Tú ya haz comido?――asintió dando un estornudo.

―¿Quieres ir a nadar? Podemos comprar un par de trajes de baño si lo deseas.

―Me gustaría mucho.

―He notado tu mente con cierta hostilidad, más que antes, antes solo era momentánea pero está vez puedo sentir algo diferente.

―¿Enserio? ――curiosa le observé.

―Enserio...――sonrió――  Ese pan francés huele muy delicioso, ¿Podrías darme un poco?

Arquee una ceja.―― Dijiste que ya habías comido.

―Pero se me ha antojado...

―¡No! ¡Son míos!

―¡Solo un pedacito!――abrió la boca esperando por una probada que terminé dando descontenta.

Movía sus mejillas como ardilla, tomé el vaso de jugo invitando a que él bebiera de este.――No, tiene tus babas.

―El tenedor también tenía mis babas.

―Nop, el vaso sí tiene tus babas, quién sabe podrías contagiarme tus ganas de morir.――bromeo.

―¿Quieres o no?――quejé.

Lo bebió divertido, dejó el vaso en la charola para llevar una de sus manos a la frente mientras entrecerraba sus ojos.――Oh...no.

―¿Qué?

―La vida no vale nada, me quiero morir, trágame tierra, mátame Odín, ojala y Thor me lance un rayo y muera, hulk aplástame, ojala y me atragante con una palomita en el cine y muera instantáneamente.――rodaba en el piso con sus manos cubriendo su rostro.

―¡¿Debes ser así de molesto?!

―Te dije que tus babas me contagiarían de tu pésimismo.

―¡Si no quieres que te de con la charola ya ponte de pie! ¡Vamos!

Tal y como lo prometió me compró fuimos a nadar, en lugar de llevar traes de baño, terminó por comprarme unas playeras holgadas que pudiera usar para divertirme, no tenía la suficiente seguridad para mostrar mi cuerpo ante todas esas personas, él lo comprendió bien y mencionó que usará lo que me hiciera sentir más cómoda.
Hicimos castillos de arena, los de él eran mejores que los míos por lo que vengativamente los derribé sin pensarlo dos veces. 

Me he sentido feliz.

Creo que lo que necesitaba era mantenerme alejada de todos mis pensamientos, cuando estoy con él, no pienso en nada, que no sea en diversión, agradecía mucho que él haya querido estar conmigo, después de lo de mamá, no había convivido con nadie.

Mi Madrastra...ella cuando comenzaba a salir con papá era muy buena conmigo, y a él lo hacía bastante feliz.

Un día papá se vio enredado en un accidente automovilístico, lo que hizo que él perdiera la vida, eso basto para que ella cambiará su comportamiento a uno con más autoridad y pedante.

Ángel I. ◈ 𝕡𝕛𝕞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora