Preguntaste cosas que tan sólo habitaban en mi cabeza, diciendo si me consideraba desagradable. No te puedo mentir, y un sinónimo personal de sinceridad es la palabra sí.
Desagradable de una manera en la que no puedo ni mirarme a mí misma en el reflejo del móvil. Asco (y miedo) del dueño que se oculta en los pliegues del cerebro.
La yo de hoy es peor que hace la de otros tiempos, pero dicen que no hay que anclarse al pasado. Pues bien, tendréis que soportar la desaparición de la inocencia.