Ahora que no encuentro aquella polilla por mi pecho me siento vacía. Bueno, ya me sentía así antes, pero es raro. A lo mejor es que en realidad estoy envasada al vacío. Eso sí es raro.
No veo esa inspiración que hay en los telediarios o en las canciones de letras bonitas. Ahora cuesta que me guste cualquier cosa que escriba. Supongo que será porque me he cansado cómo de todo (cliché), es la única solución que se me ocurre. O posiblemente es porque la inspiración de los titulares se ha cambiado por la verdadera amenaza que ignoraba.
Mierda.
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