25.

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Los días pasaron con prisa y cuando el día de aquella presentación en un sótano con Bob como baterista, Mikey como bajista, Evan en la guitarra y yo en las voces, me enteré de que Gerard se había marchado hace días ya. No había dejado ningún mensaje ni muestras de haberme extrañado. Nuestra última conversación por Whatsapp terminó con el mensaje que yo le envié, porque al parecer él no se preocupó por responder.

Y tan pronto como su presencia volvió a invadir mi mente, se marchó.

Fue genial la facilidad con la que mi vida pudo regresar a su rumbo normal. La música seguía siendo sólo un agregado a mi trabajo en la cafetería y a las horas que les dedicaba a mi novia y mis amigos, y realmente todo lucía genial.

Hasta que, claro, Gerard regresó a mi presente.

Aunque más bien fue su novio, Robert.

Era un día domingo, cuando ya la hora de dormir había llegado hace mucho y todo estaba en silencio. Me había quedado hasta tarde en el intento de subir a Youtube algunos covers que recientemente había hecho, y de curiosidad entré a Facebook. Las publicaciones de Jamia llenaban mi inicio y realmente me parecía bien. Luego de darle like a casi todas volví a la pestaña de Youtube, pero apareció una notificación en Facebook. Supuse que era alguna respuesta de los comentarios que había dejado en el perfil de mi novia, pero no. Era un mensaje.

Y quien lo enviaba se llamaba Bro McCracken.

Fue el apellido lo que lo hizo obvio, y claro, también el contenido del mensaje.

(Haré copy/paste porque soy un perezoso de mierda)

Bro Mcracken:

Hola Frank!

Posiblemente no sabes quién demonios soy yo pero yo sé quién eres tú. Lo único que tenemos en común es a Gerard y por él te hablo. Yo sé que quizás estás algo cansado de todo esto, Gerard me ha hablado de cómo terminaron ustedes dos, pero no sé con quién más hablar de esto. El hermano de Gerard no habla conmigo y su madre dejó de preocuparse por Gerard hace mucho, ya sabes, preferencia sexual y todo eso.

El asunto es que Gerard y yo terminamos ayer por la tarde y hoy me mudé a casa de un amigo. Te escribo desde aquí. No sé qué hacer... yo sé que tú lo conoces, sé que hablaron cuando Gerard fue para allá y realmente te agradezco que le hayas aconsejado que siguiera conmigo... pero creo que de todos modos lo perdí.

No te hablo pidiéndote que me ayudes a recuperarlo porque sé que es imposible. Sólo deseo que te preocupes por él... él está muy vulnerable ahora mismo. Está deprimido y yo no puedo estar con él para ayudarlo, pero tú sí puedes.

Sé que eres su amigo y que antes de eso fuiste su novio.... Así que por favor te pido que estés con él. Yo sé que ustedes se quieren muchísimo y... en serio, te necesito.

Gerard te necesita.

El departamento es el número 503 del edificio Hendrix, calle Washington 11250.

Espero que vayas a verlo.

Él estará muy agradecido y yo también.

Muchísimas gracias.

Adiós.


Leí el mensaje por lo menos seis veces y no supe qué demonios responder. Llevé ambas manos a mi cabeza y tironeé mis cabellos hasta que dejé de sentir dolor. Y en mi interior me pregunté infinitamente por qué seguían molestándome.

No quería ver la cara de Gerard... pero él realmente necesitaba la ayuda de un amigo, ¿qué debía hacer entonces?

¿Éramos amigos siquiera?

Dejé la pregunta dando vueltas en mi cabeza y apagué el computador. Poco importaban mis covers ahora. En lo único que podía pensar era en Gerard y en lo mal que debía estar pasándola mientras yo respondía los mensajes repletos de corazones a mi querida novia.

¿Era acaso el karma lo que estaba dañándolo? ¿Debía entonces dejar que siguiera haciendo su trabajo o debía intervenir?

Y aunque realmente no me gustaba, mi mente ya había decidido.

Viajaría al día siguiente.


Frank.

puntos suspensivos; frerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora