18.

2.3K 319 505
                                    

Mi nombre es Frank Iero, tengo 16 años y escribo este blog para vaciar mi mente de pensamientos infames. O eso se suponía que hacía en un principio… no sé en qué momento se convirtió en mi diario de vida o en esa especie de bitácora de una relación que nunca fue tal.

Sé que he estado una eternidad sin escribir absolutamente nada aquí y es posible que ya casi nadie lea esto, pero realmente… necesito hacer esto. Es una forma de poner punto y aparte en una historia que todos sabíamos terminaría en desgracia.

Dos meses después de aquel día… joder, pero si escribí con detalle aquí como fue que me pidió ser su novio. Estar haciendo esto nuevamente es patético, y no sé por qué demonios sigo escribiendo. Pero… a la mierda.

Gerard, si estás leyendo esto… debes saber que no te odio.

Simplemente… te deseo lo peor por ilusionarme de manera tan maldita.

Gracias… recuerdo haber dicho que sería un honor que fueras tú quien rompiera mi corazón, o creo que lo pensé. El punto es que… jamás creí que iba a doler tanto.

Si se lo preguntan… no, no me fue infiel ni nada de eso.

Es sólo que… las personas como él no deberían involucrarse en ninguna relación amorosa. En lo absoluto. Nunca. Jamás. Las personas como él deberían enterrarse tres metros bajo tierra para no herir el corazón de nadie.

Y sólo para no parecer un despechado… les contaré:

El día siguiente a aquella bonita petición, Gerard no fue a la escuela. Y tampoco fue al día siguiente. Quise creer que se trataba de alguna enfermedad o algo así, pero cuando se ausentó incluso de internet, me preocupé. Así que fui a verlo a su casa. Su madre dijo que Gerard no estaba ahí, que había tenido que viajar a Nueva York porque cierto tío estaba enfermo y Gerard quería verlo antes de… que fuera su hora de partir. Su madre me dio un número de teléfono para comunicarme con él si es que no respondía, por alguna razón, a su teléfono celular. Su mirada era extraña, como si estuviera particularmente triste… por instantes pensé que a quien miraba con tristeza era a mí, pero decidí que era sólo por su pésimo panorama familiar.

¿Qué más podría ser, no?

Llamé.

Pero quien contestó no fue Gerard, sino que fue alguien más. Era una voz un poco más gruesa, aunque no sonaba como la voz de alguien viejo.

“¿Quién habla?” el dueño de la voz preguntó.

“Soy Frank, un amigo de Gerard.”

“¡Gerard, te llama un tal Frank” le escuché gritar, una serie de pasos y algunos cuchicheos después, el hombre cortó la conexión de la llamada. No dijo nada, no explicó nada. Sólo cortó.

Me quedé sentado en medio de mi habitación un largo rato. No tenía ganas de ir a mirar alguna página de internet, ni tenía ganas de escribir o jugar online. Así que me metí a la cama. Ese día llamé un par de veces más, pero nadie contestó.

Pasaron los días, Mikey evitaba hablarme en la escuela y  ya no veía razón para ir a su casa a preguntar por Gerard, Gerard no estaba ahí.

Gerard… mi novio.

Seguíamos siendo novios, ¿verdad?

La primera vez que me pregunté eso fue una semana después de su repentina desaparición. Y ese mismo día decidí comenzar a investigar en internet. Algo debía aparecer… lo que fuese. Pero al entrar en su perfil de Facebook supe que algo raro estaba pasando.  Gerard no aparecía cuando escribía su nombre. Había eliminado su página de Facebook.

puntos suspensivos; frerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora