11.

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¡Holaaa!                                                                                                                

 Es lunes por la mañana, mamá todavía no se levanta así que tengo unos treinta minutos a mi favor. Los voy a usar terminando la historia porque ayer sí era ella y anduvo caminando por el pasillo hasta que el sueño me venció.

El castigo apesta.

Como sea.

Cuando llegamos al sótano en donde se presentaría la banda del hermano de Bob, descubrimos que la banda no se presentaría porque al baterista le robaron los platillos y su papá lo había castigado por eso. Descubrimos también que el sótano estaba en un barrio bastante complicado, Gerard estaba nervioso porque al parecer sólo conocía a Bob, pero Bob no estaba ahí… así que no conocíamos a nadie.

Nos quedamos en ese lugar hasta las once, sentados los tres en un sofá, mirando a las personas, inhalando humo de cigarrillos ajenos y quedando sordos por la música a ese volumen increíble. Hasta que Gerard tuvo la brillante idea de que nos fuéramos.

Yo no me opuse, cualquier lugar era mejor que eso. Pero Mikey si se enojó, a diferencia de nosotros él si había conocido a alguien y para cuando Gerard le dijo que nos iríamos, él decidió quedarse ahí charlando con esa chica de cabello negro y mucho delineador en torno a los ojos.

Gerard estaba nervioso y al parecer no quería dejarlo ahí, pero Mikey tenía uno de esos cigarrillos de marihuana entre los dedos y su risa sonaba fuerte, sus ojos estaban rojos y la chica parecía no querer despegarse de su lado.

Así que se quedó.

Gerard caminó en silencio durante un par de calles y no tenía otra cosa que hacer… así que con la mochila bastante pesada por culpa de las botellas lo seguí hasta que llegamos a una especie de parque, aunque quedaba mucho más cerca de nuestro barrio, así que no era tan peligroso estar ahí.

El lugar tenía luminarias y estaba vacío, el césped estaba un poco húmedo, pero no nos importó. Sólo podía pensar en que estaba ahí, a solas con Gerard y joder… era perfecto.

Con gestos le ofrecí una botella de cerveza y él la aceptó. Con increíble facilidad quitó la tapa con sus llaves, acción que yo tuve que imitar aunque su gracia y éxito. Bebiendo esa cerveza nos mantuvimos en silencio, yo mirándolo, él mirando a cualquier lugar. Y así nos acabamos tres botellas de cerveza cada uno. La calle estaba cada vez más silenciosa y todavía más oscura, pero se sentía bien… después de todo estábamos solos ahí.

“Mikey siempre ha sido más valiente que yo”, dijo Gerard después de una eternidad. Yo sentía la boca dormida y mis movimientos torpes, pero de todos modos me giré intentando prestarle atención, no tuve que esperar mucho porque casi al instante agregó “Lo vi besar a esa chica un par de veces antes de que nos marcháramos… y yo la única vez que te dije que me gustabas fue escudándome detrás de una pantalla.”

“Yo… tampoco soy muy valiente que digamos…”, murmuré intentando hacerle sentir mejor, aunque no sabía cómo iba ayudarle aquella confesión. Pero cuando alcé la mirada para ver sus ojos, lo sorprendí sonriendo.

“Llevo… bastante tiempo observándote. No sabría decir cuánto, pero mucho tiempo… y aunque prácticamente no hemos hablado nunca… sé que eres inteligente, interesante y bastante genial. No eres como los otros chicos… no eres como nadie más que conozco… y tampoco te dejas llevar. Sé que tienes muchas heridas, puedo ver a través de tus ojos, sé… sé cómo se ven los ojos de alguien que está roto por dentro. Pero las heridas pueden sanarse y los corazones curarse…”

Sus palabras parecían estar sacadas de una postal, era realmente increíble pensar que dichas cosas estuviesen siendo pronunciadas en mi nombre. Demasiado increíble, demasiado extraño… demasiado… es que simplemente a  mí no me pasan esas cosas. Pero ahí estaba, pasándome a mí.

“Nunca me había gustado nadie”, solté mirándole a los ojos. No me daba vergüenza que supiera que no había habido nadie más antes que él “Pero entonces tu apareciste en mi radar… lamento haber quedado como un acosador. Pero… de verdad me gustas y de verdad estaba preocupado por ti y de verdad… estoy arriesgándome sólo porque me gustas demasiado y es… es de ensueño.”

“Frank…”, murmuró él en cuanto cerré la boca, su voz sonaba pastosa, como si hubiese estado pensando por mucho tiempo, quizás ni siquiera había escuchado mis palabras, pero no me importaba “¿Puedo besarte?”

He de admitir que la pregunta me tomó por sorpresa. No supe qué responder y quise no responder nada, pero su rostro decía que estaba esperando una respuesta. Supe que mi voz no respondería así que relamí mis labios y me alcé sobre mis rodillas, torpemente avancé hasta él y apoyé las manos sobre sus hombros, luego me acerqué a besarlo.

Sus labios eran suaves, increíblemente suaves. Húmedos y fríos, pero cálidos y gentiles a la vez. Su saliva tenía un sabor… especial. Por culpa de las cervezas es imposible describirla realmente, pero sabía a Gerard.

Él posó sus manos en mis caderas y me apegó a su cuerpo, provocando solo con sus gestos que el beso se profundizara.

Creo que mis movimientos torpes le alertaron en que yo era nuevo en eso de los besos, porque pronto se detuvo. Sus labios lucían rojos al igual que sus mejillas y a través de sus ojos descubrí que yo no estaba mejor. Le sonreí y él sonrió también, entonces volvió a besarme.

A ciencia cierta no sé cuánto tiempo estuvimos besándonos, pero realmente no me importa saberlo. Lo que pasó después es lo que nos lleva a mi castigo… cuando terminamos de besarnos volvimos a beber, aunque ahora estábamos prácticamente abrazados y nuestra charla era cada vez más sinsentido. No sé cómo es que nos terminamos todas las cervezas, el vodka, el tequila, el bourbon y la botella de ron. Pero cuando el sol comenzó a salir… no había nada de alcohol en las botellas.

Tampoco sé qué pasó después… sólo sé que después de uno de mis últimos parpadeo me encontraba en la sala de mi casa, la mamá de Mikey y de Gerard estaba charlando con mi mamá en la puerta de mi casa, no recordaba donde estaban los chicos, pero creo haber visto a Mikey en algún punto antes de llegar a casa. Supongo que luego lo sabré.

Cuando la mamá de los chicos se fue, mi propia mamá regresó a la sala, tenía el rostro rojo y las manos en puños. A gritos me explicó que era cerca del mediodía, que yo tenía permiso de llegar hasta las dos de la mañana como mucho, que todos los vecinos me habían visto dormir en el parque, rodeado de botellas de alcohol junto a Gerard, que habíamos dejado abandonado a Mikey en esa casa en donde, más tarde, habían comenzado a pelear con vidrios y cuchillas, que cuando la mamá de Gerard llegó a recoger a Mikey él estaba llorando y tenía los labios cubiertos de labial de alguna chica, que estaba ebrio y tenía su chaqueta llena de su propio vómito…

Debe haber sido un panorama interesante para la mamá de los chicos.

Según mi mamá fue una vergüenza horrible. Así que por eso ahora me había ganado un castigo de una semana sin salir a ningún lugar, salvo la escuela, una semana sin internet ni celular y tengo que pedirle disculpas a la mamá de los chicos. 

Eso lo dijo ayer durante su sermón… luego de eso me fui a encerrar a mi cuarto y dormí hasta cerca de la media noche y luego volví a dormirme una vez más. Ahora tengo que ir a tomar una ducha para irme a la escuela… voy a ver a Gerard ahí.

Gerard…

Todavía tengo la textura de sus labios tatuada sobre los míos y sólo quiero volver a besarlo. Espero poder escribir algo más esta noche, gracias por seguir leyéndome.

xoFrnk

ESTADO: Lamento las faltas de ortografía, es que tengo muchísimo sueño ahora mismo. Además creo que sigo un poco ebrio… ¿Puede ser posible? Quiero decir, después de todo es mi primera resaca. Espero no vomitar el cereal.

puntos suspensivos; frerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora