27.

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            Hicimos el amor dos veces más durante mi estadía con Gerard y dos días después, obligadamente tuve que volver a mi vida normal. Jam estaba ansiosa por escuchar acerca de mi viaje a casa de aquella tía que nunca había existido y le conté aburridas historias que no sucedieron jamás. Y luego nos besamos, e hicimos el amor en mi cama.

Pero después de eso la culpa comenzó a tejerse en mi interior al mismo tiempo que una infinita red de confianza renovada crecía en mí. Y es que a partir de mi viaje Gerard y yo habíamos comenzado a hablar a diario y cada vez sentía que todo volvía a lo que hace tanto tiempo habíamos tenido. Eran noches enteras hablando a través del celular e incluso en el trabajo seguía con el celular a mano para responderle a él. Había mensajes de Jam o de mis amigos que dejaba de responder por horas sólo para hablar con él.

E incluso eso comenzó a pasarme la cuenta.

Por escoger quedarme hablando con Gerard falté a la siguiente presentación en el sótano de alguien con mis amigos y también le mentí a Jamia para quedarme en casa hablando con él. Me contaba de su día a día y me enviaba fotos, y yo intentaba pintar de rosa mi vida para tener algo interesante que contarle.

Aunque era difícil.

Decidí que extrañaba sentir sus manos sobre mi cuerpo. Decidí que los besos de Jamia ya no significaban mucho. Decidí que los 'te amo' que escuchaba de sus labios no eran tan importantes como los que podría escuchar venir de Gerard. Decidí incluso que la compañía de mis amigos no era necesaria si es que Gerard volvía definitivamente a mi vida. Y en un plazo de dos semanas me encontré nuevamente aislado de todos los que se preocupaban de mí. Pero eso no importaba en lo absoluto, porque al final del día siempre podía hablar con Gerard. Y saber qué había pasado en su día.

— Hola Frankie, estoy en la cama —su voz se vio interrumpida por un bostezo y sonreí porque era fácil imaginármelo ahí en la cama, arropado y cansado. Y realmente me hubiese gustado estar ahí para acariciar sus cabellos.

— Igual yo —respondí—, ¿Qué tal tu día?

— Normal... No hice demasiado, sólo estuve en casa y en la tarde fui un rato al centro comercial porque necesitaba comprar un traje, estoy invitado a una boda el fin de semana que viene.

— ¿Cómo es tu traje? —pregunté con sincero interés.

— Te enviaré una foto mañana, ¿está bien?

— Está bien —sonreí estúpidamente y dejé que un bostezo saliera de mis labios.

— ¿Y cómo fue tu día? —preguntó él.

— Lo mismo de siempre. Fui a trabajar y luego me vine a casa.

— ¿No te juntaste con tu novia? —dijo de pronto.

Y por alguna razón me sentí mal por eso, porque sinceramente no sabía a cuál de los dos le estaba siendo infiel, eso en caso de que Gerard hubiese decidido volver a tener algo conmigo.

— No... no la veo hace días. Su hermano está molesto conmigo y quizás ella también.

— Porque no fuiste a la presentación, ¿no? —Preguntó— Lo sé porque Mikey me lo dijo. Mal ahí, eh.

— Es que ese día estábamos viendo Gone Girl, ¿Recuerdas?

— Sólo la vi por Neil Patrick Harris —dijo Gerard.

— La muerte que tuvo fue bastante fea.

— ¡Lo sé! ¿Cuándo veremos otra película?

— Cuando quieras —suspiré, y pude imaginar su sonrisa.

Me quedé en silencio unos instantes, simplemente escuchando su respiración. Y luego de lo que pareció ser una eternidad, él volvió a hablar.

— Frankie, yo... —comenzó, y aunque todavía no había dicho nada supe que se venía una terrible montaña de mierda sobre nosotros— Creo que debí haberte dicho esto antes, pero no sabía cómo decírtelo.

— ¿Decirme qué? —pregunté con un nudo en la garganta.

— Yo... bueno, poco después de que te fueras a casa Bert vino a buscar sus cosas y hablamos mucho y... nosotros volvimos, Frank. Él no quería estar lejos de mí y yo descubrí que tampoco quiero estar sin él. Somos una pareja, ¿entiendes? Con lo bueno y con lo malo, y yo realmente agradezco todo lo que has hecho por mí, has sido un excelente amigo-

— ¿Amigo? —escupí.

Ahora fue Gerard quien se quedó en silencio, y luego de un largo rato lo sentí reír quedamente contra el teléfono.

— Frankie, no digas que pensaste que teníamos algo más.

— No sabes nada...

— No debiste creer eso, bonito —susurró—. Sólo fue un buen polvo y nada más, lo pasé genial mientras estuvimos juntos y me sirvió muchísimo para despejar mi mente, pero tú estás en mi pasado, Frankie. Es a Bert a quién amo. Lo entiendes, ¿cierto?

Y corté. Simplemente no pude seguir escuchando toda su mierda. Mis ojos estaban nublados por las lágrimas y había un nudo tan grande en mi garganta que difícilmente podía tragar. Me levanté sólo para encender el portátil y me tomé el tiempo de bloquearlo en cada una de las redes sociales que compartíamos. Luego de apagarlo regresé a mi móvil y lo bloqueé en whatsapp también, y luego de apagar mi móvil, sabiendo que ahora no iba a poder contactarme por ningún medio, enterré la cara en la almohada y rompí en llanto como hacía mucho tiempo no hacía.

Aunque lamentablemente la última vez había sido también por su causa.

puntos suspensivos; frerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora