20.

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Ella.

Era obvio que después del terrible destino que nuestra banda tuvo, regresamos a casa. Shaun comenzó a trabajar en el taller de mecánica de su padre y el resto del tiempo pasaba encerrado en su habitación dibujando y escribiendo cómics. Me recordaba a Gerard... y posiblemente por eso dejé de verlo.

John por su parte se enfocó en la universidad, él tenía ya media carrera cursada en una ingeniería cuya especialización nunca me importó y no le costó regresar a eso. Nos veíamos de vez en cuando, pero nunca fuimos muy amigos.

Tim, por otro lado, siguió en la música. Alguien le presentó a una banda que nacía y se unió a ellos. El vocalista de esa banda era amigo de Bob, así que un día Tim, Bob y yo llegamos a casa de él. Su nombre era Evan, y era un año menor que yo.

A Evan le gustaba la cerveza y nos contó que dos días antes de nuestro encuentro había perdido los anteojos así que no veía una mierda. Dijo que cantaba y que realmente estaba feliz de que Tim se hubiese unido a ellos. Dijo que iba a cantar algo así que mis amigos, otros cinco desconocidos y yo fuimos a encerrarnos a la habitación de Evan. Olvidado quedó el alcohol, la música nos embriagaba todavía más. Evan cantó una canción de su banda y luego decidió hacer un cover de The Smiths.

Me acordé de Gerard.

Pedí prestada su guitarra y entonces canté yo. Escogí una canción de Sonic Youth y realmente me sentí bien cantando. Y luego juntos cantamos algo más entretenido, yéndonos de inmediato a las canciones de la larga trayectoria de Green Day.

Todos los chicos estaban coreando las canciones con nosotros cuando la puerta se abrió y todos nos quedamos en silencio. Era una figura femenina de piel pálida, cabello corto y nariz respingada. Por momentos creí que era Gerard.

Pero no.

Jamia era su nombre. Era la hermana mayor de Evan y realmente estaba molesta porque interrumpimos su sueño. Pero yo me disculpé por él y le pregunté por su banda favorita. Dijo que era Hole. Y le canté una de las tantas canciones escritas por Courtney Love. Y ella sonrió.

Seguido a eso escogió una de The Doors y en cuanto terminé, uno de los chicos quiso usar la guitarra. Y yo se la di.

Nadie estaba poniéndome atención cuando salí de la habitación, usando como excusa ir a buscar una cerveza. Le ofrecí una a ella y aunque tenía sueño la aceptó. Juntos nos sentamos en el piso del balcón. Hacía frío, pero no importaba.

Eran cerca de las dos de la madrugada cuando nos sentamos ahí y nos quedamos hablando cuando se nos acabó la cerveza, los cigarrillos e incluso la noche.

Jamia había salido de la secundaria hace dos años y no había querido irse a estudiar lejos porque su padre estaba enfermo de gravedad y tampoco quería estudiar en Jersey. Podía estudiar en una buena universidad, sólo tenía que esperar que su padre se recuperara, o que sucediera lo inevitable. Dijo que trabajaba en una cafetería y que estaba ahorrando dinero para un proyecto a futuro, más no me habló de ese proyecto. Dijo que en el pasado había tenido un novio pero por diversas razones no habían llegado a nada interesante.

Y luego comenzó a hacer preguntas.

Le conté que había terminado la secundaria hacía poco y que no quería ir a la universidad. Le conté que mi futuro estaba en la música y ella dijo que tenía fe en mí. Le conté que mis amigos se habían separado por culpa de una chica y luego, sin saber por qué, le conté de Gerard. Le dije absolutamente todo lo que había pasado con él. Cada detalle de nuestra relación, incluso el triste final. Le dije todo, incluso le dije que muy seguramente él había sido mi primer amor.

Y nos besamos.

Nunca había besado a una chica en el pasado, pero no distaba mucho de besar a Gerard. Nos dimos un largo beso y luego un beso francés. Y luego compartimos una cerveza y un cigarrillo, y abrazados nos quedamos hasta que salió el sol.

Esa noche descubrí que ella era especial y varias noches después descubrí que estaba enamorado de ella. Ella dijo que también estaba enamorada de mí y entre besos y caricias dijo que no le importaba que yo fuera bisexual. Que ella estaba enamorada de mí y no de mi preferencia sexual.

Y eso me hizo sentir seguro.

Y feliz.

Y con esperanza.



Frank.

xx

puntos suspensivos; frerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora