23.

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En cuanto llegué a casa me encerré en mi habitación y estuve ahí hasta que el sol se escondió y mi madre se cansó de insistir en que fuera a cenar con ellas. Sólo cuando todo estuvo en silencio pude abandonar el nido en mi cama y bajar a la cocina a buscar algo de comer.

Mientras me preparaba un sándwich mi vista se paseaba sin piedad por rincones de la cocina o del comedor, recordando de forma terriblemente gráfica los momentos que junto a Gerard había pasado ahí.

Con un pan y un vaso de jugo regresé a mi cuarto y me acosté nuevamente en la cama. Al desbloquear la pantalla de mi teléfono celular descubrí que Jamia me había enviado un mensaje de voz.

"Dice Evan que si quieres venir a casa esta noche. En el ático encontró su vieja Nintendo y al parecer le molesta mucho que a mí no me apasione jugar Super Mario. Sólo me gusta Mario Kart y al parecer no funciona en esa consola... pero como sea, ¿Quieres venir? Será genial, sólo estaremos nosotros tres porque mis padres viajaron a visitar a una tía que fue madre por veinteava vez."

Sonreí ante su tono de voz y apagué la pantalla de mi celular mientras pensaba algo. Era una buena idea salir y distraerme, pero era difícil hacerlo porque de todos modos terminaría pensando en él. Fuese ahí o aquí era él lo único en mi mente.

Y eso era una total mierda.

Aclaré la garganta luego de darle una mordida a mi sándwich y fingiendo voz cansada respondí, igual por mensaje de voz.

"Llegué demasiado tarde a casa. Y a mamá se le ocurrió sacar un montón de cosas del patio a la basura y quedé hecho un asco y cansadísimo... acabo de irme a la cama, Jam. Quizás mañana, Okay? Te amo."

Recibí un emoji como respuesta y me quedé c on eso. Dejé el teléfono en la mesita de noche y en penumbras terminé de comer. Luego de dejar el vaso y el plato en el suelo me acosté como una estrella de mar en mi cama, mirando las estrellas adhesivas que de niño pedí que mamá pegara ahí. Tanto el color como la luz se habían ido, pero con la luz exterior podía seguir vislumbrando la forma, y lucían genial.Un cuarto de hora después, cuando estaba comenzando a quedarme nuevamente dormido, mi teléfono volvió a vibrar. 

Esta vez no me molesté en contestar, pero vibró dos veces más y no pude ignorarlo. Era extraño que alguien me estuviese hablando tan tarde, así que fue más que nada la curiosidad quien me ganó y un número desconocido apareció en mi pantalla,aunque dejó de ser desconocido en cuanto vi la foto en la miniatura. Era, claramente, Gerard Way. Y no necesitaba preguntarme cómo había conseguido mi número. Mikey Way obviamente era el culpable.

Gerard: Hey! 

Frank: Hey.

Gerard: Qué haces??

Frank: No mucho. Estoy intentando dormir.

Gerard: Tus puntos me intimidan

Frank: ¿Mis puntos? Es tonto que te intimiden. Son sólo puntos.

Gerard: Sí... como sea

Gerard: Qué fue lo de esta tarde?

Frank: Eh?

Gerard: Ya sabes de qué hablo.

Frank: No, no tengo ni la menor idea.

Gerard: Seguro?

Frank: Totalmente seguro.

Gerard: No te hagas

Frank: ¿Que no me haga qué?

puntos suspensivos; frerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora