Capítulo 4

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"El amor, como ciego que es, impide a los amantes ver las divertidas tonterías que cometen."

William Shakespeare

¿Es qué a Susana nunca iban a acabársele las anécdotas humillantes sobre ella?.Una amiga jamás debería sacar a relucir las tonterías de la infancia y la adolescencia, menos frente a extraños, debiera haber una ley sobre ello. Pero por lo visto la memoria de su amiga era asombrosa, llena de recuerdos e historias y además pensaba contárselas todas a Aidan.

¡El maldito hombre se reía sin disimulo!. Al principio había sonreído tímidamente, pero ahora reía a carcajadas.

Primero mataría a Susana, las amigas siempre estaban primero en la lista de prioridades, luego se encargaría de él.

-¿No hay ningún jeque árabe en tu árbol genealógico? – preguntó casualmente Susana, cuando hubo agotado las anécdotas sobre Taly. La mujer estaba segura de que su amiga que ya se imaginaba a Aidan con un turbante montando un corcel negro, lo que era aún peor, era que ella acababa de imaginárselo así , no se animaba a levantar la vista así que le dio un buen sorbo a su bebida.

-No..creo que no...- dijo él mientras hacía gesto de pensar en ello.

-¡Vaya lástima! – exclamó Talulha destilando ironía, enojada por la imagen que había cruzado su mente unos minutos atrás.

-Aunque ya sabes cómo son estas cosas...-continuó el hombre mirando a Susana- siempre cabe la posibilidad de que sea adoptado y mi verdadero padre un jeque árabe, lo que me convertiría en un príncipe del desierto..-

-Entonces deberías hacer un viaje al Sahara, sólo para asegurarte –le dijo Taly.

-¡Taly!..qué pasa con tu humor hoy, estás insoportable.- la reprendió Susana.

-¿Entonces no es siempre así?- preguntó él como si Susana fuese su confidente.

-En realidad...es peor – confesó su amiga en voz baja como si ella no estuviese presente y Taly gimió, mejor dicho gruñó.

-¡ES LA HORA! –exclamó Taly , luego de tener la maravillosa idea de mirar el reloj de pared que estaba frente a ella, sobre la ventana principal.

-¿La hora?-preguntó Susana confusa mientras Aidan sonreía burlonamente pues había comprendido su estrategia.

-Sí hora de que tú vuelvas a tu vida hogareña y de que yo lleve al señor a retirar su auto, así puede proseguir con su viaje. "Y salir de mi vida" –dijo la joven, aunque lo último sólo lo pensó, sin animarse a decirlo en voz alta, ya había sido demasiado grosera por un día.

-¡Oh!,¿ya debe irse?..es una pena... –exclamó Susana mirando a Taly.

¡Dios! Era odioso adivinar lo que una amiga pensaba, la frase "échatele encima y no lo dejes escapar " estaba escrita en los ojos de Susana y Taly sólo quería escaparse antes de cometer algún crimen imperdonable.

-Sí , debo irme. Tengo que llegar a una reunión importante, pero ha sido un placer y me gustaría mucho volver a vernos- expresó Aidan a Su haciendo uso de todo su encanto.

"¡En tus sueños!" –pensó Talulah y tuvo la sensación de que tanta agresividad la terminaría enviando a una consulta con el psicólogo o , peor ,a la cárcel.

-¡Esperen!- los interceptó Rita mientras sostenía un pequeño paquete en la mano- Esto es para usted, ya que le gustó tanto y el viaje es largo, le preparé un poco de pastel de pollo para el camino...-dijo extendiendo a Aidan tímidamente el paquete

-Muchas gracias – contestó él con una sonrisa hechizante -¿Cuánto...?

-Nada, por supuesto. Es un placer ver a alguien comer con tanto gusto mi comida – respondió la mujer y Taly le dirigió una mirada reprobadora.

No creo en las novelas de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora