"¿A dónde huir? Tú llenas el mundo. No puedo huir más que en ti. "
Marguerite Youcernar
-¡¿Qué haces aquí?! –exclamó Susana al ver a su amiga sentada en el jardín leyendo.
-Estoy leyendo, en mi casa, ¿qué tiene eso de raro? –preguntó bajando el libro.
-Talulha te estoy preguntando qué haces en casa, en lugar de estar en la ciudad.
-Vine a descansar un poco, me tomé un par de días.
-Te conozco, ¿lo recuerdas?, así que confiesas o busco a tu madre. Estoy segura que ni le avisaste que habías regresado.
-Está bien, está bien...-se rindió ya que deseaba evita a su madre por otro día, la amaba pero no quería oír sobre su nuevo romance, ni atravesar uno de aquellos interrogatorios maternales que hacían ver a la inquisición como un parque de diversiones.
-¿De qué te escapaste Taly? – preguntó y se sentó frente a ella en el otro sillón de hierro forjado que había en el jardín.
-Acepté salir con Aidan Diakos –contestó Taly
-¡¿Qué hiciste qué?!
-Eso mismo me pregunto yo, ¿qué hice?.
-A ver , ¿puedes contarlo en un orden lógico?
-Bueno, hace un par de noches él me arregló la notebook y, cuando yo estaba totalmente en otro mundo, juro que estaba medio dormida y atravesaba un grave caso de estrés tecnológico, me invitó a cenar el viernes...
-¿Hoy?
-Sí, exacto. Y yo dije que sí, pero no fue a propósito...ni siquiera entiendo por qué me invitó.
-¡¡Cielos Taly!!, eso es obvio, te invitó porque le interesas y ¿tú te escapaste?
-Bueno , ese no es el término exacto...
-Tú estás aquí y él en la ciudad, eso es escaparse ¿al menos le dijiste?
-Sí, claro. Lo llamé y le dije que me había surgido un imprevisto y que tenía que tomarme un par de días y que no podría ir a trabajar.
-Huiste del hombre más atractivo e interesante que has visto en tus treinta años de vida, juro que no te entiendo...tú serías capaz de huir del mismísimo Señor Darcy...
-Bueno, Elizabeth debió haberlo hecho...-agregó con imprudencia.
-Te estás portando como una niña. Eso debiera darte una pista Taly.
Talulha agitó la cabeza. No quería pensar en ello, sin embargo cuando había regresado a su casa aquella noche, el corazón no había dejado de latirle con fuerza y a medida que pasaban los días había tenido una horrible sensación de asfixia que la había llevado a tomar el auto y salir escapando tan lejos como fuera posible. Podría haber inventado una excusa o simplemente negarse, sin embargo había actuado como una niña y aunque Susana insistiera, se negaba a buscar una explicación a su forma de actuar.
Era la ciudad, tantos días allí la habían desquiciado, debía ser eso.
-¿Qué piensas hacer? - le preguntó Su y ella se vio obligada a abandonar sus reflexiones.
-¿Con qué cosa?
-Con tu vida Taly.- contestó su amiga con seriedad.
-Pienso descansar un par de días en casa, aprovechar para leer un buen libro y luego regresaré a terminar todo lo de la exposición.
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No creo en las novelas de amor
RomanceTalulha está convencida de que el amor no existe y puede justificar su posición de mil maneras diferentes, lo ha hecho toda la vida. Sus argumentos son muy convincentes, excepto para su romántica amiga Susana y para el hombre que acaba de aparecer e...