Capítulo 12

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"¿A dónde huir? Tú llenas el mundo. No puedo huir más que en ti. "

Marguerite Youcernar

-¡¿Qué haces aquí?! –exclamó Susana al ver a su amiga sentada en el jardín leyendo.

-Estoy leyendo, en mi casa, ¿qué tiene eso de raro? –preguntó bajando el libro.

-Talulha te estoy preguntando qué haces en casa, en lugar de estar en la ciudad.

-Vine a descansar un poco, me tomé un par de días.

-Te conozco, ¿lo recuerdas?, así que confiesas o busco a tu madre. Estoy segura que ni le avisaste que habías regresado.

-Está bien, está bien...-se rindió ya que deseaba evita a su madre por otro día, la amaba pero no quería oír sobre su nuevo romance, ni atravesar uno de aquellos interrogatorios maternales que hacían ver a la inquisición como un parque de diversiones.

-¿De qué te escapaste Taly? – preguntó y se sentó frente a ella en el otro sillón de hierro forjado que había en el jardín.

-Acepté salir con Aidan Diakos –contestó Taly

-¡¿Qué hiciste qué?!

-Eso mismo me pregunto yo, ¿qué hice?.

-A ver , ¿puedes contarlo en un orden lógico?

-Bueno, hace un par de noches él me arregló la notebook y, cuando yo estaba totalmente en otro mundo, juro que estaba medio dormida y atravesaba un grave caso de estrés tecnológico, me invitó a cenar el viernes...

-¿Hoy?

-Sí, exacto. Y yo dije que sí, pero no fue a propósito...ni siquiera entiendo por qué me invitó.

-¡¡Cielos Taly!!, eso es obvio, te invitó porque le interesas y ¿tú te escapaste?

-Bueno , ese no es el término exacto...

-Tú estás aquí y él en la ciudad, eso es escaparse ¿al menos le dijiste?

-Sí, claro. Lo llamé y le dije que me había surgido un imprevisto y que tenía que tomarme un par de días y que no podría ir a trabajar.

-Huiste del hombre más atractivo e interesante que has visto en tus treinta años de vida, juro que no te entiendo...tú serías capaz de huir del mismísimo Señor Darcy...

-Bueno, Elizabeth debió haberlo hecho...-agregó con imprudencia.

-Te estás portando como una niña. Eso debiera darte una pista Taly.

Talulha agitó la cabeza. No quería pensar en ello, sin embargo cuando había regresado a su casa aquella noche, el corazón no había dejado de latirle con fuerza y a medida que pasaban los días había tenido una horrible sensación de asfixia que la había llevado a tomar el auto y salir escapando tan lejos como fuera posible. Podría haber inventado una excusa o simplemente negarse, sin embargo había actuado como una niña y aunque Susana insistiera, se negaba a buscar una explicación a su forma de actuar.

Era la ciudad, tantos días allí la habían desquiciado, debía ser eso.

-¿Qué piensas hacer? - le preguntó Su y ella se vio obligada a abandonar sus reflexiones.

-¿Con qué cosa?

-Con tu vida Taly.- contestó su amiga con seriedad.

-Pienso descansar un par de días en casa, aprovechar para leer un buen libro y luego regresaré a terminar todo lo de la exposición.

No creo en las novelas de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora