Capítulo 23

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"No – dijo el principito. – Busco amigos. ¿Qué significa "domesticar" ? - Es algo demasiado olvidado – dijo el zorro. – Significa "crear lazos..." - ¿Crear lazos ? - Claro – dijo el zorro. – Todavía no eres para mí más que un niño parecido a otros cien mil niños. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro parecido a otros cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo. Yo seré para ti único en el mundo... "

Antoine de Saint- Exupéry

Taly entró en el departamento de Aidan con cautela, como si entrara a la guarida de un animal peligroso, se quedó cerca de la puerta con el cuerpo dispuesto para salir corriendo.

-Entra, ponte cómoda, no ataco a la hora del almuerzo ...-dijo él percibiendo como se sentía. Había elegido a propósito la hora del almuerzo para hacerla sentir más cómoda, pero no había dado mucho resultado. Sabía que si la invitaba a cenar a su casa ella lo malinterpretaría, un almuerzo parecía más seguro, no se prestaba para imaginar una escena de seducción. Pero con Talulha no era tan simple, lo que la asustaba era la intimidad, ser parte de de la vida de otra persona y dejar entrar a alguien en su propio mundo.

-¿Te ayudo en algo? – ofreció ella sin dejar su posición frente a la puerta.

-Sí, relájate, vamos a comer después cada uno irá a su trabajo, totalmente ileso, no vamos a empezar la tercera Guerra Mundial, así que baja la guardia Talulha.

-Yo no...-dijo ella pero no podía ser tan hipócrita de negarlo, así que hizo lo que Aidan pedía, entró, y empezó a explorar el lugar mientras él estaba en la cocina.

El lugar era como él, ordenado, luminoso, tenía pocos muebles de un estilo elegante y simple, el ambiente en general era cálido y confortable. Sí, el lugar se le parecía al dueño.

-La comida está lista...-anunció él y le indicó que fuera al comedor.

-¡Vaya! Eso fue muy rápido, ¿seguro que cocinaste tú?

-Sí, sólo que dejé todo listo antes de buscarte, faltaba darle el último toque y listo. No quería hacerte esperar, me preocupa que te arrepientas. Siéntate y ya lo traigo- indicó con una sonrisa.

Aidan había cocinado muslos de pollo rellenos con verduras y estaba delicioso.

-Muy rico – lo elogió mientras comía con verdadero deleite.

-Me alegra que te guste, tuve que consultar para asegurarme de no arruinarlo...

-¿Consultar?

-Le pregunté a Susana sobre tus gustos en comida...

-¡¿Hiciste qué?! – preguntó alarmada por aquella peligrosa asociación. No quería a Aidan cerca de su mejor amiga, le daba pánico, Susana y sus ideas la aterraban.

-Dado nuestra experiencia anterior en comidas, decidí hacer un solo plato y no quise arriesgarme a que no te gustara. Así que pregunté sobre tus gustos, y también sobre el postre...dijo que chocolate, que eso siempre era buena idea, así que tenemos helado de chocolate.

-Aidan, no tengo la costumbre de indigestarme comiendo como si fuera la última cena, sólo fue esa vez , así que ¿podrías no volver a mencionarlo?...- pidió mientras seguía comiendo.

No creo en las novelas de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora