Capítulo 5

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"A menudo encontramos nuestro destino por los caminos que tomamos para evitarlo."

Jean de la Fontaine

-¿Te sientes mejor?-preguntó Susana a su amiga

-¡Sííí! ¡El mundo es un lugar hermosooooo!- contestó mientras saltaba cambiando de un pie al otro.

Acababan de quitarle el vendaje del pie y el médico le había dado el alta completamente, volver a moverse era la libertad misma y Taly estaba disfrutando escandalosamente de ella.

-No deberías excederte...y dime ,¿es que antes no te parecía que el mundo era un lugar hermoso?

-Tuve mis momentos de duda, querida Susana, tuve mis momentos de dudas...- contestó y luego abrazó a su amiga.

-Bueno, para hacer el festejo completo te invito a tomar algo al Caffe Notte, ¿qué te parece?.

-Acepto Su, luego iré a la tienda y veré si puedo terminar mi presentación para el Seminario.

-¿Sigues atorada?

-Sí, y queda poco tiempo...

-Lo harás bien.- dijo Su y Taly agradeció al cielo la amistad de Susana. Ciertamente a veces deseaba estrangularla, pero era la persona más dulce que conocía. Ella siempre la alentaba y la apoyaba, incluso aguantaba sus arranques de malhumor, Susana era su complemento .Contrarrestaba su característico cinismo y cuando Talulha creía que la desesperación la iba arrastrar, Su la salvaba con su eterno optimismo.

Cuando llegaron al café, Talulha aún estaba contenta...casi sospechaba que el médico le había inyectado alguna extraña droga mientras le quitaba el vendaje.

Se sentaron frente a la ventana.

-¿Qué van a servirse? –preguntó Rita amablemente

- Un té con pastel de chocolate-pidió Su.

-Pastel de pollo, dos porciones y un café – dijo Taly

-¿Pastel de pollo? ¿A esta hora? –preguntó Susana

-Sí...tengo hambre – contestó Talulha y omitió decir que tenía ganas de comer pastel desde el fatídico día que aquél hombre había llegado al pueblo. Aquello empeoró su humor. Mejor dicho, lo que empeoró su humor fue que no podía olvidarse de él. Cada tanto en las últimas semanas había recordado, en los momentos menos oportunos, la intensa forma de mirar o la risa burlona de Aidan.

-¿Taly, en qué piensas? –preguntó Susana y ella tartamudeó al contestarle.

-Nada ..nada.-Adoraba a Susana pero ni loca le diría lo que acababa de recordar. No querías escuchar a su amiga construir castillos en el aire e inventar tramas novelescas sobre Aidan. Bastante había escuchado sus reproches cuando él se había marchado.

Casi la había estacado en la plaza por no preguntarle su número de teléfono o algo que le permitiera localizarlo.

"¿Para qué?" Preguntó ella y Susana la había mirado como si alien la hubiera invadido. Y luego había pasado a explicarle con la paciencia que se le habla a un niño malo: "Localizarlo en caso de necesidad, y créeme Taly, tú tienes un caso severo de necesidad."

Aquello había acabado las conversaciones sobre Aidan y lo último que Talulha quería hacer era reflotar el tema. Por suerte los años le habían enseñado un mínimo de instinto de auto conservación.

Así que se limitó a engullir sus porciones de pastel de pollo con la seguridad de que si uno tenía aunque sea un buen amigo y la posibilidad de comer algo delicioso, el mundo no era un lugar tan malo.

No creo en las novelas de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora