Capítulo 16 ~ Pasta

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Capítulo 16 ~ Pasta.

Decir que estoy frustrada se queda corto. Estoy frustradísima.

Han pasado medio día desde que pasó lo del coche y todavía no ha dado muestras de nada, nos hemos encontrado dos veces en lo que llevamos de día y no ha dicho ni hecho nada.

No es que tampoco espere nada.

Pero no sé, algún tipo de comentario por como lo pasamos ayer o incluso... un sonrojo por lo que no pasó.

Por eso me sorprende, tratándose de James, la persona más vergonzosa que he conocido hasta ahora no ha dado muestras de ningún tipo de emoción.

No puedo leer, tengo hambre, así que dejo el libro y bajo a la cocina para ver si puedo coger algo para comer.

Al llegar a la cocina veo que no está la señora Peterson y tampoco he visto a Henry por ningún lado.

- Hola? – llamo a alguien en una cocina completamente vacía, como es lógico nadie me responde.

No sé si debería o no preocuparme por no encontrarlos, al fin y al cabo deben de tener también días de fiesta o momentos de descanso que yo desconozco; así que resuelta con ese pensamiento me dispongo a asaltar el frigorífico de manera desvergonzada.

- Señora Peterson... - escucho como una voz familiar a mi espalda se corta de golpe.

Saco la cabeza del frigorífico con medio trozo de queso en la boca, llenándome las mejillas y un trozo de pollo y de tortilla en cada mano.

Me mira, sorprendido y seguidamente deja escapar una carcajada sin ningún tipo de control mientras yo trago como puedo el queso y me sonrojo levemente.

En menudo momento.

- Sigue sigue, por mí no te cortes – consigue decirme mientras se seca las lágrimas producidas por la risa. – Si no te importa déjame algo para mí también – me dice con una sonrisa mientras se coloca la mano en el estómago. – Yo también estoy hambriento – acaba susurrando la última palabra mientras me repasa con la vista de arriba abajo.

Ni siquiera me acuerdo de lo que me he puesto. Miro hacia abajo y veo que tampoco está tan mal. Tengo puestos unos pantalones largos de pijama anchos con mariquitas repartidas por todos lados y una camiseta de manga larga blanca de las que abrigan.

Dejo la comida que había cogido y le digo.

- Si quieres podemos hacer algo para comer, nos llenaría más que lo que hay. – pregunto un poco cohibida aun por el repaso que me ha hecho.

- De acuerdo – me dice mientras veo como se acerca a la mesa central y se sienta en una de las sillas.

- Vienes?

- Ya estoy aquí – se muestra tranquilo mientras coloca los codos en la mesa y apoya la cabeza en su mano.

Lo miro, él a su vez me mira interrogante.

- Te refieres a...

- Sip – le corto antes de que pueda arrepentirse. – Ayúdame.

Se levanta titubeando mientras da la vuelta a la mesa y se coloca a mi lado, se coge el borde de la camiseta y me mira.

- No sé cocinar.

- Por suerte yo sí – le sonrío mientras nos dirigimos otra vez hacia el frigorífico.

*

Al final nos hemos decidido por hacer pasta.

Ambos teníamos hambre y era lo más sencillo que le podía enseñar. Mientras ponía a cocer la pasta en agua hirviendo se ofreció a empezar a cortar las verduras para hacer el sofrito.

- Estás seguro de que quieres cortarlas tú? – le digo temiendo por su integridad al verle agarrando el cuchillo más por la sierra que por el mango.

- Sí, yo puedo – me dice, confiado.

Decido que lo haga él pero antes me pongo a su lado, coloco mi mano encima de la suya y le enseño la manera como debería coger el cuchillo. Es lo más cerca que estamos desde el incidente con el coche. Puedo notar su respiración en mi oído, ya que es más alto que yo.

Todo esto pasa en apenas unos segundo pero puedo notar como todas mis hormonas se revolucionan.

Puñeteras hormonas.

Alex, relájate.

- Mientras lo picas voy a ir buscando el tomate – le digo, apartándome de él en un intento por huir de la situación.

Voy hacia el frigorífico, lo abro cuando de repente escucho un ruido de algo que cae.

- Que ha pasado? – pregunto mientras me giro de repente y me quedo mirándolo.

No me dice nada, está mirando fijamente hacia la tabla de cortar con los ojos como platos. Me estoy asustando por momentos.

- Que es lo que ha pasado? – pregunto por segunda vez mas histérica mientras me acerco corriendo hacia él.

Me paro a su lado, le miro a la cara notando que esta blanco como el papel y sigo la dirección de su mirada. Está mirando el mármol donde está la madera, la verdura medio troceada y su mano con un corte profundo en el dedo índice.

- Pe-pero que ha pasado? Si te lo acabo de dejar –termino de hablar cuando de repente noto como se desploma hacia atrás y se desmaya en el suelo.

- James! – grito desesperada agachándome a su lado y cogiendo su cabeza para palparla y notar si se ha hecho algo. Noto un poco de sangre en mis dedos, el golpe ha sido grave. – James, despierta! James! – le zarandeo mientras le grito pero no reacciona.

- James! – pruebo una última vez dándole palmaditas en las mejillas, nada.

Desesperada empiezo a zarandear la cabeza en busca de algo, un teléfono, algo para llamar a una ambulancia o algo.

No llevo el móvil encima, pero él sí, lo noto en el bolsillo del pantalón.

Por favor, por favor, que no haya contraseña.

Rezo para que no la haya porque si no vamos bien. Le coloco la cabeza en mi regazo para que no sufra más daño en la herida y me dispongo a mirar el teléfono. No está bloqueado.

Menos mal!

No puedo evitar quedarme sorprendida y parada un momento al ver la foto de fondo.

Soy yo, en nuestra cita de ayer, en un momento dado en el que yo no me di cuenta me sacó una foto. En la foto me encuentro mirando hacia algún lado mientras me río y aplaudo. Los ojos se me encojen pronunciando mi sonrisa. Alice lo llama Smile Eye.

Me emociono, y rápidamente llamo a urgencias.

Estoy hablando con ellos y contándoles la situación cuando noto como James gira un poco la cara en mi regazo pero aun así sigue inconsciente. Miro hacia abajo mientras cuelgo la llamada y me queda claro que vendrán a buscarnos pronto.

Dejo el teléfono en el suelo y mirando a James, que se ha quedado mirando hacia mí, levanto la mano y en un acto totalmente inesperado le acaricio el pelo por la zona de la frente. No me hubiera imaginado que él tenía esa manera de verme.

Aún me sorprende que me hubiera hecho una foto, en ningún momento del día de ayer le vi sacar el móvil.

- James... - murmuro, mientras sigo acariciándolo.

Gime, como contestándome, pero aún sigue inconsciente.

Estiro el cuerpo mientras cojo y suelto el aire, relajándome, aún noto las hormonas revolucionadas.

Ahora a esperar, se me va a hacer eterno, teniendolo en mi regazo.

¿Y por qué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora