Capítulo 26 ~ El trío playero al desnudo

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Por cierto os dejo la imagen de Alex, ya me diréis que os parece. 

Aquí termina el maratón, espero que os haya gustado! \(^.^)/

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Capítulo 26 ~ El trío playero al desnudo.

- Y bien? – vuelve a repetir Travis mientras se levanta de la mesa y nos encara.

- No se supone que está prohibido fumar en el instituto? – pregunto.

Se encoje de hombros.

- Se supone, también se supone que esta parte del colegio está desocupada y aquí estáis los dos... - nos mira atentamente -cogidos de la mano. Aquí hay gato encerrado – murmura y se nos acerca un paso más.

- Que es lo que quieres McLeon? – pregunta cada vez más molesto James.

- Bueno, bueno, bueno, si el gatito tiene garras – ríe y tira la colilla al suelo para aplastarla con el zapato. – Deberías tener más respeto por los mayores.

Escucho a mi lado a James bufar, le miro de reojo y veo que se ha sonrojado pero de la rabia.

- Ey, no le hagas caso – le digo mientras le acaricio el brazo para reconfortarle.

- Vamos, James – dice Travis. – No te lo tomes así, sabes que es una broma. – nos dice mientras se dirige hacia la puerta, donde estamos nosotros. – Y no os preocupéis, aquí no ha pasado nada, ni yo os he visto ni vosotros a mí.

Pasa por mi lado y justo cuando se está alejando se gira y me grita.

- Hasta luego chica de playa, un placer volver a verte!

James bufa y yo no puedo evitar preguntarme qué es lo que pasa aquí.

Entramos en el aula que tiene un ligero olor a tabaco recordándonos en todo momento lo que pasó antes.

Cierro la puerta y me apoyo en ella mientras veo a James entrar y sentarse encima de un pupitre.

- James – le digo, me mira. – Creo que es hora de que me digas que pasa aquí.

Suspira, mira al suelo y se retuerce las manos, nervioso.

- Supongo que te distes cuenta de que todas las personas que van a este colegio son o porque están becados o porque tienen un nivel económico elevado.

- Y luego estoy yo, el bicho raro – interrumpo haciéndole sonreír.

- Y luego estas tú, mi novia – me corrige suavemente mientras se levanta, viene hacia mí y me acaricia la mejilla suavemente. – Y mi prometida.

Bufó cómicamente.

- Si no hubiera sido por nuestros abuelos y su promesa ni siquiera te habrías fijado en mí.

- Eso son tonterías, me hubiera fijado en ti si te hubiera visto.

- La cosa está en que no frecuentamos los mismos sitios – replico bromeando.

- Qué más da ahora, el destino nos juntó de otra manera.

Estoy a punto de replicar cuando de repente baja la cabeza y me da un beso que me roba el aliento.

- Estamos empatados –ríe al ver mi cara sorprendida.

Salgo del shock y río.

- Va, sigue.

- Bien, por donde iba...

- O becados o ricos – resumo rápidamente.

- Bien – empieza a decir mientras nos dirige a los dos hacia las sillas para sentarnos los dos. – Aunque pueda parecer otra cosa ahora, Travis era mi amigo de la infancia.

¿Y por qué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora